¡Qué caló!
chirigota
FICHA
Localidad: Cádiz
Letra: Antonio Pedro Serrano Álvarez 'el Canijo'
Música: Jesús Bienvenido Saucedo
Dirección: Antonio Rodríguez Rodríguez
En 2017: No valemo un duro
En la final
Una boda gitana que es más corta que la Gran Final del Falla. Los gitanos llegan con fuerza para no caerse de la pelea en la última noche. Y lo hacen con un repertorio de estreno al completo. Sensibilidad calé en ambos pasodobles. En el primero saben darle un enfoque diferente al piropo a Cádiz al cortejarla con una petición de mano a "la gitana de la mar" para que se case con ellos. Una boda en la que las olas salpicarán su traje blanco, el convite será en la playa y la sangre de las caballas sirve para la prueba del pañuelo. Se dirigen con acierto a las niñas gitanas en la segunda letra para advertirles que por quedarse embarazadas de joven no son más gitanas, por lo que quieren verlas en la universidad llenándose de cultura. Un llamamiento para romper con "los clichés que te pone Mediaset de burla y caricatura" y conseguir su "derecho a caminar con plena libertad como los gitanos". Aunque la hora no acompaña, resalta bastante la tanda de cuplés, en los que comen en Aponiente la comida luminosa y echan tras un apretón el Gusiluz de su hijo chico, y la niña de su vecina tiene un idilio decepcionante con un repartidor del McDonald's, por lo que le dice que si por un euro puede cambiarlo a tamaño grande.
En semifinales
El caló cala. Arte gitano en escena para aspirar a todo en la noche de las navajas largas. No amenazan al jurado con sus coplas. La sensibilidad del Canijo se vuelve a demostrar con dos vertientes diferentes en la tanda de pasodobles. Es de bien nacidos ser agradecidos, por lo que el Canijo se acuerda de Tino Tovar, músico de esta chirigota durante muchos años, en una emotiva primera letra de homenaje tras anunciar su retirada. Una copla para que se suba a las mejillas y pintarles dos coloretes. Una decisión de parar que es "casi un egoísmo" por el talento que atesora. Por ello, piden con tino que sea nombrado pregonero. Buena crítica en la segunda pieza a la RAE por la definición de gitano como trapacero. Un ajuste de cuentas del patriarca para sentenciar que esa palabra no define a los gitanos, sino a los académicos. Cuplés notables. Resalta el segundo a un remedio para limpiar la barriga al meter café por el recto, lo que hace que el ojo no lo puedan cerrar por la cafeína. Un poco por debajo el primero al botón del pantalón de Terelu Campos, que es un arma nuclear que como explote puede matar a la madre.
En cuartos
Las coplas. El cambio de estilo le viene muy bien a la chirigota del Canijo. Con su especial sensibilidad, se desenvuelve perfectamente con un tipo complicado, desde una presentación en la que exponen las diferencias entre los payos y los gitanos hasta un popurrí casi redondo y que sigue luciendo. Suben varios peldaños el nivel del primer pase, tanto en los pasodobles como en los cuplés. En lo serio, sobresale una segunda letra de calidad superlativa en la que a los gitanos les hierve la sangre que los payos se olviden de un anciano Teatro Pemán -parece mentira que nadie se haya acordado de él con el tiempo que lleva cerrado y abandonado-. Recuerdan lo que pasó por su escenario con Rocío Jurado y el festival Me Río de Janeiro, le dan un pequeño toquecito a la posible ocurrencia de cambiarle el nombre y rematan con elegancia al decir que el Parque Genovés al verlo muerto lo ha llenado de flores. Sólo se queda un poco por debajo la historia del primer pasodoble, en la que una madre le reprocha a su hijo que cuando va a visitarla parece que está hablando sola por estar más pendiente al móvil y le recuerda que cuando se vaya el que hable sólo será él. Dos buenos remates en los cuplés. El baile por sevillanas de Julián Muñoz copa el primero. Al no poder ir al Rocío, en la cárcel podrá seguir intentando saltar la reja. En el segundo, un camarero les hace dibujitos en el café, por los que han dejado de echarle aguardiente para que no crea que quieren "un carajillo largo y caliente".
En preliminares
El tipo. Patriarcas gitanos. las coplas. Un cambio de estilo que hasta la propia chirigota, con un poquito de guasa, agradece. Patriarcas gitanos que imparten justicia con su bastón. Una idea muy delicada de la que el Canijo sabe salir muy airoso. En la presentación, destaca más la animosidad que el humor, aunque reluce el tema del 155, que Rajoy lo usa y los gitanos son 155 si nos metemos con ellos. Indudable el sello de Bienvenido en una bellísima música de pasodoble que tiene su mecido característico. Buena la primera letra de piropo a Cádiz para paladear la música, un canto a una ciudad en la que se unieron las culturas. Ya era hora de que una chirigota cantara una letra de homenaje a Manolo Cornejo -que corona sus bastones- huyendo de los tópicos. Un patriarca con templanza suficiente para aguantar al Love y al Cabra. Mucho mejor el primer cuplé a las fotos que mandan las gitanas por Whatsapp de sus "pitingos". El de ellos es el más flamenco porque es Moraíto y Chiquetete después de hacerlo. Desbarra un poco el segundo al VAR en la cama, con el que comprueban que las dos pelotas de un gaché entran en su Salvaora. El bailecito para poder secarse las manos y el Disney Chano elevan la nota del popurrí.
La previa
La chirigota del Canijo, una de las punteras de la modalidad, sigue 'peleada' con la Gran Final, que se le resiste desde el primer premio cosechado en 2011 con 'Ricas y maduras'. Este año volverá a intentarlo con la gran novedad de Jesús Bienvenido como autor de la música. El grupo, casi sin cambios, ha sufrido la baja de última hora de Jordi Fuentes, que saldrá finalmente con la chirigota del Bizcocho.
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