Paco Scapachini: “Camarón iba a vernos actuar al tablao de Torres Bermejas en Madrid”

Retrocarnaval

Fue integrante del mítico cuarteto de Manuel Rosales ‘Agüillo’ con su hermano Pepe, El Peña y El Masa, aunque durante su trayectoria carnavalesca también participó en las otras tres modalidades

Homenaje de un 'cuarenteto' a los cuartetos del Peña y el Masa

Luto en los dos palos: fallece Pepe Scapachini

Paco Scapachini en el patio de su domicilio de la calle San Rafael.
Paco Scapachini en el patio de su domicilio de la calle San Rafael. / Lourdes De Vicente

Paco Scapachini vivió su niñez y adolescencia en un ambiente carnavalero como el de los alrededores de la plaza de Abastos, donde paraban muchos protagonistas de la fiesta, principalmente en la Tienda de la Cabra. “Los chavales de por allí hicimos una chirigota llamada ‘Los revoltosos’, que no fue al Falla, con un bombo que era una barrica de sardinas y de caja una lata de atún”, recuerda.

Siendo un inequívoco referente de los cuartetos gaditanos, antes de dedicarse a los dos palos militó en varias chirigotas e incluso una comparsa. Al final de su trayectoria, no fueron dos palos, sino cuatro los que tocó. “La primera fue ‘Los cocos’, de Antonio Clavaín en 1967. Luego vinieron ‘Los chumberos’, ‘Los bucaneros’ y ‘El ballet de Enrique el Molondro’, antes de pasarme a comparsa”, destaca. Fue en 1971 con Luis Ripoll, en el estreno de este autor en el Carnaval con ‘Los nuevos del sur’, donde salía también Catalán Chico.

Ya en 1972 empezó en la modalidad que le dio sus mayores glorias. Fue con el cuarteto, en el que salía también su hermano Pepe, ‘Don Quijote, Sancho Canta, Don Mendo y el paje', que no fue a concurso. Y fue al año siguiente cuando ambos fueron llamados por Manuel Rosales ‘Agüillo’ y El Peña y El Masa para sacar uno de los cuartetos míticos de Cádiz: ‘Don Mendo y sus mendas lerendas’. “Yo iba por las mañanas a la plaza a ver a El Peña vendiendo sus baratijas. Y Juan ‘El Masa’ era amigo mío. Y entonces se encartó hacer el cuarteto y aquello se fraguó en el bar El Gavilán”, apunta.

"Fuimos a actuar a Barcelona para un mes pero no entendían lo que cantábamos, decían que hablábamos muy ligero, y solo estuvimos dos noches”

“No esperábamos ese éxito, la verdad”, admite. “Estuvimos 40 días seguidos en el tablao flamenco de Torres Bermejas en Madrid. Allí estaban Paco Cepero de guitarra, Juanito Villar cantando atrás para el baile. Y Camarón de la Isla, cuando acababa en los tablaos donde estaba, iba a vernos porque éramos fin de fiesta”, evoca.

Paco Scapachini con el tipo de 'Los bucaneros' junto a su padre Felipe.
Paco Scapachini con el tipo de 'Los bucaneros' junto a su padre Felipe. / D.C.

El grupo se rompió y los hermanos Scapachini no siguieron junto a El Peña y El Masa. “Me mosqueé estando en Madrid actuando porque nos salieron dos meses de contratos en Valladolid y El Peña se quería venir a Cádiz, que echaba mucho de menos a su familia. Claro, un cuarteto si falla un componente… Nos vinimos para Cádiz y ya no seguí”. Paco y Pepe no volvieron a salir hasta 1976 con ‘Los cuatro jinetes de la Pocalichi’ y luego harían otro cuarteto como ‘El comandante Custok y los que se tiran al pilón’, en 1980, aunque Paco, el año antes, volvió a la chirigota con ‘Los chismosos de las Cortes’, de Rafael López Romo.

El Peña y El Masa, los Scapachini y Agüillo se unieron de nuevo para sacar en 1981 ‘Grandes relatos’, primer premio parodiando a las series televisivas del momento. Paco iba de Poldark. Al año siguiente llegó un pelotazo como ‘La boda del siglo’, la versión gaditana del enlace entre Carlos y Diana, y en 1983 repitieron con otro guiño televisivo a la serie ‘Dallas’, con Paco en el papel de Bobby Ewing. “Agüillo sacaba estos temas, abiertos a todo el mundo, para buscarnos luego la vida por ahí”, indica Paco.

Paco Scapachini (primero por la derecha) en el cuarteto de Agüillo 'Grandes relatos'.
Paco Scapachini (primero por la derecha) en el cuarteto de Agüillo 'Grandes relatos'. / Kiki

“En esos buenos años nosotros ganamos 30 millones de pesetas limpios de polvo y paja cada uno. Me podía comprar lo que se me antojase. Fueron años seguidos trabajando por toda España. Sin parar de enero a diciembre. Repartíamos todas las noches en la Zona Franca. Eran contratos de 175.000 y 200.000 pesetas para cinco. Fue maravilloso conocer España y el Carnaval me permitió vivir unos momentos que nunca imaginé”. Asegura que una Nochevieja en Sevilla el cuarteto hizo cinco pases. “Ganamos esa noche casi un millón de pesetas para los cinco. La última actuación fue en la sala Oasis, serían las cuatro de la mañana. Empetado de gente”.

“En esos buenos años nosotros ganamos 30 millones de pesetas limpios de polvo y paja cada uno"

El cuarteto recorrió toda España. ¿Se entendía en todas partes? “Menos en Barcelona. Fuimos para un mes y estuvimos dos días. Decían que hablábamos muy ligero y no cogían el hilo. Ahí perdimos una pasta”, destaca.

La figura de ese cuarteto era El Peña, aunque no se puede olvidar que sin el trabajo de equipo de los hermanos y El Masa, más las rimas de Agüillo, aquello no hubiera funcionado. “El Peña era un fenómeno, con muchas salidas en el escenario. Eso sí, muy torpe para aprenderse las letras”, explica. Sobre Agüillo, Paco dice que “era muy buena persona, muy discreto y callado. No era gracioso de decir cosas, el ingenio lo usaba para escribir”. Pero Paco quiere dejar claro que su hermano Pepe era “la mano derecha” del autor. “Las músicas de los cuplés eran de mi hermano y los engarces del popurrí. Era el que nos ensayaba, el que se encargaba de dirigirnos”, apostilla.

Paco Scapachini pelado al cero en la fila delantera primero por la derecha con 'Los yeyés gaditanos'.
Paco Scapachini pelado al cero en la fila delantera primero por la derecha con 'Los yeyés gaditanos'. / D.C.

La mili, que la hizo en Cádiz, le coincidió con alguna que otra agrupación, pero conseguía estar libre de noche para ir a los contratos. “Pero había un brigada que no me tragaba y me puso de retén por la noche. Me atreví a entrar en el despacho del coronel a decirle lo que me pasaba, que me tenía que ir a cantar a Jerez con el cuarteto, a la bodega Williams, y que me hacía falta el dinero para mi casa. Yo ya tenía dos hijos en el mundo. Ordenó que me dejaran libre y no veas el brigada, me quería matar. ¿Pero qué te has creído tú, muchacho?, me decía”, relata.

La historia militar-carnavalesca no acabó ahí. “Resulta que se casó la hija del coronel y sin saberlo nadie me colé con el cuarteto en el convite, en el Hotel Atlántico. Era al principio de la mili y me quedaba un tiempo allí. Cuando el coronel nos vio se quedó 'esmorecío'. Ya me lo gané y el cuartel ya era mío (risas). Aparte, cuando íbamos a cantar a las bodegas de Jerez, nos daban petacas de medio litro. Al capitán, que era vinagre, le traía su petaca de coñac Carlos I, del bueno. Y así me pegué una mili del carajo”.

Una etapa como corista con Valdés

En sus etapas en las que no concursó en el Falla sacó romanceros, algunos con nombres tan disparatados como ‘Johnnie Walker vino de Escocia y se encontró al Tío Pepe en la calle Plocia’. También estuvo a principios de los 70 en ‘Los yeyés gaditanos’ unos ocho meses. “Fue en los últimos años, cuando ya perdió fuerza el grupo. Mi padre me tuvo que firmar una autorización porque yo no tenía ni DNI. Pero estuve seis meses en el Teatro Chino de Manolita Chen”.

Paco Scapachini (derecha) en el coro 'Muerte al gordo' junto a El Petra y El Habichuela.
Paco Scapachini (derecha) en el coro 'Muerte al gordo' junto a El Petra y El Habichuela. / Kiki

Después de otros cuartetos menos exitosos se convirtió en corista con Valdés, Manolo Guimerá y El Libi en ‘Muerte al gordo’, en 2001. “No recuerdo cómo llegué ahí, pero me lo pasé de muerte. Entré para cantar de tenor, que es lo mío, pero Guimerá me dijo que hacía falta gente en la cuerda de segunda. Era un carnaval muy distinto al que yo había vivido… y al que hay ahora. Y así pude salir en las cuatro modalidades”, expone.

Con Valdés estuvo hasta 2007 y en sus últimos años volvió a sus orígenes chirigoteros para salir en chirigotas de veteranos como ‘Chiclana puede esperar’, ‘El niño de las monjas’, ‘Teófila, nos tienes abandonaítos’ o ‘Manolete y su cuadrilla’, con incursión en 2013 para salir en el coro ‘Guais, plais, mais’ (estribillo de ‘La boda del siglo’), que precisamente homenajeaba a los cuartetos donde salió.

Dice, como es lógico, que le gusta más el Carnaval de antes. “Musicalmente te quedabas con todo, hoy en día no”, señala. Entre sus favoritos como autores están, sobre todo, Antonio Martín y Paco Alba. Y se despide piropeando a Manolete Castellón como cuartetero “porque daba la cara y era el hilo conductor de los cuartetos”.

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