“He visto cumplido el sueño que siempre busqué: vivir del Carnaval”
Selu García Cossío | Autor de chirigotas
“Para mí esto ya trasciende de lo que es un mero concurso, es un espectáculo en el que tú presentas una obra de teatro cada año con la misma ilusión”
Cádiz/José Luis García Cossío, El Selu, se ha convertido por méritos propios en un icono dentro de la fiesta, uno de los mejores embajadores de esta tierra y una garantía de creatividad. En esta entrevista nos ofrece detalles de su vida carnavalesca y también muy personales que nunca antes habían trascendido.
–¿Cuántos años lleva sacando chirigotas?
–Pues desde el año 1989. ‘Los sanmolontropos verdes’
–Y antes había estado con Enrique Villegas. ¿En qué momento se inicia su periplo carnavalero?
–Pues en el año 1981, después del Falla, me incorporé a ‘Los hijos de la noche’, aunque el año antes ya había salido en otra agrupación. Al empezar a hacer cosas para la chirigota dejé la comparsa. Y cuando pensé que iba a abandonar el Carnaval me metí con ‘Los borrachos’, porque iba a hacer sólo la música y eso, pero como me había costado tanto convencer a la gente con el tipo, les dije que iba a salir en el medio. Y así lo hice. Me gustó la experiencia y hasta el día de hoy.
–Vamos que a lo tonto lleva casi 40 años ligado a la fiesta.
–Sí, porque en estas cuatro décadas sólo he dejado de salir en dos años. Cuando hice la mili y cuando nació mi hijo mayor.
–¿No se agota su cabeza a la hora de buscar personajes y estereotipos cada año?
–Es agotador pero a la vez es encantador. En mi caso, por ejemplo, dar con un personaje como el de este año te abre un mundo nuevo. Es como si un director de películas encuentra un filón bueno. Localizar esa mina es lo que te mantiene la ilusión cada año.
–¿Ha percibido rechazo en su grupo con alguno de los personajes que ha ido pariendo?
–Bueno, últimamente menos, pero ha habido veces que lo han visto complicado, lo que pasa que confían en mí. También es verdad que yo soy receptivo con lo que me dicen, así que igual cuando me dan una teoría buena yo soy el primero que los escucha.
–¿Y estudia mucho el personaje antes de ponerlo en pie?
–Muchísimo. Me meto en el personaje, lo profundizo y cuando lo propongo al grupo ya tengo un camino avanzado. De todas formas yo los convenzo con el pasodoble, que es lo que hace que se vea como es esa nueva criatura.
–¿Cuál es el personaje que más le ha costado crear personalmente?
–‘Los lacios’ sin duda. Era algo muy subjetivo, porque cada uno tenía una idea de un lacio, y aunarlas todas fue muy complicado. De hecho tuvimos muchos problemas y ha sido la que mayor progresión ha tenido en un Concurso del Falla hasta conseguir el primer premio. Empezamos muy mal, con el grupo rechazando el tipo y sin conectar con el público, pero fuimos creciendo hasta llevarnos el primer premio. Sigue siendo una chirigota muy recordada.
–¿Guarda todos los disfraces de sus chirigotas?
–Sí, los tengo todos en un garaje, porque todavía les estoy dando uso, de hecho nos gusta recordar ‘Los lacios’, ‘Los borrachos’... y la gente los sigue acogiendo como el primer día. Parece que el tiempo no pasa.
–¿Es consciente que posiblemente sea el autor de Carnaval más reconocible en España?, ¿que cuando la gente habla del Carnaval de Cádiz posiblemente el primer nombre que se le viene a la boca sea el suyo?
–Bueno, no lo sé, la verdad. Nosotros salimos mucho por ahí, como otros muchos compañeros, y somos, a través de tantos años, muy conocidos, pero también lo son otros. A los que seguimos saliendo por ahí nos conocen sobre todo por mantener la llama, por no desanimarnos por algún año malo.
–El Carnaval incluso le ha abierto puertas en el mundo artístico, de hecho le hemos visto recientemente en una película.
–Pues sí, el Carnaval me ha dado esa oportunidad como me ha dado la de trabajar en la tele o en la radio muchos años. Hay gente que ha valorado mucho el Carnaval y ha sabido canalizarme. Los compadres me dieron un papelito y yo siempre estaba loco por tener una experiencia así. Quizá el Carnaval sea una fuente para resarcir todas las frustraciones que podemos tener, porque no entramos nunca en los contextos de música, letra o interpretación pero la gente por ahí valora todo eso. Hay grandes figuras artísticas que te siguen, y eso es mi mayor orgullo. Para mí, que gente como Pérez Reverte o Alejandro Sanz me sigan y estén atentos a la chirigota pues hace que el Carnaval no se reduzca sólo a sacar una chirigota para un concurso. Ahora se le da una profundidad muy grande y el público vive cada sesión a muerte. Cuando yo empecé a lo mejor llevabas en un repertorio tres pasodobles y tres cuplés buenos. Ahora no, ahora son más exigentes. Y eso hace que te pongas las pilas.
–¿Esa ambición por no defraudar, por seguir ganando, es lo que aporta a los autores más consagrados ese plus de competitividad?
–Claro. Es que yo considero esto como un espectáculo, para mí ya trasciende de lo que es un mero concurso. Esto es como si tú hicieras una obra de teatro o una película cada año. El concurso y el premio son importantes, pero al final el verdadero premio te lo da el tiempo. Cuando pasan 25 años y la gente sigue cantando cosas tuyas eso quiere decir que es bueno, porque hay muchos primeros premios que no se recuerdan. Yo voy al concurso pero sobre todo voy a hacer una cosa que esté a la altura de lo que he hecho siempre. Eso es lo que mantiene viva la llama. Dar con un personaje como Juan, que tenga esa repercusión, son las cosas que te ilusionan.
–Juan es uno de los personajes a los que le tiene más cariño.
–Sí, ha sido la chirigota más mediática que hemos sacado nunca. Récord mundial de actuaciones. Fue tremendo, aunque yo me quedo antes con otras, como ‘Los enteraos’.
–¿Esa sería su agrupación preferida, su niña bonita?
–Sí, hasta este año sí.
–Hablando de ‘Los quemasangre’, ¿está contento de cómo le ha quedado?
–Sí, mucho; es un filón. Creo que es la chirigota más gaditana que he hecho nunca y sobre todo tiene mucha interpretación. La progresión que va a tener este personaje en el concurso va a ser importante. La prueba mejor de que he dado con la tecla con un personaje es cuando todo el mundo dice: yo conozco a uno como ese.
–¿Usted es de esos autores que conforme avanza el concurso escribe nuevas coplas, quizá las mejores?
–Sí, sí... de hecho las mejores coplas que he hecho han sido durante el concurso. El año de ‘Los enteraos’ el pasodoble de Teófila Martínez lo hice esos días. Y más aún si llegas el primer día y pegas fuerte.
–¿El peor momento que ha pasado sobre el escenario del Falla?
–Pues con ‘Los enteraos’ en la final, con el pasodoble al Carnaval, que ha sido la reacción más brutal que he vivido en mi vida con el público en el teatro, yo estaba delante del escenario con los brazos abiertos ante todo el Falla en pie, y en ese momento sólo estaba pensando que al día siguiente tenía que ir al hospital porque mi madre estaba muy mal. Y en ese momento no sentía nada. Yo me decía antes que cuando llegaran esos momentos finales no sería capaz de tirar para adelante, y sin embargo he escrito chirigotas al lado de la cama de mi madre en coma en el hospital. Y ha entrado el médico y me ha dicho: ¿tú cómo puedes estar escribiendo esto aquí quillo? Y lo hacía porque tenía que hacerlo. Ver que eres capaz de sacar ánimo para componer un repertorio en una situación así es lo que te hace crecer.
–¿Cómo vivían sus padres sus éxitos chirigoteros?
–Pues de una manera impresionante, de hecho es lo que más añoro en estos días, ir a mi casa y cantarles cosas. Era maravilloso porque mi padre me cantaba cuando yo era muy chico un tango que le gustaba mucho, estando yo en la cuna casi. Yo vivía al lado de donde Paco Alba tenía su kiosko e iba a comprarle las chuches. Mi padre iba a por el Diario cada día, lo saludaba, le preguntaba qué iba a sacar ese año... Para mí Paco Alba o Enrique Villegas, que también vivía al lado mía, eran referentes claro. Me iba a casa de Enrique con la guitarra a sacar los pasodobles que él me daba.
–¿Era tan estricto Villegas en los ensayos como se cuenta?
–No, qué va, los había más estrictos. Tenía mucha mano izquierda, una manera muy guay de ensayar, porque nos hacía cantar y nos hacía meternos en los personajes pero nos explicaba muchas cosas, nos hablaba mucho, y si hubiera estado Enrique allí todo el tiempo hubieran sido ensayos más amenos.
–¿Nunca se ha planteado el salto a la modalidad de comparsa?
–No, nunca. No me veo haciendo otra cosa. Hasta el punto de que si yo tuviera mono por hacer esas cosas haría mi chirigota más acomparsada, pero me suscribo enteramente al personaje. Hay gente que me dice: este año vais mejor cantados, y yo les digo que es que a lo mejor el personaje nos lo permite, como ‘El que vale vale’ o ‘Los banqueros’, pero otros personajes hacen lo que hace el personaje, digo lo que él diría, canto como él cantaría, y hago las músicas que te obligan a interpretarlo.
–Ese es uno de los achaques más recurrentes que le ponen a su chirigota. Que si va mal cantada, que si masca letras...
–Bueno, lo de mascar letras puede ser verdad porque... verás te voy a contar una cosa. Yo pinto, me encanta pintar, pero a mis cuadros nunca les pongo barniz, porque nunca los veo acabados. Tengo cuadros con 30 años sin barniz porque espero acabarlos algún día. Y eso me pasa con mis chirigotas, que no les pongo barniz, y voy cambiando letras conforme avanza el concurso. Ese puede ser uno de los motivos. Pero en cuanto a las músicas, eso sería para una entrevista aparte, porque la gente no sabe lo que a mí me cuesta hacer un pasodoble tematizado que logra que la gente esté viendo un todo, no una música muy bonita, una letra graciosa y un personaje cantando, sino que todo es inherente, todo va en uno. A veces tengo cinco medios pasodobles, los voy construyendo como las impresoras estas de 3D, capa por capa, y a lo mejor los tengo a la vez en construcción. Voy estudiando cómo cantaría en ese momento ese personaje, y al final la música para mí es lo más importante. Yo afinaba a la comparsa de Villegas, que para afinar ‘Braceros de pueblo’ tenía que coger una grabadora y ponerle a la gente quejíos flamencos, y los tenía dos horas haciendo aja ja jáyy... ajaja jáyy. Pa que saliera un quejío perfecto. Pero sin embargo he traslado esa manera de trabajar que me sirve para que el personaje cante cada año una música propia, porque el pasodoble de ‘Los ricos’ no sirve para ‘Los titis’. Esto lo digo porque como no lo dice nadie pues lo tengo que decir yo.
–¿Por eso a veces el primer día el público no asimila algunos de sus personajes plenamente?
–Pues puede ser, como pasó con ‘Los enteraos’, que decía la gente, es que el Selu viene más flojito este año. No, es que el personaje va creciendo porque la gente va asimilando el todo, la obra completa que es la chirigota.
–¿Usted es de los que escucha otras agrupaciones?
–Pues sí, todo lo que puedo, sobre todo por el trabajo que tiene, porque cuando he visto un cuadro me ha gustado siempre acercarme para ver las pinceladas que tiene, ver el trabajo que hay detrás, o cómo ha puesto aquí el artista este color o ha conseguido darle esta profundidad. Para ver agrupaciones me pasa lo mismo, me gusta observarlas de cerca. También me encanta el Carnaval de la calle, donde se hacen cosas impresionantes. Nada más que por el corazón que se le pone hay que tenerles a todos un respeto. Siempre le he dicho a mis hijos, como teoría educativa, que es más importante la actitud que la aptitud. El hecho de poner todo es muy de valorar.
–Me ha hablado ya varias veces de la pintura. ¿Es su otra gran pasión?
–Sí. Ahora cuando pase el concurso me voy a poner a retomar por fin algunos cuadros que tengo pendientes. Soy tan aficionado que a veces me llevaba toda la mañana pintando con óleo y cuando acababa lo borraba todo porque no me gustaba. Pero ese tiempo lo disfrutaba como nadie. Y para mí no era un tiempo perdido, porque me decía, que me quiten lo bailao.
–¿Y qué le gusta pintar?
–Pues todo. Lo que más me gusta es el impresionismo. En Cádiz hay gente muy buena como Hassan Bensiamar, o ahora Pepe Baena, Cecilio Chaves... toda esta gente que son monstruos. Ahora me quiero arrimar más a ellos para empaparme y aprender.
–Le voy a hacer una pregunta políticamente incorrecta. Se habla mucho de la cantera, pero posiblemente en los últimos 20 años no haya salido un nuevo Selu, un Martínez Ares nuevo, un Juan Carlos nuevo, un Tino Tovar, gente así que llegue con esa potencia. ¿Hay un vacío generacional entre los autores?
–Yo lo que tengo por la gente es respeto y lo que más valoro es la coherencia. Mi cuñado siempre ha hecho una chirigota clásica, y a lo mejor no ha llegado muy alto, pero yo lo valoro muchísimo. Hay que hacer lo que te gusta y no prostituir tu afición o tu manera de componer porque se lleven cosas diferentes. A lo mejor hay pocas novedades, pero el Carnaval se mantiene vivo y lo más bonito es ver el corazón que la gente le pone a lo que presenta en un escenario. Cuando empecé yo era un proscrito. Mi grupo ha sufrido muchísimo, y lo máximo que hemos conseguido es respeto. Nosotros éramos los que veníamos a cargarnos el 3x4. El año de ‘Los sanmolontropos’, que fue el primero que fuimos a la final, nos insultaban por la calle cuando íbamos al teatro, los propios compañeros, me parece muy fuerte. Pero bueno, hicimos lo que queríamos y creíamos en la fiesta de la libertad, por eso yo respeto tanto la libertad que tiene cada uno para hacer lo que le dé la gana.
–¿Se puede vivir del Carnaval?
–Sí. Pero no te puedes hipotecar tu vida en función al Carnaval, porque un año te puede ir muy bien y al siguiente no. Hombre nosotros hemos conseguido a lo mejor un status, que tampoco considero yo que bajemos mucho como para que dejen de contratarnos. Con el nombre, con el curriculum y con que la chirigota esté en la misma línea tenemos trabajo todo el año. Yo personalmente vivo del Carnaval. Profesión: chirigotero. He conseguido el sueño que creí que nunca iba a poder conseguir, vivir del Carnaval, a pesar de que haya algún reconocido autor por ahí que denoste esto con una hipocresía tan grande, a pesar de que él también ha vivido de esto. Yo como no critico, no me gusta criticar, no como otros, pues respeto hasta al que no me respeta. El hecho de que nosotros hayamos conseguido vivir del Carnaval es un orgullo, porque cuando se dio el boom de las sevillanas yo estaba en Sevilla y para la ciudad era una cosa muy grande. Y sin embargo aquí parece que nos avergonzamos. En Cádiz se inventó la palabra pesetero, esa palabra no existía, es una cosa surrealista.
–¿Pero en el fondo no somos todos peseteros?
–Eso digo yo. ¿Qué es una persona que gana dinero ofreciendo lo que otros quieren consumir? Es surrealista. Esa palabra se inventó en Cádiz pero ha muerto en Cádiz. Los que no ganaban dinero llamaban peseteros a los que sí ganábamos. Nosotros en la semana de Carnaval estamos por todas las calles, nos pueden encontrar en cualquier sitio, pero si pasa la semana y nos quieren contratar ¿qué hacemos, nos vamos para casa a ver la tele? Debería ser un orgullo para Cádiz, pero bueno, como siempre dicen: ladran luego cabalgamos.
–¿Le quedan muchos carnavales por delante entonces?
–Si Dios quiere sí. Nosotros estamos muy contentos, yo tengo un ritmo de ensayos muy guay, disfrutamos cada día porque la felicidad no está en el final sino el camino. Para nosotros cada noche de ensayo es un premio, una terapia de grupo, y luego la alegría que nos da ver cómo va evolucionando. El Chipirón ha entrado este año tocando la caja pero ha visto que nosotros nos tomamos los ensayos con mucha filosofía. Primero aprendemos todo sentados en unos sofás, luego lo cantamos de pie y por último ya hacemos el 3D, que es cuando le metemos la interpretación, las últimas pinceladas, el blanco que pones aquí para resaltar el brillo.
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