Tic-tac, tic-tac

En la final

El momento que nadie quería que llegara. El testamento coplero de Tino Tovar se rubrica con dos pasodobles de relumbrón que esperemos que no sean los últimos. Sensibilidad y dureza en una misma actuación. El tiempo sirve como recurso en la primera letra, en la que una mujer cuenta todo el tiempo que ha perdido al lado de un maltratador. Un tiempo en el que se sintió como "perra, puta y muñeca" y no tuvo espacio para amigas, risas y besos. Por ello, aunque él ya está en la cárcel, ella siente que se ha desangrado, por lo que nadie le puede devolver el tiempo que le han robado por estar con un desgraciado. Excelente y certera la defensa de Andalucía frente a la guerra de banderas en un país que usó y explotó a los emigrantes andaluces que fueron a Madrid y a Cataluña. Por ello, ante un país de "fachas, insolidarios y nacionalistas", llegará un momento en que esta nación se levante cansada para declarar la república de Andalucía. Vuelven a cantar el cuplé sobre el tipo, al que al abrirse una portañuela sale el cuco, y rematan la tanda con uno flojete a que Junqueras se queda en España mirando con un ojo a lo que pase con Cataluña, pero el otro se puede ir con Puigdemont.

En semifinales

El tiempo no se detiene cuando avanza la madrugada. Se para por el miedo de pensar si ha sido la última oportunidad de escuchar a una comparsa de Tino Tovar o si habrá un pase más. Eso lo decidirá el jurado. En semifinales, brindan un pase que se queda un poco a la zaga de los anteriores por la elección de los temas en una noche de grandes comparsas y por la inseguridad del grupo en algunos momentos. Lo temático se justifica con la primera letra en la que brindan por los compañeros que llevaron el Carnaval de Cádiz al Liceo de Barcelona, pero intentan poner los pies en la tierra cuando se dice que esto ha engrandecido la fiesta. Lo rebaten al decir que su grandeza está en el talento de los copleros, los tangos a porfía en la Plaza o las callejeras, por lo que la fiesta se tiene que quitar sus complejos. Mucho más personalista y bien trazada la segunda letra a un hombre que recuerda todo lo que ha vivido con su mujer antes de que se marchara al cielo, guardando un pequeño guiño de Tino a su padre. No está del todo mal el doble remate de la tanda de cuplés a lo que les duran los Durex, aunque surte más efecto el segundo sobre lo que le gusta a su gordi el Carnaval, lo que hace que no los usen. En el primero, tras una abstinencia de sexo, la gordi se toma lo de los Durex al pie de la letra, por lo que duran.

En cuartos

Las coplas. No se paraliza el tiempo. Sigue su lento curso para dominar nuestras vidas. Nadie lo gobierna y siempre será nuestro eterno compañero. Las manecillas del reloj siguen girando para marcar la despedida de Tino Tovar, pero todavía nos queda algo de tiempo para degustar un repertorio muy personalista y de altura con la marca de la casa. Dos letras de relumbrón en las que se dejan ver la especial sensibilidad del autor para tocar todos los temas. Más profunda la primera copla a todos los miedos que se tienen en la vida, como el primer beso, el que se siente al hacer Carnaval, el dolor que sentía su pareja al ser madre y los desvelos por si no vendría su hija o sus primeros pasos. Muchos miedos por los que le contestan al que les dice cobarde por sentirlos que "el miedo es no haberlo tenido". Más contundente es el desarrollo de la segunda letra a la juventud de los barrios de clase obrera y los problemas que tienen. Jóvenes de toda España que tienen que marchar a Alemania porque los talentos se los rifan, estudiantes que abandonan su educación sin tener su futuro decidido, la precariedad laboral para los que empiezan a buscar un trabajo, quinceañeras a las que acosan y que aceptan que la culpa es de ellas o chavales a los que no les llega el dinero para los estudios. Una "juventud de mi patria" por la que hay que dar la cara y se preguntan qué han hecho por ella "los canallas". El reloj se queda sin cuerda en los cuplés, ambos de comparsa. El primero se lo llevan las motos eléctricas de alquiler, que son tan caras que es mejor comprarse una. Los injertos de pelo en Turquía protagonizan el segundo, en el que al utilizar pelos de las zonas íntimas en el flequillo parece que se han hecho la permanente. Ojalá el reloj se quede sin pilas.

En preliminares

El tipo. El tiempo. las coplas. El hombre siempre tuvo la ambición de controlar el tiempo, por lo que inventó el reloj. Somos prisioneros de él, pero también es nuestro compañero. Tino Tovar le da una vuelta de tuerca a su comparsa y trae una de esas locuras carnavalescas que sabe manejar en escena, como se ve en una potente presentación. Repertorio muy completo que al final del popurrí, con varias cuartetas bastante brillantes, suena a despedida. Su sello se nota en el pasodoble, marcado por la manillas del reloj y con un quejío en la parte final que le da brío. Dos letras metacarnavaleras para un primer pase que no cuenta. En el primero, copla de medida en la que Tino muestra todos sus desvelos para crear un nuevo repertorio, con el que no da ni un paso atrás en sus ideas. Destaca una emocionante segunda letra al relato de cómo se pone su hijo el disfraz el Domingo de Carnaval para cantar con su padre. Por encima de la media de la modalidad los dos cuplés. Se cachondean en el primero de su tipo, al que si le abren la portañuela sale el cuco. Por su parte, en el segundo, el pasodoble de 'La botica' es el que más les ha calado tras caerles un chaparrón mientras lo escuchaban. Habrá que darle más cuerda al reloj para convencerle para que se quede.

La previa

La comparsa de Tino Tovar es siempre un seguro de calidad. El pasado año con 'El ángel de Cádiz' no pudieron sin embargo estar entre las finalistas, algo que sí lograron con 'El creador' (2016), 'Los gadiritas' (2015) y 'La canción de Cádiz' (Primer premio en 2014). La baja de Javi Otero es la única novedad en el grupo.