La azotea

El tipo. Neuronas de fantasía en el cerebro de un carnavalero. Las coplas. La función, como un edificio, se termina en 'La azotea'. De la que nacían las coplas cuando se ensayaba en un lavaero y la culpable de parir un nuevo repertorio. Sensaciones encontradas en los pasodobles. Para competir por la final, optan en el primer pasodoble por una crítica a la Infanta Cristina -que se ha repetido a lo largo del Concurso- por su intención de marcharse de España por el caso Nóos. Le piden que si se va no reniegue del país que le dio todo y que si quiere volver tiene que besar su suelo. Brilla más la segunda letra, en la que homenajean a Antonio Martín tras el anuncio de su despedida. Para ello, utilizan los nombres de las comparsas de este año para pedirle que "sigas cantando cómo ser de Cádiz desde tu azotea". Las neuronas no dan con buenos remates en los cuplés. En el primero, le mandan un disco de Bertín Osborne a Donald Trump, por lo que hace un muro de 15 metros en la frontera. En el segundo, un entrenador le da un beso a Joachim Löw para no tener que darle la mano por meterla donde no debe.

En cuartos

Las coplas. La bombilla de la cabeza de los Carapapas se vuelve a encender y las neuronas comienzan a idear nuevas coplas para intentar pelear por todo. Con una propuesta en la que destaca la alegría en la explicación del nacimiento del repertorio, las coplas se quedan a medio camino, sobre todo porque la lucha por un puesto en la final será encarnizada. Esto se puede ver especialmente en el primer pasodoble -con una música que luciría más sin algunas estridencias-, dedicado a la candidatura del Carnaval gaditano para convertirse en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Por un lado, dudan de si los países que tienen tomar la decisión entenderán lo que significa la fiesta, pero, por el otro, se quejan de que hace falta que consiga esta distinción para que en Cádiz sea valorada. Un remate muy discutible. El segundo mejora por su originalidad temática, ya que relatan la historia de un hombre que va a cambiar de sexo, por lo que una mujer llega al mundo 20 años más tarde. Mejor el segundo cuplé que el primero, en el que con una borrachera dan más vueltas en la cama que el ojo del pregonero. En el primero, más previsible, juegan con el doble sentido de los payasos del circo y la relación entre Juan Carlos I y Bárbara Rey.

En preliminares

Las coplas. Lo que tiene rondar por la cabeza de un autor para poder parir una copla. Y para dar con una idea como la que presentan los hermanos Márquez Mateos. Neuronas que ponen en marcha la maquinaria para crear una comparsa. Pero que "huela a Cádiz por los cuatro costados". Una propuesta que queda casi redonda de principio a fin, desde una presentación que explica el lugar en donde nace una agrupación. El pasodoble rompe con la tónica de composiciones anteriores. Alegre desde el inicio y hasta su remate, comienza suave y va cogiendo cierta garra con su avance. Con un grupo mucho más comedido que otras veces, algunos lucimientos personales restan en vez de sumar al chirriar en la conjunción. Para empezar, no falta la letra de rigor -y de trámite para centrarse en la música- sobre lo que sintieron los Carapapas en el momento en el que decidieron que querían descansar durante un año. Pero la guitarra y las musas llaman a la puerta, por lo que en diez minutos se cambia de decisión. En el segundo se meten de lleno en la arena política al criticar al PSOE que haya permitido que el PP siga gobernando el país. Un reproche serio por "hacer lo contrario que lo que prometieron en las elecciones". No cuajan demasiado los cuplés, el primero, al programa 'Yo soy del Sur' y el segundo, a Guillermo Cano, al que echan en directo. El popurrí mantiene el nivel con los pensamientos que surgen al crear una obra. Acabamos locos de la azotea.