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Un polémico arbitraje impide la victoria del Cádiz CF en Almería (1-1)

Donde candela hubo...

Comparsa

Foto: Lourdes de Vicente y Fito Carreto
Tamara García

06 de febrero 2015 - 05:15

Localidad: El Puerto

letra. Francisco Javier Sevilla Pecci.

música. La agrupación.

dirección. Antonio Rico Segura 'Pedro de los Majaras'.

el tipo. Recolectores de picón. Sin forillo.

En cuartos:

Los "rescolditos" de la candela de la comparsa de los Majaras vuelven a prender, de nuevo, la llama del gusto por el estilo clásico con una presentación en medio círculo, con un carismático líder que no conoce la palabra tranquilidad, y con un grupo que echa carbón a la hoguera con sus voces.

Todos estos aspectos ya se pudieron disfrutar en su pase anterior (incluida la aparición del carnavalero Emilio Gutiérrez Cruz, Libi, que, como bien ha profetizado él mismo: "ahora dirán que el primer día estaba mejor". Pues sí, lleva razón).

Entre las novedades de repertorio que proponen, la más destacable es su primer pasodoble, un buen tema y muy bien tocado. La comparsa recuerda que se cumplen 50 años del pasodoble dedicado al Vaporcito, de Paco Alba, un pasodoble unirá por siempre a Cádiz y al Puerto. Así, aprovechan para hacer ver el abandono al que ahora está sometido este "viejo marinero en tierra" y apuestan porque "vuelva a navegar".

En el segundo, con menos fuerza, se meten en la piel de una mujer que recuerda con cariño toda la historia de amor con su marido que ahora está enfermo. Dice el pasodoble, le toca cuidarlo a ella, será su "bastón".

Libi aparece en escena para cantar los cuplés. Antes, llena el escenario con sus cosas, "estrategia", confiesa, no sin antes pedirle a la comparsa que se aligeren que "está Onda Cádiz loco por meter anuncios del segundo puente". Alguna cosilla de ánge más se permite el cuartetero advirtiendo que "si ETA entregó las armas, El Puerto entregó los libretos", en referencia a esa famita de fúnebres que tenían en sus tiempos y a la que dedican el primer cuplé donde le quitan el antifaz de oro a Pedro de los Majaras para ponerle "el botón de luto". El segundo, también para la comparsa, para sus cajonazos. El popurrí tiene su encanto. Tienen posibilidades de semifinal pero no ha sido un pase redondo.

En preliminares:

Puesta en escena clásica y presentación de corte añejo. En medio círculo, alrededor de una candela, le cantan a esos "rescolditos" que "siempre quedan". Y su candela, lo dicen en su pieza inicial, "fue fuerte", "de llamas altas". Por eso regresan, un año más, con ganas de competir y arriesgando con un estilo que se está apagando. Muy bien cantada y apta para nostálgicos . "El Carnaval que yo quiero y a mi me gusta tiene que se sencillo", su declaración de intenciones en un estribillo; su materialización en un pasodoble con inspiración en los ochenta. Las letras de estas piezas, sin embargo, no tienen el compromiso y el impacto que aquellas coplas tuvieron con su tiempo. Así, en la primera tiran de metacarnaval para hablar de la polémica del Concurso de los que van y los que vienen en un ambiente donde "nadie se respeta". Su posición, "nadie es nadie para juzgar a los demás y viva la libertad". Mejor la siguiente, donde las fatigas y alegrías de Andalucía se cuentan a través de los palos del flamenco, aunque la mención a la mujer andaluza se resuma en que "pelean por bulerías por sus hijos y por su hogar". Ainsss. Lo que siempre es un gusto es ver al Libi en las tablas . Canta los cuplés con el grupo aunque antes deja constancia de su dominio escénico (para tirarse al suelo). Primer gran cuplé sobre lo que cobran los contraltos y segundo, no está malote, para las uvas en Canal Sur. El popurrí tiene sus momentos. Comparsa sentimental que puede tener su hueco.

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