La cazuela

Coro

Rafa Burgal /Cádiz

04 de febrero 2016 - 06:55

Localidad: Cádiz

Letra, música y dirección: Francisco Martínez Mora

el tipo. Clientes de una tasca gaditana.

Las coplas. A fuego lento, como los buenos guisos. Traen un primer plato suavecito, como la música del tango, que sirve para piropear a Cádiz a partir de la visita que realizan los cruceristas. No intentan convencer a los turistas para que no se vayan a otras tierras, pero les explican todo lo que se perderán si se van de Cádiz. La Alameda y cómo acaricia el mar la escollera, la vista de La Caleta cuando el sol muere, el pregón de los erizos en La Palma o la Constitución de 1812. Todo lo que no vieron a pesar de haber estado "tan cerca de un paraíso digno de Dios". Correcto en esta temática. El segundo plato es más contundente al tratar la polémica de las Reinas Magas. Ideales que "juegan con la ilusión", mientras que piensan que las mujeres quedan señaladas por las posibles burlas. Una corona que creen que lleva puesta siempre y una magia que desarrollan en el hogar con la familia sin hacerle falta camellos "para llevar sobre la espalda el pan". Por eso, "una madre es una reina". Un planteamiento y una polémica que son discutibles. De postre, traen en el primer cuplé un gel íntimo de eucalipto que aprovechan para los catarros, mientras que en el segundo aparece mi vecina Carmeluchi -que nunca puede faltar- para reírse del pregonero y su bicicleta estática, por la que no ha superado el control antidoping. Café, copa y puro.

EN CUARTOS

Las coplas.

Un guiso enorme en el que la gracia de Cádiz se coció a fuego lento. La esencia, los cantes gaditanos, el compás y el tanguillo. Ingredientes que se unen en una cazuela. Con todo en juego, comienzan con un plato ligerito, aunque provechoso, para recordar a la juventud el legado de los viejos que hicieron "el puchero que ahora mismo nos comemos todos". Un menú con la elegancia del Moreno, la octavilla del Piojo y Rafael Villa, la voz de los Catalanes, los adornos de Carli, el tenor de Galán y Pepe Silva o la presencia en escena de Pedro el de los Majaras y el Alemania . Un potaje que no hay que olvidar. Con el segundo plato sube el colesterol al criticar el estado de la sanidad andaluza a partir del parto de Susana Díaz. Los privilegios que se encontró al llegar a una planta recién pintada o un colchón nuevo frente a los problemas por la falta de personal o los problemas en Urgencias. Un mundo de "engaños y de mentiras" que le enseñó a su hijo cuando nació. Un refresco en el primer cuplé, por encima de la media, al terremoto de Melilla, que movió la taquilla para el Falla desde el Carranza hasta el Baluarte de la Candelaria. El segundo no cumple con los gustos de los paladares más exquisitos al acabar su prima Pura con más pelos en la boca que 'Los millonarios'. Camarero, traiga de nuevo la carta.

EN PRELIMINARES

las coplas. En la cazuela se guisa "la gracia entre palmas y compás". Ingredientes que se unen para parir los cantes de Cádiz. Una taberna, una copa y una copla. Y fiesta para regalar. Condimentos que utiliza Paco Martínez Mora para recuperar su estilo, en el que se mueve mejor entre el flamenqueo y el gaditanismo. Alegría que recupera en el tango, también más reconocible en su hechura y en el que el laúd toma el protagonismo al inicio de la falseta. Como clientes de un bar, traen en su primera letra la receta del sufrimiento de los españoles, que viven con "cuarto y mitad de la pensión de los abuelos" y remueven la olla con los palos que se llevan por los despidos, los años sin descanso o las horas extra que no han sido pagadas. Mientras que el "chef Mariano" asegura que la crisis de las cocinas ya está solucionada, desean que la receta se "le indigeste", ya que no quieren comer de su menú. Rebajan el tono en el segundo tango, en el que cuentan un paseo entre Paco Alba y Enrique Villegas por la playa de La Caleta. Halagos y piropos entre los dos, que se alegran por volver a verse en el cielo, aunque los quisieron enfrentar. Y seguirán paseando los dos. Cuplés con los temas estrella de las preliminares: el Kichi y los cambios en la ciudad con "el punta de Bienvenido", y una mujer que se traga un móvil al ver la foto del negro del rabo del Whatsapp. Un potaje rico y con sustancia.

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