Chirigota Los que no valen ni para estar escondidos
Chirigota de Algeciras
La chirigota del Tini de Algeciras, en su sexto año consecutivo sobre las tablas desde su regreso en 2014 con 'Una junterita decente', suele regalar buenos ratos al público del Falla y en alguna ocasión ha sonado incluso como posibles cuartofinalistas, como ocurrió en 2016 con 'Afuera te espero'. El pasado Concurso, con 'Son frescas de la Bahía', tampoco pudo superar el corte. Con ánimos renovados regresan en 2019 con 'Los que no valen ni para estar escondidos'. Agustín Carlos González Galiano asume la autoría en solitario en esta ocasión.
Actuación en cuartos
- FICHAel tipo. Hombres muy torpes.
- las coplas. Un pase de relleno. Hacen gala de su torpeza a lo largo de todo el repertorio, en el que lucen más las maneras del grupo que las propias letras, que pinchan en algunos momentos por la indefinición en la interpretación del personaje y un humor excesivamente facilón. Se nota en las letras que les queda grande la segunda fase. En los pasodobles, optan en la primera letra por una temática y un desarrollo simplones al echar una bronca a su hermano por olvidarse del cumpleaños de su madre y poner como excusa que está muy ocupado, ya que ella dio su vida por él. Suben sólo un poquito el listón de esta tanda -más por la idea que por la literatura- con una segunda letra al actor Jesús Vidal, que ha recibido el premio Goya al mejor actor revelación por la película Campeones. Este galardón lo muestran como "un ejemplo de superación", por lo que dedican su aplauso a todas las personas que cumplen con sus sueños a pesar de las barreras. Demasiado previsibles los dos cuplés por usar unos recursos muy manidos. En el primero, mandan un vídeo íntimo al grupo de Whatsapp del colegio por el que su mujer se avergüenza de la "porquería" que tienen entre las piernas. Peor el segundo a un nuevo equívoco por lo que le cuelga a una vecina que graba vídeos pornográficos.
El veredicto del Diario del Carnaval
Actuación en preliminares
- el tipo. Torpes.
- las coplas. No valen ni para estar escondidos de lo torpes que son desde pequeños, tanto que se quedan sin comer porque el pollo se les quema en el horno y el loro se les muere por no darle de comer. Una idea simpaticona, pero poco más, que en algunos momentos se confunde por la interpretación del grupo, ya que parece que están representando otro estereotipo por su caracterización. Cuando la idea se muestra más clara, como en la presentación, no terminan de arrancar, algo que sí hacen en contados pasajes del popurrí más centrados en su vida rutinaria, aunque con chistes muy previsibles que se salvan por las tablas del grupo. Tanda irregular de pasodobles. En el primero, de mero trámite, piden directamente perdón por ser chirigoteros. Efectista y populista el segundo a favor de la prisión permanente revisable con un mensaje discutible. Mejoran algo con los cuplés, en los que le compran una moto a su hija porque no son capaces de arreglarle la bicicleta y el GPS les pide bajarse del coche tras estar a punto de tener un accidente.
El veredicto del Diario del Carnaval
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