Por un concurso de coplas alternativo
Doña Cuaresma
Sigo atenta la evolución médica de nuestro papa Francisco, por el que rezo cada noche antes de dormir y le pido al Altísimo por su recuperación. Y acordándome de mi sumo pontífice, aunque sea un poco moderno para mis principios apostólicos y romanos, me da por imaginar qué pensería él si escuchara un día una función del concurso del Falla. ¿Qué diría al ver a un tal Antoñito Molina vestido de cura?, ¿qué le parecerían esas coplas en las que ponen en duda la honestidad de los sacerdotes? A mí me gustaría hablar con él en persona y proponerle que la Iglesia hiciera en Cádiz su propio concurso de coplas, pero religiosas: el COAC (Concurso Oficial de Alabanzas al Catolicismo). Sería una maravilla. Ese coro ‘Las sandalias del pescador’ abriendo la función después de que sea anunciado desde un palco por José Manuel Romo. Esa comparsa ‘Tú has venido a la orilla’ poniendo en pie al coliseo, con posteriores entrevistas a sus componentes al estilo de “¿y tú dónde hiciste la confirmación?” o bien “¿a quién se le ocurrió ese estupendo pasodoble a Fray Lepoldo?”. No habría chirigotas ni cuartetos, por si hubiera tentación de mofa y befa. Las sesiones serían dinámicas, con un solo forillo: el altar de la Catedral de Cádiz. Y el primer premio sería un viaje a Lourdes con todos los gastos pagados, incentivo suficiente para que los grupos traigan calidad.
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