Coro Bravo por la música

Salvador Longobardo es uno de los clásicos de la modalidad de coros, participando en el repertorio de grupos tan potentes como 'Quo Cadix', 'Barrio chino' o 'Der cuarto reich'. Sin embargo, en su última etapa carnavalera no está teniendo tanta fortuna con su agrupaciones, apareciendo por última vez en la fase de cuartos de final en el año 2016 con 'Vámonos pal Mentidero'.

Actuación en preliminares

• el tipo. Un guateque en el Cortijo de los Rosales.
• las coplas. Recuerdos del ayer. Ropa extravagante y grandes pelucones. Unos tiempos que fueron mejores para algunos. Pero hay momentos en los que no se puede vivir del pasado porque la historia no sirve para mantenerse en pie en la actualidad. El coro de Longobargo completó un deficiente pase en el que ni la selección musical de la presentación y el popurrí consiguió levantar mínimamente un repertorio que va cuesta abajo y sin frenos a cada paso que da. No ayuda una interpretación floja. Los problemas se ven desde el inicio con una presentación muy discreta en la que recuerdan cómo eran los atardeceres en el Parque Genovés y para qué servía la música -tanto de la época como carnavalera- para aliviar las noches de verano. El tango suena un poco a todo lo anterior traído por Longobardo, uniendo partes con poca conexión entre ellas. Interpretación algo atropellada que hace que algunos versos se pierdan. Letra de presentación para empezar sobre el Cortijo de los Rosales. Enfoque desafortunado en la segunda copla al poner al mismo nivel a los maltratadores y a las mujeres que ponen denuncias falsas -las estadísticas dejan bastante clara la gran diferencia existente entre los dos problemas-. Cuplés desangelados. Los novios de ahora siguen pensando en la cascada -con erótico resultado- en el primero, mientras que en el segundo le piden a Kichi que ponga más luces porque estamos a dos velas. El popurrí no invita ni a salir a bailar.

El veredicto del Diario del Carnaval