Los equilibristas
comparsa
FICHA
Localidad: Cádiz
Letra: Miguel Ángel García Argüez y José Manuel Aranda PeralesMúsica: Manuel Sánchez Alba 'el Noly'
Dirección: Ángel Subiela Gómez
Representante: Ángel Subiela Gómez
En 2016: Los Doce
El tipo. Equilibristas. Las coplas. Vivimos en un permanente equilibro para no caernos en nuestro día a día. Un riesgo que se corre para poder sobrevivir. Comparsistas que caminan en la cuerda floja. Aunque no tienen red, se muestran seguros con su repertorio -no hay nada que dé más seguridad que defender una música del Noly-. Las dos caras de un repertorio en los pasodobles. En el primero, tiran de lo sentimental para defender que puede existir la amistad entre un hombre y una mujer. Amigas valientes, generosas, sabias e inteligentes que "me enseñaron a andar por el mundo". Por ello, sentencian que el que diga que este tipo de amistad es una mentira "es tonto del to'. Suena mucho más rotunda la segunda letra, en la que desmontan "los tópicos rancios" de Andalucía con una crítica feroz. Porque más allá de las fiestas y todo lo que envuelve al andaluz hay una tierra que "no es esa asquerosa mentira barata". Un pasodoble en el que aseguran que los temporeros trabajando a jierro en la vendimia, los pescadores sin paz, el fracaso de las escuelas en Cádiz o los caballos muertos en el Rocío también son Andalucía. Repiten el cuplé de la dieta que hace su mujer. Ellos no pueden seguirla cuando la pillan comiéndose otra cosa de otro hombre. Estrenan el segundo a la postura sexual que les propone su mujer, que es planchar. ¡Mira que me tiro!
En semifinales
Las coplas. La vida se alimenta del riesgo. Y la comparsa, que anda sobre una fina cuerda para convencer al público, pero que no cae al precipicio. Igual que en la vida, en la que hay que hacer equilibrios para poder sobrevivir. Dos letras de pasodobles potentes con las que se lanzan sin red a por la Gran Final. Miguel Ángel García Argüez es capaz de hilvanar con mucho ingenio una crítica a la situación de España y todos los males que tiene a partir de las tres letras que forman multitud de siglas reconocibles y palabras que forman parte de sus problemas. Como las tres letras que forman el "descanse en paz" que figurará en la lápida del país. No se queda corta la pluma en una emocionante segunda letra al amor eterno. Ése que queda pendiente entre dos personas desde que eran niños, pero que crecen y cada uno sigue su camino con su propio amor, aunque las miradas se crucen entre los dos cuando van con sus parejas. Dos amigos a los que se les enciende la sangre cuando se dan dos besos. Por eso, cuando ya son mayores, los dos saben que antes de que les llegue su final tienen algo pendiente. Tienen un pequeño traspié en los cuplés, que bajan el nivel de sus anteriores pases. En el primero, dicen que las esposas de algunos famosos quieren seguir saliendo en la tele, por lo que María Teresa Campos se ha dejado el mismo bigote que su novio. En el segundo, un chino al que adoptan empieza a vender lotes por la ventana de su casa. Mantienen el equilibrio.
En cuartos
Las coplas. El riesgo de andar sobre la cuerda floja. Pero hay a quien le gusta sentir el vértigo y ver el vacío bajo sus pies. No caen al abismo. Un repertorio con los pies en la tierra y que les da para jugar mucho con la idea. La sencillez del Noly permite andar con seguridad. Un equilibrio sentimental en el primer pasodoble, con la reluciente pluma de García Argüez, en el que relatan los primeros pasos de una pequeña. Una niña que para echar a andar tiene que ejercer el contrapeso con la cadera o con los dos brazos. Una confianza en los pies que hacen que la equilibrista vaya riendo hacia su madre y su padre muera de amor. El segundo sí adquiere un tinte algo populista al criticar el desprecio que le hizo el Juan Sebastián de Elcano a la ciudad por no atracar en el puerto gaditano durante la celebración de la Regata el pasado verano. Por un lado, dicen que su bandera no representa al pueblo y que es una fiesta para "cuatro fachitas", pero después aseguran que algún día pagará su ausencia y le acusan de no amar a la ciudad y no representar a Cádiz. Encaja bien en el tipo el primer cuplé, en el que si Subiela hace su grito característico se pueden caer. Algo más visto el segundo, en el que están enganchados a las líneas calientes, pero al final caen unas cuantas manualidades con la teleoperadora de Vodafone. Sin red.
En preliminares
las coplas. Siempre andando sobre el alambre para no caer al precipicio. Amantes del peligro que no quieren una red de seguridad. Un espectáculo en el que el riesgo está en el escenario, el público sigue en su lugar y el paso de los años hace que el peligro aumente. Una función con la que Chapa, Aranda, Noly y Subiela saben mantenerse en pie sobre una fina cuerda, la de las coplas, por la que caminan con una actuación completísima. Noly se maneja perfectamente sobre la delgada línea de la sencillez. Y vuelve a salir airoso con una pieza única, alegre, reposada y para paladearla. Un equilibrio, el del Carnaval, que es complicado mantener en la primera letra por lo que espera el público de una comparsa. Una copla sin pamplinas, sin tragedias, sin palabrería y sin falsos discursos en un concurso de charlatanes e idolatrados. Un pasodoble para agarrarse de la mano de los equilibristas. Le cae un buen rapapolvo a Susana Díaz -otro más- en el segundo pasodoble, que le dice a su hijo que camufle su acento y no hable de Andalucía cuando se muden a Madrid, por lo que tiene que renegar de su tierra al igual que hizo su madre. No caen al vacío en la tanda de cuplés, sobre todo en el primero, en el que dicen que ésta es la única comparsa que no ha llamado a Guillermo Cano. En el segundo, hacen una dieta con su mujer, pero lo tienen chungo si se comen lo mismo que ella cuando está en la cama con otro. Popurrí para volar. ¡Que me tiro!
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