“El espíritu de la calle debe impregnar un poquito más el Concurso del Falla”
Antonio Pedro Serrano 'El Canijo' | Autor de chirigotas y coros
“El humor negro, tocado con ingenio y el tacto adecuado, puede hacer reír mucho a la gente”
“En Carnaval hay que criticar a todo el mundo, incluso al que tú votas”
Después de un año alejado del Concurso en la modalidad de chirigotas, aunque viviendo la calle como nunca, Antonio Pedro Serrano, El Canijo de Carmona, vuelve con una propuesta más atrevida y un humor más negro. ‘Chernobyl, el musical’. Poco antes del estreno habló con este diario para relatar sus sensaciones.
–Tras un año de descanso, ¿tiene la boca aún más seca antes de cantar en el Concurso?
–Yo creía que no pero otra vez han vuelto los nervios. Pensé que tras la experiencia del año pasado en la calle habíamos aprendido un poco, con lo bien que lo pasamos con ‘La Voz Kids’, pero qué va... empiezan las colas en el Falla, el ambiente y la responsabilidad cada vez es mayor. Es un poco absurdo, porque es como si tuviéramos un capital que mantener, que defender, y en el fondo esto es para divertirse y no para sufrir. Hombre si sale la cosa bien y decente sí que nos da mucha alegría. Pero vamos, que como me dijo Manolo Cornejo una vez, cuantos más años de Concurso, la boca más seca y durante más tiempo.
–¿Vuelve con el mismo grupo o ha habido cambios?
–La base es la misma, pero bueno hay algunas variaciones sobre todo por temas laborales. Han entrado tres chavales que conocíamos, Juanmi Villegas, el hijo del Gueli; Álvaro Guimerá, que es el sobrino de Manolo Guimerá; y por último Selu Manasi, que tenía muchas ganas de que estuviera con nosotros.
–¿Desde fuera cómo vio la modalidad de chirigotas el pasado año?
–Son tiempos difíciles para la chirigota. Hay que reconocer que hoy en día no sólo hay que buscar el cuplé, sino que hay que mirar en el buscador de Twitter a ver si está esa gracia, porque si aparece es mejor no meterla. Hay que buscarse la vida para ser original.
–¿Y eso cómo se hace?
–Pues yo lo que intento sobre todo es pegar el repertorio al tipo.
–Esa ha sido siempre una característica suya.
–Sí, pero me da coraje en el fondo que me digan eso porque eso es Cádiz. Coges los repertorios de los coros al principio del siglo XX y es tal que así, sacándole el jugo al tipo. Yo siempre he sido mucho de Enrique Villegas, que lo hacía magníficamente. Hacía hablar a las piedras de La Caleta, nunca mejor dicho; era capaz de sacar ‘Braceros’ y poner un lenguaje de pueblo. Paco Alba también lo hacía. Entonces no es que sea una cosa mía, sino adquirida y me parece que estamos descuidando. Me gustaría que hubiera más proliferación de estas cosas. Hay que darle su sitio al personaje que se interpreta.
–Cuando empezó a venir con su chirigota desde Carmona fue un poco un pionero, sin embargo ¿no tiene la sensación ahora que esa demandada revolución en la chirigota se está haciendo más precisamente desde esta provincia vecina?
–Es una sensación que me transmite mucha gente. Lo que ha pasado es que han proliferado buenos autores de Sevilla, y eso se debe en parte a que Sevilla conecta con Cádiz porque son urbes, es decir, la provincia de Cádiz no conecta tanto con la capital en el humor como sí lo hace Sevilla, porque el humor de Cádiz es muy urbano, como su cultura, y eso entronca con cierta parte de Sevilla que además no es la Sevilla que siempre se conoce de forma clásica, que es la de la Semana Santa, la Feria, el Rocío... No, es la otra Sevilla diferente, la de Kiko Veneno, Raimundo Amador, en la que nace el Partido Comunista, y que no tiene nada que ver con la Sevilla parodiada muchas veces, y que está bien que se parodie.
–Sin embargo hay muchos sevillanos que se quejan de que no ganan en el Falla autores de allí, cuando usted por ejemplo tiene tres primeros premios.
–Sí, es verdad. A mí más o menos me han dicho que soy un traidor porque me fui a Cádiz a conseguir premios, y yo lo que les digo es que si lo llego a saber antes me hubiera ido mucho tiempo atrás. Evidentemente. Pero estos comentarios no es de gente que está metida en el Carnaval. Mi opinión no es esa. Creo que, más o menos, hemos tenido lo que hemos merecido. Es más, creo que si eso pasa, si autores de Sevilla ganan con normalidad en el Concurso del Carnaval de Cádiz, será un triunfo de Cádiz, que habrá conseguido que gente con talento se haya interesado por su fiesta. Y eso, si pasa, hay que asumirlo con naturalidad. De todas formas la reina es Cádiz, porque todos hemos aprendido de ella, a veces por la universidad a distancia, que es el vídeo, y otras veces aquí mismo. Uno aprende mejor hablando una tarde con Tino que un año desde Carmona viendo vídeos.
–¿Esa universidad a distancia difícilmente sería posible sin Canal Sur?
–Bueno, es verdad que ha contribuido mucho. Yo, que soy de tiempos anteriores, cuando veía el Carnaval por TVE, sí que creo que hay un punto de inflexión que es cuando Canal Sur decide transmitir las semifinales. Ese punto explosivo, donde se ven muchas agrupaciones, donde hay unos autores que muchos siguen todavía, como Martínez Ares, Selu, el grupo del Love, se popularizan y forman parte del acerbo andaluz, del orgullo andaluz, porque la gente se siente orgullosa de que todo eso es su tierra. La globalización del Carnaval, como de todo lo demás, tiene sus pros y sus contras. Hay que asumirla pero sin perder el norte. Muchas veces, creo que los autores del Carnaval de Cádiz nos equivocamos cuando pensamos que a lo mejor fuera no nos van a entender si sólo hablamos de Cádiz, y es al contrario, porque, yo que soy aficionado de fuera, siento lo que es el hambre por saber y conocer cosas de la ciudad. Eso es bueno porque la pone en el mapa.
–¿Qué importancia tiene para un autor su grupo, no sólo me refiero a nivel artístico?
–Uno aprende con el paso de los años que con el tiempo el grupo es más inteligente y más creativo, porque ha probado más y no es como cuando está el libro en blanco. Entonces, el cantar tanto juntos, el sintonizar en el humor, el ser amigos, hace que sea importante que todo el mundo participe en el proceso. De hecho considero que en el humor debe hacerse así. No quiero decir que cada chirigota tenga que ser un Frankenstein, pero sí que debe haber un embudo y el tubo final es el autor. Hay que escuchar a todo el mundo, porque a lo mejor alguna vez un componente te dice una cosa muy importante. Siempre se sabe de qué pie cojea cada uno. Los hay más arriesgados, otros más conservadores. En general con la edad no te arriesgas tanto como cuando tenías 18 años. Esos grupos que empezaban, como ‘Las momias’, ‘Los diablillos...’, ‘Los sanmolontropos...’, que te hacían gracia por ese espíritu tan descarado.
–¿No le parece que tras esa hornada maravillosa de los 90 no salen nuevos autores con tanta fuerza?
–Sobre todo en el humor, es verdad. En comparsas sí salen más, pero en chirigotas los jóvenes no son tan rompedores, intentan hacer lo que ya han hecho otros. Se echa de menos esa especie de movida madrileña que el Carnaval vivió a finales de los 80 ¿verdad? Cosas nuevas, que nos renueven, porque los finalistas se repiten mucho. En comparsas lo que pasa es que los grupos que están ahí arriba son un espectáculo escucharlos. Pero las letras no son todo lo rompedoras que podíamos esperar. Si los más revolucionarios tenemos que ser los que tenemos 52 años pues vamos regular.
–¿Y cómo ve el papel de la mujer en el Carnaval?
–Me da la sensación que el problema es que son más inteligentes que nosotros y prefieren salir para la calle.
–Jajajaja...
–Veo agrupaciones de mujeres en la calle que son geniales. Lo que hacen es Carnaval, lo que el aficionado tiene que hacer es escuchar también en la calle porque hay cosas maravillosas, ristras de cuplés que son impresionantes, como la chirigota del Chapa, los del Ukelele o Viña Fashion Week.
–Pero la pasión del Concurso es inigualable.
–Puede ser, pero también es que para la chirigota construir un repertorio con la competencia de las redes sociales es duro. Y después la gente machaca el repertorio en Youtube, y para una comparsa le viene bien, porque la gente la entiende mejor, pero para una chirigota no porque quema el humor. Así que a lo mejor hay que reinventarse, buscar otras fórmulas que haga que la gente tenga más ganas de escuchar el popurrí por ejemplo.
–Usted, de hecho, es de los que suele introducir cambios en el popurrí conforme avanza el certamen.
–Sí, porque el año de ‘Las muchachas del congelao’ me di cuenta en cuartos que la gente se sabía el popurrí, así que hubo que cambiar cosas. Eso es competir.
–¿Su experiencia con el coro qué tal?
–Pues te digo lo mismo que con las mujeres, que son inteligentes. Lo tienen muy claro, se quieren divertir, quieren cantar una semana en la calle y no pasa nada si el resto del año no lo hacen. No es como agrupaciones consolidadas que si no cantan durante el año se mueren. Convivir con el coro de Julio Pardo me ha dado una clase de humildad. Los coristas lo tienen clarísimo. Hacen un esfuerzo, se pagan el tipo, están en el anonimato, a pesar que muchos te sorprenden como cantan. El grupo es maravilloso, no tengo más que palabras de agradecimiento para los dos Julios y para el resto de componentes.
–Sin querer destripar nada ¿qué nos puede adelantar de la chirigota de este año? ¿Cómo surge la idea?
–Bueno, pues Chernobyl es una idea que un poco enlaza con la experiencia que tuvimos en la calle. Nos dimos cuenta con ‘La Vox Kids’ que todas esas maldades, humor negro, que hacíamos en petit comité, si tienes cuidado y el tacto adecuado, pueden hacer reír mucho a la gente. Por ejemplo vemos programas como ‘La resistencia’ en el que muchos humoristas utilizan el humor negro, con un límite, pero que les da mucho juego. A mí me gusta el humor negro, cuando tiene ingenio claro. Íbamos a sacar una chirigota que tenía mucho que ver con lo que hemos hecho en los últimos años, que era ‘Las células madres’, pero un día, viniendo en el coche con estos, estaba viendo la serie Chernobyl en aquellos momentos, y solté ¿os imagináis una chirigota que se llamara así? Chernobyl, to serio, lo dije como una broma. Y cuando llegamos a Cádiz lo comenté con Rubén y me dijo que le gustaba. Me lo pensé, me dieron un tiempo, y le fui sacando sus puntos hasta que hemos llegado aquí. Evidentemente Chernobyl fue una tragedia, pero bueno, como dice Woody Allen las tragedias son más tiempo una comedia. Y bueno ya han pasado 33 años de aquello.
–Y además, según los soviéticos, allí no pasó nada grave.
–Jajaja... sí, además. Lo que quiero hablar sobre todo del trasfondo de los supervivientes, porque los que sobreviven tras un gran problema miran el vaso medio lleno. Porque para los componentes de la chirigota Chernobyl es de puta madre.
–Hombre, estarán como locos después de librarse de otro disfraz con foam.
–Jajaja... Sí, se han librado por los pelos.
–Sus detractores le achacan a veces eso precisamente, su querencia a la gomaespuma.
–Me encanta que me digan eso en vez de criticar las letras de mis pasodobles. Cuando se quejan del foam me pongo hasta contento. Este año tenemos la suerte de contar con Emilio Santander para que nos haga la escenografía, que lo tira todo mucho por Cádiz. Con cuatro cosas le pone un ingenio increíble. Estamos muy satisfechos y además es una lección que tenemos que aprender, que hay que ser cada vez más de Cádiz, sobre todo con los tiempos que corren, dejarse de hacer repertorios para fuera, porque a la gente de fuera le encanta que hablemos de Cádiz.
–Alguna vez habrá que criticar al equipo de Gobierno en las coplas ¿no? Porque parece que se han acabado todos los problemas de la ciudad.
–Has dado en el clavo. Como yo concibo el Carnaval, el autor tiene que darle hasta a los que él vota. Un autor al que se le vea a quien vota no está haciendo las cosas bien. Al menos para mí. En Carnaval hay que darle a todo el mundo, porque aquí nadie es perfecto. Eso es lo honrado. Cuando te conviertes en la mano del poder, sea del color que sea, el Carnaval pierde su principal valor, que es la crítica, y caer en el peloteo y en la defensa ciega no puede ser. Hay que ser autocríticos para mejorar. Ver en qué puedes mejorar. Hombre espero que el alcalde, que ha salido muchos años en Carnaval, sepa perfectamente que esto es así. Y que lo peor que le puede pasar es que no haya nada en su contra. Eso es que los autores estamos haciendo las cosas muy mal.
–¿No tiene la sensación que caminamos hacia un Carnaval más sentimentaloide pero menos crítico?
–A mí me gusta que mi chirigota tenga de todo, pero si no tiene crítica no vale un duro. Pero críticas de verdad, no de laboratorio. Porque cuando la crítica no es natural se nota, se ve que está fabricada y no entra igual. Tenemos la suerte de ser autores de Carnaval y ser honrados con Cádiz.
–Este año parece que todo el mundo le va a cantar a Juan Carlos y a Manolo Santander.
–Bueno, no lo sé. Espero que no sean coplas obligadas sino sentidas. Soy de la teoría que el público es más inteligente que las agrupaciones. Estoy harto de escuchar a muchos carnavaleros decir que el público no tiene ni idea, que son del quinto pino, pero pienso que todo el que sigue el Concurso, ya sea de la Viña o de otro sitio, se da cuenta de muchas cosas. Percibe cuando nos llevamos mal las agrupaciones, cuando no nos creemos la agrupación, se da cuenta de si estamos implicados o no, y lo hace porque tú con la cara y con tus gestos lo estás diciendo todo.
–Es que a veces parece que como no te sepas el pasodoble de ‘Los aceituneros’ no sabes de Carnaval un pimiento.
–Claro. Que es un pasodoble precioso, pero hay que ir enseñando a la gente, y decirle a los que se van incorporando poco a poco lo que es esto, que es un tesoro muy importante, que tiene un mérito enorme que se haya conservado con la dictadura, el resurgir con la transición, ‘Nuestra Andalucía’, ‘Los mandingos’, tú escuchabas ahí unas letras con una valentía tremenda. Ahora se busca la efervescencia, coplas oportunistas, por eso los pasodobles duran tan poco en el tiempo, en su mayoría no quedan. Por eso cuando escucho una copla mía de hace cuatro años me pongo más gordo todavía, me pongo feliz, por saber que se ha quedado. Tenemos la suerte de poder decir cosas que nos salen.
–¿La experiencia del año pasado en la calle va a cambiar en algo sus hábitos a la hora de cantar este próximo Carnaval?
–Sí, ya llevábamos años cantando en la escalera, pero nos hemos dado cuenta que no hace falta el teatro para divertirse en la calle. Aunque es verdad que me sigo poniendo nervioso en la previa de la actuación, hemos estado más relajados, sin pensar que si esta copla va a molestar a este u otro colectivo. Hemos intentado no escribir para los ofendiditos, no autocensurarnos, y hacer lo que a mí me gusta ver de las callejeras, que tienen cuplés que son crueles pero que son muy ingeniosos. No olvido un cuplé que escuché a los del Ukelele, de que estaba uno renovando los muebles de la casa y llamó al Centro Reto, y cuando llegaron y vieron lo feo que eran los muebles volvieron a meterse en la droga. Eso es muy gracioso, es de age, es muy de Cádiz. Entonces yo eso lo admiro. A mí me gustaría que ese cuplé fuera mío. Creo que la calle debe impregnar un poquito más el Concurso, porque estamos demasiado pendientes en si vamos a molestar a alguien. Es que si tú sales de negro como Vera Luque, que defiende al inmigrante, vienen los de SOS Racismo o no sé qué y se quejan porque uno tiene el labio gordo... A ver muchacho, tú no has escuchado esto ni sabes lo que es Cádiz. Hay que ser un poquito resistentes y que esto no sea, como decía, Juan Carlos, un got talent comercial. Esto es Cádiz.
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