Gueli Villegas despedirá el Carnaval convertido en el Dios Momo
El veterano carnavalero que ha salido en míticas agrupaciones de su padre arderá este martes en la hoguera de San Antonio a partir de las 21.30 horas
Carnaval de Cádiz: programación completa
Juan Miguel Villegas Mejías ‘Gueli’ despedirá este martes el Carnaval de Cádiz 2025 convertido en el Gran Momo del Carnaval de Cádiz 2025. Como es tradición, el veterano carnavalero arderá en la hoguera de San Antonio, a partir de las 20.00 horas, cuando tendrá lugar el cortejo. Ya a partir de las 21.30 será el acto de la quema.
Gueli fue elegido Momo de la fiesta a tenor de la brillante trayectoria que atesora en el Carnaval gaditano, iniciada en la comparsa infantil ‘Fantasía de Walt Disney’ en 1977, obra de su padre, Enrique Villegas. Con este autor debutó en adultos en la comparsa ‘Los hijos de la noche’ de 1981, como bombista, y luego hizo el verano con ‘Rancho grande’ (1982) y regresó con este grupo al Falla con ‘Comuneros’ (1983) y ‘Quince piedras’ (1984).
“No debería haberme ido. No salí en ‘Braceros de pueblo’ y me perdí la obra cumbre de mi padre”, reconocía en la sección Retrocarnaval de este Diario cuando se refiere a la comparsa que sucedió en 1985 a ‘Quince piedras’. “Mis hermanos habían hecho ‘Los indiotas’ y me llamaron para salir en ‘Los diablillos salvajes del Caribe que está mu lejos mu lejos’. Fue una chirigota muy loca. El mejor año de mi historial. Era un disparate que me encantaba. Íbamos al concurso a disfrutar. Esa era nuestra mentalidad. Y más nos divertíamos cuando la gente se reía con nuestras tonterías”. Así eran los Villegas, que introdujeron el surrealismo en el Carnaval.
Al año siguiente, los Villegas dieron un gran pelotazo con ‘Las momias de güete pa guá los niños’. Regresó en 1987 con su padre para salir en la comparsa ‘Pescadores fenicios’, continuando, junto a su hermano Paco y José Luis Bustelo, en 1988 con ‘España la nueva’.
Posteriormente volvió a la chirigota para participar como músico y componente en ‘Los barba-coas’ (1989), ‘Viva Zapata de jamón’ (1990), ‘Los príncipes encantados... gracias, igualmente’ (primer premio en 1991) y ‘Los hermanos Strambolini...’ (1992). También hizo la música de la chirigota de Manolo Santander ‘Retrato de familia’ (1993).
Tras un periodo de prolongados descansos, en 2024 volvió junto a sus hijos Ale y Juanmi para sacar ‘Los exageraos’, chirigota que se convirtió en una gran sorpresa, haciendo de este un regreso a lo grande. “Mis hijos Juanmi y Ale ya habían hecho muchas cosas, saliendo con buenos autores como Canijo o Carapapa. Y les propuse hacer algo juntos, una chirigota para ellos. Hablé con Chico Cornejo y me pidió venir con varios de los suyos”, decía en esta entrevista. Y así se formó ‘Los exageraos’, primer premio de 2024.
“Se planteó como algo nostálgico, un reencuentro con chirigoteros que ya habían salido conmigo, como los Cornejo, y un homenaje en el propio repertorio a aquellas chirigotas como ‘Las momias’ y ‘Los príncipes’… Cuando me reuní con Chico Cornejo hablamos de que si la cosa no iba bien, en noviembre podíamos decidir hacerla para la calle. Date cuenta que mis hijos eran aún desconocidos, pero yo confiaba en ellos. Y mira cómo acabó”.
Un enorme regreso que continuó su estela este año, en el que han repetido con el mismo grupo, llamándose la chirigota ‘Cai, los que van a cantar te lasudan (los disléxicos)’, que se ha alzado con el cuarto premio en el Concurso Oficial de Agrupaciones del COAC.
Gueli es el noveno de los hijos del gran autor Enrique Villegas, y convivió desde pequeño con las coplas, pues la sombra de Don Enrique era muy alargada.
Según ha contado a este Diario, su casa se convertía muchas veces en el local de ensayo de las comparsas de su padre. Y aunque se marchaban a otro cuarto “para no molestar”, aprendieron desde pequeñitos de qué iba esto del Carnaval.
De hecho, su padre solía reunir a los hermanos alrededor del buró donde solía escribir los repertorios de sus agrupaciones, “nos ponía sus músicas en un magnetofón y nosotros teníamos que sacar las voces; la segunda, la alta… nos salía espontáneo. Por haberlo mamado así. Mi padre no nos dejó dinero ni pisos, pero sí un buen oído a la mayoría. Ojalá hubiésemos podido estudiar música. A mí me quedó esa espinita”, confesaba.
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