Gueli Villegas: “No salí en ‘Braceros de pueblo’ y me perdí la obra cumbre de mi padre”
Retrocarnaval
Puede presumir de tener uno de los mejores oídos del Carnaval, bien entrenado en comparsas del patriarca de la saga, Enrique Villegas, y en las chirigotas que hizo con sus hermanos
Era difícil no aficionarse al Carnaval viviendo en casa de Enrique Villegas, en la calle Ferrocarril (luego avenida de Valencia y hoy avenida de la Sanidad Pública), y en un entorno del que salieron luego muy buenos carnavaleros. Gueli, el noveno de los hermanos del gran autor, convivió desde pequeño con las coplas, y la sombra de Don Enrique era muy alargada. “La chavalería del barrio se vestía con una camisa blanca y un pantalón negro, haciendo de camareros, y salían cantando. Y en mi casa ensayaban de vez en cuando, de forma puntual, las comparsas de mi padre. Ponían en la mesa unas tapitas y los hermanos nos teníamos que ir a otro cuarto, porque éramos muchos y podíamos molestar. Y escuchando desde allí se aprendía a la fuerza. Cuando se acababa el ensayo nos comíamos el queso que sobraba. En casa, con 12 niños, había más potaje que platos de queso”, apunta entre risas.
Cuenta que papá los reunía alrededor de su buró, donde escribía. “Nos ponía sus músicas en un magnetofón y nosotros teníamos que sacar las voces; la segunda, la alta… nos salía espontáneo. Por haberlo mamado así. Mi padre no nos dejó dinero ni pisos, pero sí un buen oído a la mayoría. Ojalá hubiésemos podido estudiar música. A mí me quedó esa espinita”.
La primera agrupación oficial en la que participó Gueli fue la comparsa infantil ‘Fantasía de Walt Disney’ en 1977, primer premio, interpretando a Pluto. Patrocinada por la peña La Estrella, esta agrupación la compuso Enrique Villegas. Repitió en 1978, también con su padre, en ‘Los Geyperman’, de nuevo primero. “Los guitarras éramos Faly Mosquera y yo”, añade.
En 1979 pasó a juveniles para salir en ‘Brillantina’, en homenaje a la película ‘Grease’, de moda en esos años. Y con ‘Los lamas’, premio especial, en 1980. En ambas ya estaban participando algunos de sus hermanos como autores, principalmente Nandi.
El salto a adultos, con solo 19 años, no pudo ser más vertiginoso. Su padre, que venía de hacer comparsas en la provincia, reunió un nuevo grupo para volver a escribir en la capital y sacar ‘Los hijos de la noche’ en 1981. Ahí participaba Gueli con el bombo, un instrumento que le acompañó muchos años. “No te creas que me imponía el hecho de salir con mi padre. Era joven y todo me lo tomaba como un juego. Él era muy exigente en los ensayos, pero estábamos acostumbrados y no nos agobiaba. Era muy exigente, pero era también muy tranquilo. Se ensayaba mucho, es cierto, pero luego se veían los frutos en el Falla. Nosotros no parábamos de ensayar. Entre semana, para los contratos de después del Carnaval, porque a mi padre le gustaba tener el repertorio perfecto, fresco como si fuera el primer día del Falla. Y así cantábamos. Eso no se hace desde hace años”, evoca.
"Mi padre no nos dejó dinero ni pisos, pero sí un buen oído a la mayoría de los hermanos”
En 1982 llegó ‘Rancho grande’. “Me pilló la mili en medio de los ensayos. Mi hermano Salvi cogió mi sitio para ir al Falla y luego, para las actuaciones de después del teatro, me cedió el sitio y me incorporé”. Luego salió en ‘Comuneros’ y ‘Quince piedras’. Esta última comparsa está, por méritos propios, en el olimpo del Carnaval, por su gaditanismo y su enorme y a la vez que sencillo pasodoble. “Era un tipo arriesgado, pero mi padre eso lo hacía muy bien. Una comparsa muy alegre, con música en notas mayores, y un pasodoble fácil de cantar”, estima.
Preguntado sobre si su padre mereció en esa época al menos un primer premio, Gueli contesta raudo. “Él siempre nos enseñó a respetar al jurado. Y cuando se decía que había cosas raras en las decisiones, que se escuchaban entonces, nuestro padre nos decía que mientras que no hubiese pruebas, no debíamos pensar mal de nadie. Así era de caballero. Eran lecciones que no entendíamos mucho, porque cuando eres joven eres impulsivo, pero así era él”, admite.
“No debería haberme ido. No salí en 'Braceros de pueblo' y me perdí la obra cumbre de mi padre”, reconoce cuando se refiere a la comparsa que sucedió en 1985 a ‘Quince piedras’. “Mis hermanos habían hecho ‘Los indiotas’ y me llamaron para salir en ‘Los diablillos salvajes del Caribe que está mu lejos mu lejos’. Fue una chirigota muy loca. El mejor año de mi historial. Era un disparate que me encantaba. Íbamos al concurso a disfrutar. Esa era nuestra mentalidad. Y más nos divertíamos cuando la gente se reía con nuestras tonterías”. Así eran los Villegas, que introdujeron el surrealismo en el Carnaval.
"Cuando se decía que había cosas raras en las decisiones del jurad, que se escuchaban entonces, nuestro padre nos decía que mientras que no hubiese pruebas, no debíamos pensar mal de nadie"
‘Los diablillos...’ había sido la antesala de una chirigota mítica de 1986: ‘Las momias de güete pa guá los niños’. “Para esa chirigota decidimos ya firmar el repertorio todos: Salvi, Paco, José Enrique, Juanci, Nandi, yo... Nos reuníamos los hermanos para hacer lo que hoy llaman una ‘brainstorming’ o lluvia de ideas. Traíamos letras y escogíamos las que más nos gustaban. A lo mejor habíamos escrito 30 pasodobles”.
‘Las momias...’ consiguió el primer premio y logró enganchar al Carnaval a una nueva generación de aficionados. “También nos ganamos a la gente por el colorido. Es verdad que entonces sabíamos que habíamos creado un estilo nuevo. Teníamos claro que debíamos sacar los pies del plato y arriesgar”. Fue en el concurso de los cajonazos, principalmente el de ‘Los cubatas’. “Nunca hemos pensado en ganar o perder. Fuimos a la final como unos invitados. Vimos que era injusto lo que le habían hecho a esa chirigota, y como además Paco Rosado era nuestro cuñado, decidimos cantar su estribillo en la presentación. Como no puntuaba, nos daba igual. Fue una cosa histórica, muy bonita”, explica.
"Era injusto lo que le habían hecho a ‘Los cubatas’ y decidimos cantar su estribillo en la presentación de la final”
Gueli volvió a la comparsa en 1987. “Mi padre estaba haciendo un grupo nuevo para ‘Pescadores fenicios’ y me pidió que fuera con ellos. Se quedaron algunos, pocos, del grupo del año anterior y entramos unos cuantos nuevos. No fuimos a la final y fue el año que más se trabajó. El pasodoble todavía se canta, es lindo”.
La familia le seguía tirando. Se fraguó una comparsa con letra de su hemano Paco Villegas y música de José Luis Bustelo, llamada ‘España la Nueva’. Gueli sería el bombista. “Bustelo tiene un oído impresionante y es uno de los grandes autores de Cádiz. Paco ya escribía con las chirigotas, como los mejores pasodobles de ‘Las momias...’. ‘España la nueva’ era eso… nueva. Se salía de lo tradicional. Una comparsa elegante, con un mensaje sutil”. En esta comparsa se destapó Paco como coplero. “Sabíamos que tenía don para escribir, pero lo hacía para un público elegido, de manera muy poética. Yo alguna vez le dije que debía escribir de manera más sencilla, más directa, pero cada autor tiene su estilo”.
"No parábamos de ensayar. Entre semana, para los contratos de después del Carnaval, porque a mi padre le gustaba tener el repertorio perfecto"
En 1989 llegó ‘Soldaditos’, pero Gueli ya no estaba en el grupo. Y volvió a la chirigota de Love y compañía. “Mi hermano Nandi empezó a escribirla para sacar “Salimos de Marte un miércoles….’, pero se enfadaron y Nandi se llevó el repertorio y la idea a poco más de un mes para el Falla. Y el grupo me llamó a mí. Yo vi la oportunidad de coger ese grupo, que era muy bueno. Me daba apuro aceptar, sabiendo que el que se había ido era mi hermano. Pero Nandi tenía un gran corazón, una delicia como persona, y no le dio importancia. Y así hicimos, entre todos, ‘Los barba-coas’. En un mes y veinte días, y yo con el bombo”.
La chirigota fue en 1990 ‘Viva Zapata de jamón’, preludio de otro primer premio, el de ‘Los príncipes encantandos, gracias igualmente’ de 1991. Gueli hizo la música del pasodoble y escribió junto al Libi y las aportaciones del grupo, que eran muchas. La música del cuplé era de Martínez Ares, quien compuso también, pasodoble y cuplé, para la siguiente chirigota, ‘Los hermanos Strambolini...’.
Gueli salió del grupo, aunque no cambió de modalidad. “Me llamó Manolo Santander para que yo le pidiera el pasodoble a Paco Rosado. Y le dije que por qué no me dejaba hacerlo a mí, que me hacía ilusión que cantara mi pasodoble un grupo que cantaba tan bien. La chirigota se llamaba ‘Retrato de familia’ y el pasodoble todavía se canta”, relata.
En esta chirigota inició una gran amistad con Manolo Santander. “Conocí a una persona muy honesta en todos los sentidos. No salía ni para hacerse rico ni para ser famoso. Fue un aprendizaje constante con él. Te enseñaba compás y me asombró verlo ensayando en directo. Tenía su carácter, pero era un patriarca que vivía para todo el mundo. Con su genio, pero luego la gente le adoraba. Tenía un carisma que cuando hablaba, todos callaban”, argumenta.
"Manolo Santander era una persona muy honesta en todos los sentidos. No salía ni para hacerse rico ni para ser famoso. Fue un aprendizaje constante con él"
Un parón de cinco años le llevó a regresar, con Bustelo, en 1998 con la chirigota ‘La banda del escocés’. Gueli no acabó contento con el resultado. “El grupo salió rana”, lamenta. El parón siguiente fue mayor, de 11 años, volviendo a la fiesta en 2009 con la comparsa ‘Un paseo por el tiempo’. “Mi padre estaba mayor y lo veía aburrido. Le pedí un pasodoble para animarle y sacamos una comparsa. Conseguimos que vinieran componentes antiguos suyos. Se hizo un buen grupo pero, claro, el repertorio era mío. Yo no daba más de sí, daba lo que daba. Y el pasodoble era muy bonito, pero tenía muy poca letra y era difícil de escribir”, rememora.
A esta comparsa le siguió otra llamada ‘La libertad dormida’, antesala de otro largo periodo de descanso salpicado con algunas colaboraciones como una letra, ‘Desde que salí de España’, a la chirigota de Manolo Santander ‘Los destripadores de la calle Londres’ (2014). “En esa chirigota salía mi hijo Ale y Manolo me permitió aportar. Con ese pasodoble que había hecho Antonio Martín era difícil hacer una mala letra”, expone.
Pero el travieso Dios Momo le tenía reservada una gran sorpresa y un regreso a lo grande. “Mis hijos Juanmi y Ale ya habían hecho muchas cosas, saliendo con buenos autores como Canijo o Carapapa. Y les propuse hacer algo juntos, una chirigota para ellos. Hablé con Chico Cornejo y me pidió venir con varios de los suyos”. Y así se formó ‘Los exageraos’, primer premio de 2024.
“Se planteó como algo nostálgico, un reencuentro con chirigoteros que ya habían salido conmigo, como los Cornejo, y un homenaje en el propio repertorio a aquellas chirigotas como ‘Las momias’ y ‘Los príncipes’… Cuando me reuní con Chico Cornejo hablamos de que si la cosa no iba bien, en noviembre podíamos decidir hacerla para la calle. Date cuenta que mis hijos eran aún desconocidos, pero yo confiaba en ellos. Y mira cómo acabó”.
Lo que nació para ser un proyecto de un año ha cogido continuidad y en 2025 estarán en el Falla como ‘Cai, los que van a cantar te lasudan (los disléxicos)’. “Sabemos que será difícil repetir éxito, pero nos da igual. Nos gusta el Carnaval y si tú haces una cosa bien y lo demás son muy malos, ¿qué mérito tiene? La competencia es buena y si los demás son mejores que yo, es que habrá sido un pedazo de Carnaval”, concluye.
El noveno en el orden de los hermanos Villegas
Juan Miguel Villegas Mejías 'Gueli' nació el 28 de julio de 1961. Por orden, es el noveno de los 12 hijos que tuvieron Enrique Villegas y Conchi Mejías, sus padres. Estudió en el colegio Carola Ribed y luego en el Nuestra Señora de la Paz, el ‘redondo’. Después del instituto realizó varios trabajos, como el de mensajero en SEUR. Pero la mayor parte de su vida laboral la cumplió en General Motors (luego Delphi), jubilándose en 2010. Está casado con María del Carmen Jiménez Collar (son cuñados de Gueli Juan José el exfutbolista y Paco, de la chirigota del Love). Tienen dos hijos, ambos autores de Carnaval: Alejandro y Juan Miguel. Este último les ha dado dos nietos: Hugo y María.
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