"En 1977 nos jugábamos la continuidad"
miguel villanueva. autor del coro 'los dedócratas
El ex presidente de Autores fue el autor del coro 'Los dedócratas' y uno de los impulsores de la vuelta a febrero
Cádiz/Miguel Villanueva es un torrente de palabras contando cómo se gestó el cambio de mayo a febrero y de Fiestas Típicas a Carnaval en 1977. Ese año, el expresidente de la Asociación de Autores participó en la autoría de tres agrupaciones: la chirigota infantil 'Los juglares del cuento' y los coros 'Las figuras del ajedrez' y 'Los dedócratas'. Pero fue por este último por el que alcanzó la gloria, porque además de ser el letrista participó en la revolución de la modalidad, hasta ese año de capa caída. Pero hay que remontarse un año atrás para comprender que el logro alcanzado por la comparsilandia tuvo su origen en quienes como 'Carnaval 76', comparsa de Pedro Romero y Aurelio Real, o el mismo Villanueva con 'Ilusión carnavalesca', se adelantaron a las voces que pedían el cambio. Dice Villanueva que el boceto de esta agrupación "confundió porque salió a la luz antes de febrero, cuando las Fiestas Típicas eran en mayo". El cambio a febrero no fue posible en 1976 "porque no había tiempo material para hacerlo". Además, pocos meses antes había fallecido Franco. Dice que no tenía "miedo" ya en 1976 sacando una comparsa cuyo repertorio en su casi totalidad estaba enfocado a febrero y al Carnaval. "Estábamos preparados, los demás no. Pero para 1977 hicimos unos cuantos de abanderados para exigir al Ayuntamiento el cambio", recuerda. Villanueva cita a Marcos Zilberman, que cuando la fiesta era en mayo se paseaba por la ciudad disfrazado en febrero para reivindar el segundo mes. "Los dos estábamos conectados", dice. Y ambos, junto a otros entusiastas, idearon el coro 'Los dedócratas'.
Villanueva afirma que encontró el apoyo necesario entre la juventud, algo natural, pero también entre veteranos carnavaleros como Antonio Torres, Juan Poce, Chimenea o Macías Retes. "Influyeron mucho porque jamás asimilaron mayo como fecha. Torres y el Chimenea aprovechaban todos los años de Fiestas Típicas para dar un toque en sus repertorios pidiendo Carnaval y febrero", señala. Entre los carnavaleros más activos pidiendo la vuelta a febrero cita a Pedro Romero, Francisco Sánchez (que ese año fue componente de 'Don Anacleto y sus tres analfabetos' y autor de 'Los tigres de Malasia' y 'Los estafadores diplomados'), Luis Ripoll, Catalán Grande y Catalán Chico, Manolito 'El cariñoso' o Joaquín Sánchez Alba, hermano del Noly.
Los grupos ensayaban bajo la incertidumbre del posible cambio. "En el Ayuntamiento había dos facciones. La del alcalde, Beltrami, era proclive al cambio. Otra parte no lo veía claro e incluso planteaba que las agrupaciones saliesen en febrero y dejar para mayo las cabalgatas y demás actos. Nosotros nos opusimos a eso. El Carnaval tenía que volver con todo", relata. El pleno del 13 de noviembre de 1976 aprueba finalmente el cambio a febrero. Aquí es donde Villanueva incide en el papel "fundamental" que tuvieron los medios de comunicación de la ciudad. "Desde Balpiña y Emilio de la Cruz en el 'Diario de Cádiz' a Curro Plaza, de 'Cádiz Gráfico', pasando por Enrique Treviño, que tenía un programa por la noche en el que reivindicaba la vuelta a febrero", explica.
"El objetivo era recuperar la tradición de las fechas. Y la máscara, que era como recuperar la calle y la libertad de expresión. Y el denominador común era el amor a Cádiz y a sus tradiciones", destaca. Quienes se movieron para calentar el cotarro creían fundamental de cara a 1977 que se crearan coros. "La gente los echaba de menos en la calle", argumenta Villanueva. El primero que se animó fue el de la peña El Charpa, que se iba a llamar 'Los aizkolaris', pero después cambió a 'Las figuras del ajedrez'. Dice Villanueva que hubo algunas dudas en este coro y en ese intervalo "pensamos que hacía falta un coro de jóvenes. Reunimos un grupo de gente novata en el carnaval salvo uno o dos". 'Los dedócratas', según Villanueva, se formó principalmente por tres vías. Antiguos alumnos de San Felipe Neri, hermanos de la cofradía de Jesús Caído y estudiantes de Magisterio. "Puse un cartel en la escuela porque necesitábamos gente. Ahí se unieron el Gómez, Emilio Rosado, Rexach y compañía", evoca.
Para ese concurso de agrupaciones aún existía la censura, que se seguía cebando con las agrupaciones. "A algunas, como la comparsa de Ripoll 'Carrusel de colores', le censuraron mucho, pero Luis no hizo caso y lo cantó todo. 'Los dedócratas' cantamos un tango que denunciaba la situación de Cádiz y desde Información y Turismo llamaron al director, el Poleo, para pedirle que no lo cantásemos más. ¿Qué hicimos? Pues que la cantamos luego en todas partes".
El tiempo que hizo el primer sábado de Carnaval daba la razón a quienes defendían el mes de mayo por su bonanza climatológica. "Llovía mucho. No pudimos subirnos a la batea, pero decidimos cantar a pie. Recorrimos el centro y la gente fue perdiéndole miedo al agua. Nos seguían a todas partes. Había mucha gente disfrazada y eso nos dio un subidón enorme. Llegamos a subirnos al tablao de una plaza de San Antonio vacía que se fue llenando de paraguas en cuanto nos vieron arriba", cuenta Villanueva.
El Carnaval de la calle salió adelante y el esfuerzo mereció la pena. "Nos jugábamos mucho. La continuidad, sobre todo. Era como una prueba", indica. Acabó la semana festera de Cádiz y, de nuevo, la prensa fue "clave" para certificar la resurrección del Carnaval en febrero. "Todos los medios coincidieron en que había sido un éxito y en que había que apostar por la continuidad". Prueba superada. Gracias al empuje de aquella generación disfrutamos del Carnaval de hoy.
No hay comentarios