Julio Pardo: "Los coristas tenemos a tanta gente en contra por culpa de esos coros que se han quedado atrás, algunos estancados en los 70"
El coautor de 'El lado oscuro', junto a Antonio Rivas y Carlines, considera que su padre ha tenido el reconocimiento merecido por Cádiz y el Carnaval
Anuncia un "cambio de estilo" que se ha ido dando en los últimos años y en el que arriesgan más en este Concurso
Coro 'El lado oscuro'
Guía del COAC 2025
![Julio Pardo Carrillo posa para la entrevista de 'Diario del Carnaval'](https://static.grupojoly.com/clip/e2b7c6cf-8490-4948-a5f5-46780b7daa81_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
Julio Pardo Carrillo asumió galones en el coro antes de que su padre falleciera en los Carnavales de hace dos años, al que recuerdan sin ningún dramatismo y desde el prisma más alegre. Junto a Antonio Rivas y Carlos Sánchez Carlines trae una propuesta que, adelanta, rompe con el concepto del año pasado y se pasa al extremo opuesto, de la luz de la gente al nubarrón de ‘El lado oscuro’.
Pregunta.–¿Cómo vivió el Carnaval del año pasado, el primero sin su padre?
Respuesta.–La experiencia es buena. Perder la figura de tu padre es algo dramático, lógicamente, pero nosotros hemos intentado, primero porque en la familia somos así y segundo porque en el grupo también tenemos inyectado eso por él desde hace mucho tiempo, de no hacer más drama de la cuenta. Todo el mundo pregunta si en los ensayos lo echáis mucho de menos, cuando llegáis al teatro... Siempre, porque él forma parte de aquello cada minuto de nuestra vida. No nos hacemos especialmente sangre cuando llegan los momentos importantes, la verdad, nos acordamos de él, pero nos acordamos siempre con una anécdota divertida, con algún recuerdo alegre y no desde el drama. Por eso yo quiero recordar el concurso del año pasado, incluso el de ‘Los Martínez’, cuando pasó lo que pasó (Julio Pardo Merelo falleció durante el transcurso del COAC 2023), yo los recuerdo siempre con una sonrisa a la boca y creo que el coro también, no somos muy amigos del drama nosotros.
P.–En estos dos años se le han hecho diversos homenajes a la figura de Julio Pardo, ¿ha echado en falta algún reconocimiento en particular?
R.–No, yo creo que no, creo que él se fue también con esa alegría y con la tranquilidad de haber obtenido el reconocimiento de su tierra, del mundo del carnaval y del mundo de la cultura en general. Él fue en su día pregonero, él se marchó con la medalla de Andalucía ya prácticamente concedida, aunque él no lo sabía, pero sí es verdad que vio cómo Andalucía en masa lo apoyaba, con el cariño de todos los compañeros de la modalidad, de otras modalidades, yo no he echado en falta ningún homenaje. Creo que ha sido correctamente tratado, nadie es profeta en su tierra, ya se sabe, eso no ha sido fácil durante muchos años, pero a la larga yo creo que Cádiz sabe reconocer a la gente importante, en ese sentido no tenemos ninguna espinita clavada.
P.–Hay veces que reconocer un legado necesita tiempo para ponerse en su sitio, con perspectiva y demás.
R.–Pero bueno, yo creo que ya su figura era suficientemente importante y legendaria incluso con él en vida, creo que no fue necesaria su pérdida para eso.
P.–En cuanto al relevo, aunque hace tiempo que ya tenía galones dentro del coro, oficialmente este sería el cuarto año en el que aparece como autor
R.–Exacto.
P.–En ese tiempo lleva un primero y dos segundos, ¿va por el mismo camino que su padre?
R.–Nosotros intentamos quitarnos presión de encima. Siempre preguntan si es muy complicado arrastrar con el legado y la responsabilidad de un autor tan histórico, de una agrupación tan histórica. Evidentemente sí, pero esa responsabilidad ya la teníamos nosotros en la cabeza, incluso estando él. Hemos crecido con eso, yo llevo en el coro veinticuatro años y la presión y ese afán por superarnos y por estar arriba era nuestro día a día también cuando él estaba. Entonces, la verdad es que no ha cambiado mucho, ya te digo que está muy digerido. Evidentemente lo que nunca vamos a hacer es manchar la reputación del coro, porque es parte de nuestra vida y porque más que lo queremos nosotros no lo va a querer nadie. Pero intentamos despojarnos un poco de la presión y poquito a poco marcar nuestro propio camino. Venimos de donde venimos, nuestra forma de hacer las cosas y nuestro sello es el que es, pero de una manera dulce y sin ser algo muy abrupto estamos intentando construir nuestro camino con nuestra propia identidad, que tiene mucho de lo que era él, pero también mucho de lo nuevo que queremos hacer nosotros.
P.–¿Cuál es ese camino, esa identidad?
R.–Yo lo que intento, y cuando digo yo hablo del coro, porque todos vamos a una, es hacer algo que nos motive y que nos divierta. Llevamos en esto toda la vida. No quiero que suene prepotente, pero más premios que ha ganado este coro... A nosotros el premio es algo que ya no nos obsesiona de igual manera, porque ya está conseguido. No creo que nunca nadie, o al menos en mucho tiempo, vaya a conseguir algo ni siquiera parecido. Entonces nosotros lo que intentamos es hacer algo que nos motive y que nos divierta y que nos ilusione. Si estuviéramos obsesionados por el premio, quizás haríamos otra cosa utilizando una serie de códigos que sabemos que en la modalidad funcionan y que si los empleas, de cada cinco años, dos o tres te llevas algo importante. Pero nos pone más el intentar arriesgar, el salir un poquito de nuestra zona de confort y el que estos cinco meses que dedicamos al carnaval, que tan duros se hacen, nos merezcan la pena desde el punto de vista de que sea algo estimulante. Queremos ganar, por supuesto, creo que el coro estará arriba compitiendo porque en realidad siempre está, pero lo que más nos motiva ahora mismo es ponernos a prueba y demostrar que si salimos de nuestra zona de confort también podemos hacer cosas que lleguen a la gente.
P.–¿Ese riesgo en qué se puede materializar? Algo más concreto.
R.–La modalidad del coro se define porque cada agrupación tiene un estilo muy marcado, muy definido. Año tras año tú ya te puedes esperar en realidad lo que trae cada uno de ellos, porque es verdad que cada uno tiene su estilo muy definido y de ahí no sale. Y nosotros estamos intentando en los últimos años, y este año más, salir de ese estilo tan marcado y de hecho ya lo veréis que nos presentamos con un coro que es la antítesis absoluta y diametralmente opuesta a nuestros dos o tres últimos coros. Y con el riesgo que ello supone, claro, porque cuando vienes con una trayectoria tan grande ese cambio puede ser acogido por el público de buen grado o puede que a la gente le descoloque un poquito. Pero bueno, esto es carnaval, esto es para jugar y si a la gente no le gusta, pues el año que viene hay otro carnaval y les gustará un poquito más.
P.–De hecho, de ‘Las luciérnagas’ del año pasado, un ser de luz, este año se ha ennegrecido con ‘El lado oscuro’.
R.–Y además ya veréis que efectivamente es que hace referencia a todo lo contrario. Si el año pasado hablábamos un poquito de la luz de algunas personas, este año se habla de todo lo contrario. Es un coro que es diferente en su temática, diferente en su música, diferente escénicamente, todo. A la gente le va a sorprender. Nosotros hemos disfrutado muchísimo y estamos contentos con lo que hemos hecho. El fallo después es una incógnita, nunca sabe uno si lo que lleva funciona o no funciona. Por más años que lleve, te aseguro que no lo sabe, pero tenemos buenas sensaciones.
P.–Esa oscuridad viene con un mensaje más crítico, entonces.
R.–Posiblemente sí, este tipo nos va a dar pie a ser más cañeros. Y por ahí van los tiros, sin volvernos locos, evidentemente, pero vamos a intentar meter un poquito el dedito en la llaga.
P.–Ha comentado alguna vez que hay un salto muy grande en el nivel de los coros y otros compañeros también nos han contado en las entrevistas la necesidad de mejorar la calidad de algunos por el bien de la modalidad.
R.–Me da mucha cosa decir esto porque tengo muchos amigos en todos los coros y sé que muchos de ellos ponen todo su empeño y mucho trabajo. Llevar un coro adelante es muy complicado. Pero es verdad que cada año se ve una distancia mayor entre los 6 o 7 coros de arriba y el resto de los coros. Tal y como decía Pili, la compañera (Pilar Tejada, del coro de los Estudiantes), estoy muy de acuerdo. Yo entiendo la benevolencia con grupos nuevos que necesitan su experiencia para rodarse, pero no lo entiendo por parte de autores ya con muchísimos años a la espalda, grupos muy veteranos que se cuelen en el Falla con lo que se cuelan algunos, la verdad. No entiendo por qué algunos coristas se congratulan tanto cuando cada año se inscriben más coros en el concurso, porque después se demuestra que es inversamente proporcional la cantidad con la calidad. Y este año está quedando claro eso. Los coristas que tanta gente tenemos en contra últimamente, en gran parte es por culpa de esos coros, que parece que se han quedado un poquito atrás. El carnaval ha evolucionado inevitablemente y hay algunos que parece que se han quedado estancados todavía en los años 70, 80. Y eso nos está buscando quizás muchos enemigos a la modalidad.
P.–¿No le sorprendería entonces que hubiese algún corte en el que no se llegara al cupo máximo, o incluso sería una solución?
R.–Ya pasó el año pasado, si mal no recuerdo. Me parece que en cuartos de final podían pasar 12 coros y pasaron solamente 8. Este año me parece que ese cupo se redujo. Pero yo sí soy muy defensor, ya no solo en los coros, en cualquiera, que el cupo no hay por qué completarlo. Que no se puede premiar la mediocridad y que si consideramos que alguien no está en condiciones de pasar a cuartos... Estar en cuartos tienen que estar las agrupaciones que tengan posibilidades reales de hacer un buen pase y llegar a semifinales. Estar en esa fase no tiene que ser un premio, si no hay nivel, pienso que el jurado debería ser ejemplarizante.
P.–Está habiendo muchas quejas sobre lo larga que se están haciendo las preliminares. A vosotros os toca justo a falta de tres sesiones. ¿Cómo lo llevan?
R.–Casualmente, en frente nuestra está ensayando la comparsa de Pepito Martínez, que fue la que abrió el concurso, y los vemos todas las noches. Estos chiquillos llevan ensayando veintitantos días después de haber cantado en preliminares. Este año nos ha tocado muy tarde y se nos está haciendo esto de verdad insoportable. Yo creo que el concurso en total, con todas sus fases, más de 25-26 días no debe durar. Es tan sencillo como alargar las funciones un poquito, no pasa nada porque terminan a la una, a la una y pico. Cualquier programa de la televisión termina ya a las dos de la mañana. Algo tan sencillo como meter un par de agrupaciones más por día conseguiría reducir quizás en siete o ocho sesiones las preliminares. Yo estoy de acuerdo incluso con que el concurso tenga un número de agrupaciones tope cerrado cada año. ¿Cómo se llega hasta ese número de agrupaciones si se inscriben demás? Eso sería cuestión de debatirlo. Pero, hombre, hay sesiones que son infumables. Y creo que eso tampoco ayuda a la imagen que está proyectando el concurso afuera.
Mi agrupación del 1/4 del siglo XXI: 'Los millonarios'
Julio ya conoce la pregunta que le viene y responde sin dudar. “Mira, yo me voy a salir de la modalidad. Yo creo que posiblemente la agrupación que más haya marcado, a mí personalmente, diría ‘Los Millonarios’, de Juan Carlos. Me parece que es de esas agrupaciones, como le pasó en su día a ‘Los Borrachos’, al coro ‘Vamos a la Ópera’ quizás, que marcó un cambio de tendencia en la modalidad y en el carnaval, marcó un antes y un después y quedará entre esas grandes agrupaciones de la historia. Me quedo con esa.
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