Nos junta Andalucía

Chirigota

Rafa Burgal /Cádiz

04 de febrero 2016 - 07:09

Localidad: Cádiz

Letra: José Manuel Gálvez Núñez, Jesús Benárquez Liaño, Pablo de la Prida Miranda y Germán García Rendón

Música: José María Ramos Gutiérrez y Constantino Tovar Verdejo

Dirección: José Manuel Gálvez Núñez

el tipo. Las ocho provincias de Andalucía.

Las coplas. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Manolín Gálvez y el compás de La Viña están por encima de todo. Incluso de un repertorio que no termina de acertar en lo imprescindible de la chirigota: el cuplé. Se guardan para el último pase la letra al alcalde, al que se dirigen al decirle que es "un placer" para ellos que sea el regidor. Una persona con una "categoría" que veían desde su niñez. Hablan en nombre del pueblo por su sueño de ver a "un alcalde gaditano" y se lamentan de que "el derrotismo más chabacano" lo haya intentado pisotear en menos de un año. Sin embargo, le recuerdan que fueron los más duros con Teófila, por lo que esperan que todas sus coplas sean "alabanzas", pero le advierten que no van a tener piedad "si Cádiz no levanta cabeza". Un toquecito de advertencia dentro de la loa. No se pueden olvidar de María la Hierbabuena en un segundo pasodoble que interpretan con la letra en un papel en forma de carta mandada desde el cielo. Tres oles por ella y el que no lo diga que se le seque la hierbabuena. Un detalle que se realiza al estar casi fuera de la competición. Sobra el primer cuplé sobre la alerta de la OMS, ya que le piden a sus mujeres que hagan como Piluca, que no come carne roja, pero "la chupa". Sin anestesia. Tampoco está al nivel el segundo, en el que hablan de sus autores sevillanos y la discusión sobre la gracia de esta ciudad. Solo reconocerán que son graciosos si cogen un kilo de gambas blancas en el Guadalquivir.

EN CUARTOS

Las coplas. Andalucía tiene de todo. La playa, el desierto, las montañas... el Carnaval y la chirigota viñera. Sensaciones desiguales en el segundo pase. Bien en el terreno que saben defender, regular en lo importante. La música del pasodoble, con un compás mecidito, sigue atrapando. En su primera pieza traen un planteamiento muy discutible sobre la presión contra los chapuces o la manera de buscarse la vida fuera de la ley por no cotizar. Un robo al Estado "para alimentar a sus hijos". Si los gaditanos no estuvieran "bailando en el alambre", nos tendrían "muertos de hambre". Sí suben el nivel con la segunda letra al 3x4 viñero, el que se entiende mirando a los pies de una chirigota. "Esto no es antiguo ni suena pellejo, se llama 3x4". Una definición para un compás que se marca con el movimiento de las barquillas por culpa del maremoto. Irregular tanda de cuplés . En el primero, se vuelven brutos al contar la historia de un manco que pide un tubo para poder jugar al solitario... En el segundo, caen en una gracia repetida al esperar que si su mujer les pone los cuernos, lo haga con un butanero de Cepsa porque ya ni pesan -ya lo cantó el coro 'Arde Gadir'-. El popurrí sigue estando por encima.

EN PRELIMINARES

las coplas. Orgullosos de ser andaluces. Tanto que si tu jefe se llama Antonio y te ha echado del trabajo, ya te puedes llamar Antonio Machado -magnífico-. Pequeños detallitos en una presentación que lleva hacia el compás y la defensa de la tierra -pocos minutos después de la comparsa chipionera-. El compás en forma de pasodoble, defendido con la maestría en la dirección de Manolín Gálvez. A media voz, el mecido y el dominio de los pianos te hace imaginarte parte de la primera letra. El regreso al Falla tras varios años en la calle, "al compás de las olas", el "taratachero" que te llama y la locura por cantarle a la más bonita, "la que me quita las penas". Nervios que se tapan con la experiencia y el sabor de la melodía. Del piropo pasan a los temas serios con un tirón de orejas a partir del himno andaluz, que no se debe cantar si Andalucía sigue siendo pobre, es un cortijo de señoritos, "los ladrones siguen robando" o se permite que un castellano se ría del acento. Bien desarrollado. Muy bueno el segundo cuplé, en el que comparan el sexo que tienen con la Coca-Cola: primero era normal, después light y luego zero. Baja un poco el primero sobre la agresión Rajoy, que se molestó porque le pegaron con "la izquierda". Las colombianas hechas con un martillo percutor o el aceite de Jaén completan un popurrí con pamplinas por doquier. Rozan el "Cheryshev, te quiero".

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