Las listas de boda

El tipo. Mujeres que se invitan solas a las bodas. Las coplas. Una boda por Cádiz. El vecino del segundo se casa y ellas, como lo conocen de toda la vida, al enterarse por Facebook el día antes se preparan porque no pueden faltar al evento. El traje de siempre y pamelas con forma de bandejas, paelleras y cubo para enfriar el cava. Los bastinazos aderezan en el popurrí la historia de la celebración. El pasodoble, clásico y chirigotero, está por encima de las letras. Como especialistas que son de las bodas, en la primera copla critican la moda de casarse "por moda" y "sólo para presumir", a pesar de que después en la pareja no existe la mirada que "sella la alianza de verdad". Por ello, anteponen el amor al matrimonio y piden tener para ellos la misma ilusión que conservan las parejas que llegan a las bodas de oro. Juegan con el engaño en el segundo -un recurso ya utilizado-, en lo que parece ser el relato de lo que siente una madre cuando ve a su niño estrenarse en las tablas del Falla. En realidad, la alegría es porque su hijo ha conseguido entrar a trabajar en los astilleros, que son "la casa y el puchero del gaditano". Dos bastinazos para rematar una floja tanda de cuplés. En el primero, hacen un repaso metacarnavalero a todo lo que ha sucedido durante el Concurso. Los de la chirigota del Canijo están locos por meterles cuello, pero al final el paquete será para ellos. Desbarra el segundo a los atletas, que por sus cuerpos ellas se iban a correr -con erótico resultado- esta noche. De tantos problemas que encuentran en la boda, al final el sobre del regalo se queda canino.

En preliminares

las coplas. La boda del vecino del segundo. Se cuelan sin invitación, pero eso les da igual porque ellas no pueden faltar al enlace. Poco les hace falta: un vestido con la etiqueta colgada para poder descambiarlo y unos tocados hechos con cualquier cosa. Y un canalillo en el que el doble sentido se ausenta. Sensaciones encontradas entre el regusto clásico de la música del pasodoble -con un cortecito en el trío que le da sabor- y un repertorio salpicado de bastinazos en varios pasajes. Una pena, ya que la idea tiene recorrido. Un enlace en el Falla en el primer pasodoble, de presentación, que está preparado para que la música luzca. Un pasodoble al 3x4 que se baña en La Caleta. La segunda copla se excede por concursera al caer un poco en la demagogia al tratar el recibimiento que se le brindó a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, cuando vino a Cádiz. Denuncian que mientras un viejo "rodaba por el suelo" -no era tan mayor-, los jóvenes estaban detrás grabando con el móvil. De la pareja de cuplés, se salva el segundo por tener un puntito de humor salvaje al dedicarlo a que todo el mundo le echa la culpa de todo al Kichi, por lo que él fue quien batió los huevos de las tortillas del restaurante Grimaldi. Bastante flojo el primero a la Reina Leticia, a la que un modista le hace tres kilos de ropa vieja por lo canija que está. 10 euros menos para los novios en el popurrí. Los recién casados se quedan sin regalo.