Marta Ortiz ('La valla'): "No te puedes apropiar de una lucha, pero sí intentar reflejar el drama"
Asociaciones que trabajan con migrantes agradecen el mensaje de la comparsa de la autora que están traduciendo a otros idiomas
Comparsa 'La valla'
Guía COAC 2025: fechas y orden de actuación

Marta Ortiz, autora de esa revolución que se llamó ‘We Can Do... Carnaval’, regresó al certamen tras un año de descanso con ‘La valla’, una comparsa que transmite, a través de una propuesta feminista y antirracista, el drama de las mujeres migrantes. Hoy hacen su pase de cuartos. Y así lo siente:
Pregunta.–¿Qué impresiones se llevan de su pase preliminar?
Respuesta.–A ver, es que nosotras somos bastante perfeccionistas y le vimos al pase algunos fallitos: estábamos muy nerviosas, cantamos muy deprisa... Creo que nosotras podemos dar más y para ellos hemos estado currando mucho estos días, para poder ofrecer lo mejor. Pero también salimos muy contentas por la reacción general, porque parece, o al menos así nos ha llegado a nosotras, que la comparsa ha gustado.
P.–¿Esta caro el pase a semifinal?
R.–Yo lo veo apretadísimo, veo mucha calidad, veo grupos que han han crecido mucho, entre ellos, veo con muchísima alegría, los de compañeras de comparsas. Yo quiero pasar, claro, pero creo que es bonito que esté apretado y que sea difícil.
P.–En esta función todas las comparsas están formadas en su mayoría por mujeres. En un certamen donde suelen ponerlas a competir a unas con otras, ¿cómo lee este pase?
R.–Esa misma reflexión me vengo haciendo desde que vi el orden. Es cierto que existe una doble lectura. Por una parte, es todo un sueño que haya comparsas compuestas mayoritariamente por mujeres que por méritos propios estemos ahí cantando en un mismo pase. Eso era impensable hace cinco años. Pero, por otra parte, con lo que cuesta quitarse el patriarcado de lo alto, una función así te pone gráficamente en una situación que parece que da más pie a la comparación. Así que puede ser negativo, pero, mira, yo prefiero quedarme con la lectura positiva de que esto era una cosa impensable hace unos años.
P.–También eran impensables repertorios donde la palabra feminismo se integrara sin complejos en el Concurso. ¿Está orgullosa de su parte de responsabilidad?
R.–Bueno, soy consciente de que algo hemos hecho, un granito de arena, aparte de otras influencias, por supuesto. Pero sí, creo que dentro del propio teatro, pues las cosas han cambiado un poco más desde nuestra incursión. No somos la causa de todo, pero algo hemos influido. Yo el domingo contemplaba con muchísima alegría el pase de mis compañeros de ‘La tribu’ hablando de justicia patriarcal en un pasodoble brillante y tachando en otro al rey de putero y con una retórica que no había escuchado nunca a los autores. Me enorgullece, que, poquito a poco, estamos hablando con un lenguaje mucho más deconstruido y con mucha más perspectiva.
P.–Ser vanguardia siempre tiene un precio y pasa factura. ¿La que usted pagó tiene que ver con que dejara el pasado año de concursar?
R.–No, en absoluto. A mí lo que me hizo no ir al concurso fue mi situación personal. Estaba muy estresada y bastante desgastadilla, pero no por el Concurso per se, sino por la situación que viví, la explosión de emoción tan grande que yo creo que a lo mejor una agrupación tiene a lo largo de una trayectoria de 5 u 8 años, pues yo la viví en uno. Me pasó factura a nivel emocional, y si eso lo juntas con llevar un negocio sola y con unas oposiciones, pues claro, hay que elegir y al final el Carnaval es lo más importante de lo menos importante. Es verdad que ese teatro me deja exhausta porque te pones en el disparadero como mujer autora que, además, hace un discurso feminista incómodo, ¿que puede ser una de las razones?, bueno, pues puede ser una ese cansancio emocional, pero dentro de una suma de más obligaciones.
P.–¿Y por qué la vuelta?
R.–Porque me encanta el teatro, porque estaba más descansadita y estábamos ya un poquito más recuperadas a nivel emocional. La experiencia de la comparsa callejera me encantó y todo ese cariño recibido también te hace sanar de cositas feas . A mí me gusta el Carnaval en todas sus vertientes y el teatro me da una que me interesa mucho como persona que se ha dedicado al mundo del arte durante muchos años, que es la de acompañar tus coplas con la parte visual tanto en forillo como en interpretación. Y, por supuesto, el teatro te da un mediatismo que no te da la calle para difundir tu mensaje y, a mi parecer, nosotras llevamos uno que consideramos importante.
P.–Y esta vez con un tipo al que, como confesó hasta en un cuplé, le ha dado muchas vueltas. ¿Cómo cree que se evitaba caer en el blackface, por ejemplo?
R.–A mí me obsesionaba mucho eso, me preocupaba muchísimo, entonces me puse en contacto con algunas asociaciones de compañeras migrantes. Una de ellas la llevaba una compañera cubana llamada Isis que me dio unas cuantas lecciones de antirracismo, me recomendó varios libros y cómo podía hacer para representar a una compañera africana o norteafricana sin caer en estereotipos, ni en apropiaciones culturales. No caer en marcarte más los labios o la nariz y no caer, por supuesto, en el negro. Pero de la misma manera, también me preocupaba equivocarme en el discurso. No quería caer en esa condescendencia privilegiada europea. Quería señalar el problema donde realmente está, que es la criminalización que hace Europa, junto con su compañero Estados Unidos, de todas esas fronteras. Entonces, creo que si estás concienciada con eso, en un tema tan espinoso, que hacía falta documentarse mucho si de verdad lo quieres tratar con transgresión pero con respeto. Y eso es lo que hemos hecho, esforzarnos mucho, porque no te puedes apropiar de una lucha. Yo no soy una mujer negra, evidentemente, pero sí puedo intentar reflejar ese drama para que la gente que no lo conoce, lo conozca.
P.–¿Le ha llegado de vuelta la opinión de alguna persona que haya pasado por lo que ustedes narran?
R.–Sí, esa ha sido una de las mejores gratificaciones y ratificaciones de lo que hemos hecho. Asociaciones de Ceuta, de Melilla, de Gran Canaria nos han enviado mensajes a mansalva. Que estas asociaciones, que trabajan con estas personas, nos hayan felicitado ha sido lo más importante para nosotras. De hecho, algunas nos han dicho que están traduciendo el repertorio al francés o algunos algunos dialectos africanos. Está siendo una pasada, la verdad.
La agrupación favorita del primer cuarto de siglo XXI
Se lo piensa unos segundos, pero, rápidamente, decide: ‘Los ángeles caídos’. La autora Marta Ortiz no sólo elige la comparsa de Juan Carlos Aragón “por todo lo que movió en la modalidad que, en mi opinión, fue un antes y un después en el discurso en las comparsas”, sino por lo que le “movió personalmente”. “Aunque, bueno -reflexiona- podría haber elegido cualquier agrupación de ese autor”.
También te puede interesar
Lo último