“La pena ya nos viene dada, hay que hacer reír”
Selu García Cossío | Autor de chirigotas
“Tengo un estrés muy grande. Hacer un repertorio es obsesivo porque aunque lo tengas terminado simpre estás buscando algo para poder mejorarlo”
Cuatro décadas de Carnaval lo contemplan. Éxitos y pelotazos que lo han convertido en un referente, uno de los mayores activos del Carnaval gaditano allende nuestras fronteras. Esta noche Selu García Cossío estrena su nueva obra ‘Estrés por cuatro’. Ayer charlamos, tranquilamente, con él.
–Vámonos que nos vamos que no hay tiempo que perder. ¿Estresado a pocas horas del debut?
–Mucho, lo que pasa que este año he canalizado el estrés y eso me ha servido para hacer un repertorio. Incluso bromeamos con el hecho de que cuando estamos en el corredor de la muerte, justo detrás del escenario, la preliminar es mortal de necesidad. Y nos reiremos de nosotros mismos porque nos va a salir mejor el personaje.
–¿Cómo ha sido pasar de un quemasangre a este personaje?
–Siempre he entendido que nos mantenemos durante tantos años porque hacemos personajes diferentes. Cuando hicimos ‘Los Borrachos’ al año siguiente saqué ‘Los ricos’, luego ‘Los titis’, ‘Los lacios’... en fin, siempre un poco de cambio. Intento sacar personajes reconocibles de la calle, aunque hay veces como Donald Trump o los banqueros que eran más globales.
–¿Se han inspirado en alguien en concreto para reflejar ese estrés carnavalesco?
–Es que el estrés es muy amplio, tiene muchas gamas. El estrés tiene picos altos y picos bajos, como el histrionismo. Pero incluso en los picos bajos la tensión que transmite el personaje también es muy importante. Entonces lo que he intentado es mandar un mensaje sobre la cantidad de tonterías que nos estresan. La sociedad tiene que estar estresada siempre, y si no hay un motivo pues se lo inventa.
–¿Qué mensaje tranquilizador le mandaría al Carnaval de Cádiz?
–Bueno, pues que sigue vivo. Nosotros vamos a cantar por toda España y lo que más envidia la gente es que tenemos una fiesta en la que podemos decir muchas cosas que otros sólo pueden decir en sus casas o en los bares. Nosotros podemos desahogarnos siempre y el Carnaval debe ser tan libre como siempre.
–¿En estos cinco años de Gobierno de izquierda en la ciudad ha notado algún cambio, más libertad para poder decir las cosas?
–No, yo veo el Concurso más o menos igual. Aquí se critica todo. Una vez tuve la oportunidad de saludar a Susana Díaz y lo primero que me dijo es que en el Carnaval de Cádiz no tratamos igual a todos los políticos. Yo le dije que el Carnaval de Cádiz está por encima de la política, que los políticos pasan pero el Carnaval sigue. No tenemos ninguna premisa, además es una tontería, porque por lo menos en mi caso yo respeto las opciones políticas de todo el grupo. Nosotros somos 11 y yo no hago letras a favor de nada porque incluyo a mis compañeros al cantarlo. Hay críticas al poder, claro, pero no con un signo predeterminado.
–¿Y se lo dijo por alguna copla en concreto?
–No, qué va. No sé por qué me dijo eso.
–Tampoco es que ella se haya dejado ver mucho por Cádiz, ni siquiera cuando era presidenta de la Junta.
–No, de hecho yo tuve que conocerla en Sevilla, nunca la he visto por aquí. Pero vamos que yo no me quejo, cada uno es muy libre de pensar lo que quiera. Aquí hemos tenido políticos de todos los colores y el Carnaval está para lo que quiera uno, es total libertad. Había quien me criticaba diciendo que el Selu nunca se moja. Pues yo tengo cuartetas de ‘Los lacios’ diciendo...Felipe, esa mierda de ayuda que le das a los parados te la metes por los webo, webo... O sea que hasta con el personaje más simple hemos hecho críticas.
–Este año hay una chirigota que van de impacientes. ¿Se pisa algo con su idea?
–Bueno la impaciencia es una parte del estrés, pero no toda. El estrés tiene una gama más amplia. Creo que no tiene nada que ver. Los chavales lo han hecho muy bien y a mí particularmente me ha gustado mucho. Pero bueno, cuando cantemos pues ya se verá.
–40 años en el Carnaval y 31 con la chirigota. ¿El día antes del estreno sigue sintiendo mariposas en el estómago?
–Pues sí, cada vez peor. El año de los banqueros, que estábamos allí en el corredor de la muerte antes de salir a cantar, pensaba en mis amigos, que en ese momento estarían con los pies encima de la mesa, tan tranquilos en su casa, viendo la tele, con una cerveza, y me entraron muchas ganas de irme. ¿Qué necesidad tengo yo?, me pregunté. Lo que pasa que eso es sólo un momento. Si a la gente le gusta vas creciendo en el escenario y si existe una sinergia con el público es maravilloso.
–Ustedes cantan todo el año por ahí pero durante la semana de Carnaval les gusta actuar en Cádiz sobre todo.
–Sí, precisamente hoy me han llamado de Ceuta para esa semana y me han ofrecido mucho dinero pero he dicho que no. Si podemos evitarlo no salimos. Otra cosa es ir a cantar aquí al lado y volver. La gente lo agradece porque ve que estamos en la calle y que vivimos el Carnaval. Porque dura nueve días pero de calle son tres o cuatro, y si te vas a ir en esos días ¿a qué se reduce todo?
–¿Y siguen actuando al mismo nivel que hace unos años?
–Hombre esto es como la Bolsa, cuando cotizas al alza se nota. Pero nosotros últimamente tenemos nuestras actuaciones todo el año. Cuando yo empecé no nos llamaban tanto como ahora, que vamos a teatros, a salas de fiesta, a bodas. Tenemos teatros fijos como el Palacio Euskalduna en Bilbao, vamos dos veces al año a Madrid y llenamos, y todo eso pues es gratificante.
–Además van siempre el grupo entero, ¿no hay minigrupos dentro de la propia agrupación?
–No, yo siempre me he negado. Respeto a quien lo hace pero lo considero una traición a mis compañeros que han ensayado lo mismo que yo. Más que por el sonido que se pueda dar lo hago por compromiso, por ética, por la vergüenza y por el respeto a todo el grupo.
–¿Usted es de los que sigue el Concurso?
–Poco, la verdad. Escucho más comentarios que otra cosa. Ahora ya escuchas más con tranquilidad conforme va avanzando, pero hasta el momento he oído muy poco.
–¿Qué le parece que se hayan vendido las entradas de la final sin sorteo?
–No tengo una opinión porque no sé cómo ha sido. Hay gente que venía muy escandalizada, que me hablaban de que había sido una cosa rara, otra que opina que está bien para Cádiz, para que haya más ambiente de gaditanos en la ciudad, pero ya te digo que no tengo una opinión al respecto. Ya me informaré.
–¿Es disciplinado a la hora de ponerse a escribir?
–Me obligo, sí, pero esto es trepidante, 24 horas al día, es obsesivo, porque aunque tenga terminado el repertorio siempre quieres mejorar. Es obsesivo desde hace meses. Tengo un estrés mu grande.
–¿Se medica?
–Jajaja... No, no, mucha cervecita y unos ensayos distendidos en los que trabajamos mucho. Esto consiste en ir creándote caldo de cultivo con gente y disfrutar.
–De todas formas la gente, con el tema de las redes sociales, está muy estresada últimamente.
–Claro. A mí se me ocurrió el tipo un día que recogí a mi mujer en la moto y estábamos estresados de la cantidad de cosas que teníamos que hacer. Y le dije: Estrés por cuatro. Nos reímos. Le gustó el nombre, y a partir de ahí empecé a ver que el estrés no se había tocado prácticamente...
–Y eso que es la enfermedad de nuestro tiempo.
–Sí, la sociedad se impregna de estrés. Yo tengo dos tías mías encantadoras que siempre están liadas con el estrés. Porque es que tiene muchos aspectos, tiene la pena, la incertidumbre, el temor, la desgracia ya en lo alto, y las veo a ellas y es como si disfrutaran cuando piensan que algo les estresa. Yo creo que ya es como una droga el estrés.
–Parecido a lo que decía Flaubert de la tristeza, que es un vicio.
–Desde luego, totalmente. Hay gente que se levanta y dice: no estoy bien, ahora voy a pensar por qué. No puedo estar tan contento.
–¿Para preparar el personaje ha llegado a leer mucho sobre el tema?
–Bueno, claro, algo he leído. A mí me gusta que los repertorios sean muy sociales, no cosas que la gente no conozca. En los ensayos la gente se ha visto identificada porque son situaciones cotidianas, a veces ridículas y súper estresantes, pero sí que he leído sobre el histrionismo y este tipo de conductas.
–Los sociópatas, que dicen los sicólogos, la gente tóxica.
–Yo tengo uno en mi chirigota al que le digo que es hipocondriaco social, que siempre tiene la defensa preparada para lo que pueda pasar.
–Porque usted cuando hace una chirigota no va pensando que no le va a gustar a la gente.
–Hombre primero me tiene que gustar a mí. Luego convenzo a los míos. Y luego intento que le guste al público. Pero yo soy de la opinión de que Picasso cuando pintaba un cuadro no esperaba la opinión de la gente, lo ponía en la pared simplemente para que lo vieran. Entonces creo que hay que ser coherentes.
–Con lo que le gusta pintar.
–Por encima de todas las cosas.
–¿Sigue haciéndolo?
–Qué va... Ya no pinto na.
–Jajajajaja.
–Tengo que ponerme, porque tengo un mono horroroso.
–Para relajarse de tanto estrés por cuatro.
–Yo siempre digo que dejaría todo por pintar. Una mañana entera pintando y a las dos de la tarde mirar el cuadro y borrarlo entero, pero ese tiempo que te quiten lo bailao. Es maravilloso.
–¿No le parece que los repertorios, en líneas generales, son cada vez más sensibleros y menos críticos?
–Me limito a decir que cada uno haga lo que quiere y lo que le gusta. Una vez hice un pasodoble a Andalucía, el año de ‘El que vale, vale’, que hablaba de un inmigrante que venía en una patera y tal, y gustó mucho, y lo cantábamos por ahí y gustaba, pero mi carácter no va por ahí. A mí me gusta decir que la pena ya nos viene dada, hay que hacer reír. Nosotros desde que nacemos nos estamos muriendo. Entonces recrearse en eso no sé, no lo entiendo. Hay que transmitir alegría, felicidad y positivismo, criticar pero con positivismo, y que sean críticas duras pero desde un talante guay.
–¿Hay alguna ciudad en la que le guste cantar especialmente?
–Nosotros nos sentimos queridos en todos sitios, la verdad, pero la plaza más difícil ha sido Bilbao, porque el Palacio Euskalduna tiene una capacidad para 3.500 personas, y cuando salimos les dije que encendieran la luz para preguntar primero cuantos gaditanos había, luego cuantos andaluces, y en total eran unos 200. El resto eran vascos. Y conquistar un público así y conseguir sentirnos comunicados por el Carnaval creo que es lo que más define al espíritu del Carnaval de Cádiz, hacer que todo el mundo lo entienda y lo empatice.
–El domingo cantó una comparsa uruguaya, ¿esto se va a internacionalizar?
–Creo que no. Los uruguayos son andaluces casi, son de nuestro equipo, nos siguen mucho, y respiran lo mismo que nosotros, no sería lo mismo ir a otro lugar de Iberoamérica. Los uruguayos y nosotros hablamos el mismo lenguaje carnavalesco.
–No se ve cantando en China vaya.
–Y ahora menos, no es el momento.
–Jajajajaja... ¿Es usted amante del humor negro?
–Me gusta todo el humor, el negro también. Es que ponerte cortapisas tú mismo, o censurarte es una tontería. No puedes evitar reírte si ves a alguien tropezarse en la calle de manera rara, aunque después digas joé qué cabrón soy... Yo leo revistas como El Jueves y hombre, tú sabes hasta donde puedes llegar, pero humor negro contra las instituciones o unos dibujos un poco fuera de tono sobre el rey a mí al fin y al cabo me parece humor. Además, el humor está para que lo consuma el que quiera. Tú entras en un bar y te tomas lo que te gusta, lo otro no, pues esto es igual.
–¿Para la chirigota del Selu el premio es mantenerse en la final?
–Hombre, no, a nosotros también nos frustra, no vayamos a pensar que ante la duda le podemos dar el tercero al Selu que se lo va a tomar bien. No es eso. A todos nos gusta ganar, pero bueno lo que más nos convence es lo que viene después. Es que ahora por ejemplo salimos con ‘Las Pepis’ y cada vez nos acogen mejor. Como el menudo, que de un día para otro está más bueno. Sólo tres veces hemos pegado desde el primer día en el Concurso pero es muy gratificante ir creciendo y que la gente asimile el personaje. Eso está por encima de todo.
–Ponerse en la piel de una agrupación que sale a escena y ve la frialdad del Falla tiene que ser duro.
–También lo hemos vivido, claro, y es muy chungo, pero creo que de todo se va aprendiendo. Yo aprendí de los éxitos para saber lo que gusta, lo que no gusta, pero de los fracasos también se aprende, o del no éxito rotundo. Yo no sé lo que quiero pero sé lo que no quiero. Vamos creciendo en años y vamos conociéndonos más.
–¿Cómo le puede afectar a la modalidad de chirigota la pérdida de dos talentos como Juan Carlos y Manolo Santander?
–Creo que ya se está notando ese vacío en el estilo clásico y en el de Juan Carlos. Han sido dos grandes pérdidas y por ejemplo a mí en comparsas Juan Carlos me ha dejado huérfano. Hablaba el otro día con mi mujer y me comentaba: ha empezado todo y no está Juan Carlos. En la amplia gama que tenía del humor y la poesía. Juan Carlos para mí era como Jack Nicholson, que sólo me creo a un malo si lo hace él. Pues con Juan me pasaba que cuando escribía poesía inmediatamente la masticaba y me la tragaba, otra no me la trago. Creo que los dos nos acostumbraron muy malamente. Yo estoy con el pasodoble de Manolo del año pasado todo el día en la boca, y con ese estilo tan espontáneo y a la vez tan diferente a mí pero tan cercano al lenguaje de Cádiz.
–¿Cree que eran conscientes de todo lo que se les quería?
–Es que nosotros podemos ver que la gente nos quiere, pero claro, esas muestras de cariño tan increíbles no sé yo si se podían esperar. Es como dice Javi Bohórquez, no cantarle ya que ya no está. Pero es irremediable.
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