Rafael Velázquez: “En mis tiempos se dejaba más libertad a los que cantaban”

Retrocarnaval

Apodado ‘El mejicano’ desde el año que cantó en ‘Rancho grande’, tuvo la oportunidad de salir con Martín, Villegas y con Martínez Ares desde ‘Zombies' a ‘El brujo’

Catalán Grande: “La comparsa ‘Los golfos’ fue el mejor grupo que yo dirigí”

Catalino: "En mi época los componentes eran más fieles y los grupos más reconocibles”

Rafael Velázquez en la plaza de Fragela ante el Gran Teatro Falla.
Rafael Velázquez en la plaza de Fragela ante el Gran Teatro Falla. / Jesús Marín

La afición al Carnaval le vino a Rafael Velázquez acompañando a su tío al recordado Bar Juani, donde de pequeño disfrutó de los ensayos de las comparsas de Enrique Villegas o Paco Alba. “También recuerdo haber visto en una estación de ferrocarril, donde luego estuvo el pub El andén, a ‘Pancho Albachi y sus mamarrachis’. En el barrio, por Trille, había mucha afición y gente que salía en agrupaciones. Y vecinos míos como el Kiki, que después salió conmigo en comparsas”, recuerda.

“Otro amigo del barrio era Gustavo Rosales, familia de los ‘Agüillo’, con quien hicimos una chirigota llamada ‘El tío Aquiles y su pandilla’. Yo tenía 17 años, y nos hizo el repertorio un tal Osorio”. Corría el año 68 y esta agrupación parodiaba a un personaje televisivo muy de moda, protagonista en el programa infantil ‘Los chiripitifláuticos’.

Parte de esta chirigota se unió al coro de El Quini, pero Rafael Velázquez no pudo hacerlo por motivos laborales. Su trabajo en Abengoa le hacía pasar muchos meses fuera de Cádiz. Poco tiempo después, en un permiso, pudo irse de gira con ‘Los maniseros de Cádiz’. “Me hicieron una prueba y ya estaba todo listo para irme con ellos a las Fallas de Valencia, pero ocurrió un percance que me hizo pensarlo mejor”, apunta.

Rafael Velázquez, primero agachado por la derecha, en su primera agrupación, 'El tío Aquiles y su pandilla'.
Rafael Velázquez, primero agachado por la derecha, en su primera agrupación, 'El tío Aquiles y su pandilla'. / D.C.

Muchos años después, amigos del barrio seguían saliendo con El Quini y Velázquez se unió a ellos para salir en el coro ‘Fantasía rusa’, tercer premio. “Ensayábamos en Salesianos. El coro llevaba gente muy antigua, de los últimos coros donde salieron los componentes de El Quini de toda la vida. Cuando cantábamos en el Falla quedábamos antes en el bar Gerardo y ya con el tipo puesto nos íbamos andando hasta el teatro. Me acuerdo que yo estaba asustado porque en los camerinos estaban los grises vigilando, porque estaban tirando octavillas de la Falange”.

Tras un descanso en 1980, aterrizó en la comparsa de uno de los grandes, Antonio Martín, que estaba buscando personal para renovar el grupo, que el año antes había sido ‘Caleta’, y sacar ‘Charlatanes de feria’. “Manolo Alba, guitarra de grandes comparsas, me recomendó. Me hizo mucha ilusión salir con Antonio Martín”, admite.

"Cuando cantábamos en el Falla quedábamos antes en el bar Gerardo y ya con el tipo puesto nos íbamos andando hasta el teatro"

Esta comparsa fue tercer premio, por detrás de ‘Pregones’ de Pedro Romero y Emilín Álvarez y de ‘Los hijos de la noche’ de Enrique Villegas. Una final de muchos quilates. “El repertorio era altísimo y después de cantar varias veces, que yo hacía cositas por arriba, me quedaba hecho polvo. Se dijo entonces que el grupo no estaba a la altura del repertorio. Había letras muy buenas, pero las dos otras comparsas eran tremendas”, señala.

Cantando en la traspunta tras Paquito Galán y delante de un guitarra en 'Charlatanes de feria' (1981).
Cantando en la traspunta tras Paquito Galán y delante de un guitarra en 'Charlatanes de feria' (1981). / D.C.

Dice que no contaron con él para ‘Voces negras’, la siguiente comparsa de Martín. “Aparte, yo tenía problemas para salir por el trabajo”, destaca. Pero al final pudo engancharse a la comparsa de Villegas ‘Rancho grande’. Gustavo Rosales se volvió a cruzar en su camino y lo llevó a esta agrupación, que también reformó el conjunto del 81 al 82. “Yo cantaba detrás de El Alemania y lo podía ayudar, porque tenía mucha carga con el repertorio. Pero no me dieron esa oportunidad y no lo entendía. Yo me sentía desaprovechado”, confiesa.

A esta comparsa le debe Rafael su apodo: ‘El mejicano’. La historia es muy curiosa. “Al terminar de cantar en el Cine Alameda de San Fernando me habían robado una chaqueta de cuero que yo llevaba para abrigarme encima del disfraz. Al llegar a mi casa, me acordé que tenía las llaves en ese chaquetón y no estaba en casa mi mujer, que había estado viéndome cantar y se quedó a dormir en La Isla con sus padres, que eran de allí. Así que me tuve que ir a hacer tiempo al bar Lucero y esperar allí el autobús de la General Motors. Entré a trabajar con el tipo de mejicano. Y se me quedó para toda la vida”, dice entre risas.

El trabajo le impidió seguir con Villegas y ya no salió hasta 1985, sin saber entonces que se iba a enrolar en uno de los grupos míticos de la historia del Carnaval con un no menos mítico autor: Antonio Martínez Ares. De un tipo clásico como el de mejicano pasó a vestirse de zombie. “Yo siempre intenté proteger a Antonio y trabajé mucho por esa comparsa. Él me escuchaba mucho”, adelanta.

“Nos hicieron una prueba de maquillaje para esa comparsa, pero no era lo que buscábamos. Y hablamos con Paco Leal. Fuimos a su casa en San Francisco y cuando maquilló a uno de nosotros, vimos que era lo que estábamos buscando. Acertó de pleno. Desde ahí se quedó Paco Leal con nosotros para muchos años. Le contábamos la idea y del tirón la entendía y buscaba el maquillaje ideal para cada comparsa”, relata.

Maquillar a ‘Zombies’ era un reto. “En Cádiz no existía un sitio para comprar pasta deformante para hacer las cicatrices y las brechas en las cabezas. Eso lo compraba yo en Sevilla. Estábamos tiesos, era un grupo nuevo de gente joven, y había que buscar dinero. Yo conseguí un patrocinio de la General Motors. Y le alquilamos la máquina de humo a una orquesta”, rememora.

Señala que Manuel Portela, el agente artístico, “quería llevarnos a la tele, al programa de José María Iñigo, porque estaba de moda el disco y el video clip de ‘Thriller’ de Michael Jackson. Y después, quedarnos allí 15 días. Pero no vimos claro quitarnos de Cádiz tanto tiempo, cada uno con su trabajo aquí”.

En la comparsa 'Esto es carnaval' (1987) y detrás suya, Fali Vila.
En la comparsa 'Esto es carnaval' (1987) y detrás suya, Fali Vila. / D.C.

Después de sacar ‘De locura’, el grupo llegó a su primera final con ‘Esto es Carnaval’ en 1986. “Comentamos que había que darle un poco de alegría a la cosa y así lo hizo Antonio”, señala. “Pedimos al jurado poder entrar al escenario formando una algarabía por el patio de butacas en la presentación, pero nos dijo que si lo hacíamos estábamos descalificados”, añade.

Aquellos maravillosos años la comparsa se hizo con el favor del público, principalmente joven, y lo pasaba en grande donde quiera que fuera. “Nos contrataron en verano en el Aquaherry Park de El Puerto. Nos ponían un autobús y nos daban las entradas para nuestras familias. Y aparte nos daban 50.000 pesetas al día. Después de bañarnos y echar el día, cantábamos en un tablao. Y todo eso después de venir la madrugada antes a las tantas, de haber cantado en otra parte”.

"Nos contrataron en verano en el Aquaherry. Nos ponían un autobús y nos daban las entradas para nuestras familias"

Luego vinieron ‘Entre tus brazos’, ‘Con uñas y dientes’, ‘Sonri-sillas’ y ‘Calabazas’. Sobre esta última comparsa dice Rafael que el primer día de Concurso el grupo sufrió las incomodidades del disfraz, corregidas en actuaciones posteriores. “El debut fue un desastre, medio vistiéndonos nos estaban anunciando para cantar”. La comparsa ya estaba “haciendo pupa” a otros grupos consagrados y labrándose un camino hacia la gloria.

Después de ‘Doremifasoleando’ en 1992 llegó el primer triunfo con ‘Los miserables’. “Allí donde íbamos nos recibían con mucho cariño, la gente se entregaba”.

Rafael Velázquez, izquierda, en la comparsa ‘Los miserables’ (1993).
Rafael Velázquez, izquierda, en la comparsa ‘Los miserables’ (1993). / D.C.

Con ‘La ventolera’ repitieron primer premio en el 94, pero el triplete se les resistió en el 95, cuando fueron ‘El brujo’. “Charrúas’ también tenía su tilín, y estaba muy bien trabajada”, reconoce.

‘El brujo’ fue su última comparsa con este grupo. Se produjo entonces una dolorosa ruptura que provocó la salida de media comparsa. “Simplemente aquello fue un desgaste después de muchos años de presión y de éxitos. En realidad, fueron pequeñas cosas que se fueron juntando… Yo estuve hasta el último contrato. Un poco no querían contar conmigo y otro poco yo ya no estaba a gusto”, explica.

Rafael hizo un parón y no regresó hasta 2002 con la comparsa ‘Los guerrilleros del levante’, de Pedro Romero y Juan José Arauz ‘El chupa’. “Estuve varios años sin querer saber nada de Carnaval. Me dolió mucho lo que pasó con ‘El brujo’, la verdad. Hasta que me llamó El chupa y me convenció”, expone.

"Estuve varios años sin querer saber nada de Carnaval. Me dolió mucho lo que pasó con ‘El brujo'"

Junto a El Chupa, destacado contralto de aquella época y compañero de Rafael en el grupo de Martínez Ares, estuvo en otras dos comparsas: ‘Los arrepentíos’ (2003) y ‘Habana Club’ (2004), ambas con letra de Ezequiel Arauz. Ahí se cortó la coleta para el Carnaval oficial.

Varios años después comenzó a frecuentar los ensayos de la antología ‘Los cleriguillos’. “Me fui con ellos a un festival a Barbate. Me invitaron a subir al escenario a cantar una copla y me dijeron que ya no me bajaría más. Así entré con ellos. Puede que lleve allí ocho o diez años. Estoy muy contento porque el ambiente es muy bueno y relajado sin la presión de ir al Falla”, argumenta.

Sobre el Carnaval actual destaca que “faltan letras con chispa y es muy diferente a lo que yo he vivido. Creo que no se aprovecha el embrujillo de las voces. En mis tiempos se dejaba más libertad a los que cantaban, había más improvisación. Nosotros llevábamos un tenor muy arrastrado, pero se metían Fernandi y el Carli, y el Chupa que llegaba a todas las notas. Y ellos lo remataban. Hay que saber dónde encajar las voces, y eso no se hace bien ahora”.

Para finalizar, asegura que ‘La ventolera’, “que iba muy completa”, es la mejor comparsa en la que salió junto a ‘Charlatanes de feria’, agrupación esta que ha valorado más “conforme ha ido pasando el tiempo”.

Entre Abengoa y Delphi antes de su prejubilación

Rafael Velázquez Castellano nació el 6 de octubre de 1951 en el número 1 de la calle Costa Rica, aunque de pequeño se mudó a García Carrera. Estudió en el colegio Celestino Mutis y posteriormente en Salesianos, donde hizo la FP en Electricidad. No terminó los estudios porque el verano de su segundo curso comenzó a trabajar con Abengoa y allí estuvo durante varios años. Luego pasó a la General Motors, que después fue Delphi. Se prejubiló meses antes del controvertido cierre de la factoría. Está casado con Encarnación Jones. Tienen cuatro hijos: Rafa (comparsista, director ahora de la comparsa del Carapapa), Jorge, Claudia y Álvaro. Y dos nietos, hijos de Rafa: Marco Antonio y Claudia.

stats