Respeto y devoción

Pepe Mata

14 de febrero 2025 - 07:00

Cádiz/Que el Carnaval de Cádiz es un latido que trasciende fronteras es algo más que reconocido, casi de Perogrullo. Desde hace años el Gran Teatro Falla recibe con los brazos abiertos a agrupaciones que llegan desde distintos rincones de Andalucía e incluso de más allá de nuestra comunidad autónoma, atraídas por una afición hacia nuestra fiesta que a veces se convierte en devoción. Es digno de admiración que autores y componentes que, sin haber nacido aquí, sientan una devoción tan grande por el carnaval gaditano y lo demuestren subiéndose a las tablas con enorme ilusión y entrega.

Asimismo, diré que siempre he respetado a quienes deciden traer un repertorio con el que pueden concursar en cualquier otro lugar, sin arraigo a Cádiz ni a su idiosincrasia. Pero, por eso valoro especialmente cuando una agrupación de fuera se sumerge de lleno en nuestra manera de entender el carnaval, y lo convierte en el eje de su repertorio. Porque no es lo mismo venir a cantar a Cádiz que venir a cantarle a Cádiz. Y ahí es donde se nota el cariño, el esfuerzo y la conexión real con nuestra tierra. No olvidemos que, aunque este carnaval sui generis y totalmente gestado aquí, ciertamente no tiene fronteras, Cádiz siempre será su epicentro.

A lo largo de los años, hemos visto a agrupaciones de Sevilla, Córdoba, Almería, Badajoz, Málaga, Granada, Huelva y de tantas y tantas otras localidades que han sabido captar el alma de esta fiesta, estudiando sus raíces y adaptando su pluma a Cádiz y a su carnaval. Esas coplas, al menos para mí, tienen un valor especial, porque hay que recordar que este es un concurso de agrupaciones del carnaval de CÁDIZ y a los que así lo entienden hay que reconocérselo de manera especial.

El carnaval, como nuestra trimilenaria ciudad, es hospitalario y abierto, pero también debe ser celoso de su esencia. Y en esa dualidad está su grandeza: recibir con alegría a quien viene de fuera, pero exigirle el mismo amor y respeto por la fiesta gaditana que tenemos los de dentro, bueno, con algunas excepciones.

Por ello y, a colación de lo que estoy comentando, reconozco que la mayoría de los que aquí vienen verdaderamente lo hacen desde el afecto y admiración a nuestra tierra y prueba de ello es ver cómo, cuando finaliza la actuación y se echa el telón, algunos componentes de esas agrupaciones lo besan con lágrimas en los ojos, como si sellaran un juramento con esta tierra, como quien besa una bandera con orgullo y devoción. Porque para la mayoría, cantar en el Falla no es solo un objetivo logrado sino un gran sueño cumplido.

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