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"Esto ya no es Carnaval", comentaba con indignación un transeúnte que intentaba abrirse paso por calle Pelota. Poco después, se toparía con un muro humano para cruzar una Catedral tomada por el botellón. La situación no fue para nada novedosa. Esta plaza es punto de encuentro desde hace años para foráneos sin contexto alguno ni interés por la fiesta. Eso no quita el malestar imperante entre carnavaleros y ciudadanía en general. Uno de los vídeos más virales del fin de semana, grabado desde una azotea, habla por sí solo. Esa noche, el Ayuntamiento recogió en toda la ciudad unos 137.880 kilos de residuos.
El segundo sábado de Carnaval de Cádiz se espera siempre algo menos conflictivo en la convivencia entre aquellos que quieren escuchar y el turismo de alcohol. Esta vez parece que ganó la partida lo segundo. Las redes se llenaron de usuarios apuntando a un empeoramiento de la situación.
Lo cierto es que varias agrupaciones incluso anunciaron que se habían retirado de las calles ante la imposibilidad de ofrecer su repertorio. El ruido y la poca educación, entre los motivos. Hasta bien entrada la madrugada, las ilegales no encontraron algo de paz para cantar sus letras en esquinas menos transitadas de La Viña e incluso por Viudas. Aún así, en la zona de Capuchinos hubo menos actuaciones de lo habitual.
Uno de los más críticos con el ambiente del Sábado de Piñata fue Germán Rendón, autor de la comparsa 'Donde fuimos felices'. Este aseguró en X que tuvo que dejar de cantar: "No puede ser que recojamos nuestra agrupación de Carnaval con meses de ensayo huyendo de nuestra casa". Rendón pidió con urgencia un plan para responder al botellón en Carnaval y no abandonar a su suerte plazas tan icónicas como la Catedral.
También sorprendió la disposición de los autobuses por la ciudad. Una buena cantidad de estos vehículos fueron dejados en doble fila en la avenida de la Sanidad Pública. Un hecho que generó bastante controversia. Tal como se puede ver en vídeos subidos por usuarios, los autocares aparcaban de tal manera que los vehículos estacionados correctamente no podían salir en caso de necesidad.
Otro de los aspectos negativos estuvo en varias agrupaciones callejeras procedentes de fuera de la provincia que no respetaron ciertos códigos de la calle. Por ejemplo, situarse en lugares con mucha aglomeración, cortando el paso. O empezar a cantar sin pedir la vez a chirigotas que ya estaban esperando en ese lugar. De hecho, otras eran más que nada una especie de charanga, tocando solo caja y bombo a un volumen elevado a su paso por las cercanías de una actuación
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