La selva madre
Comparsa
Localidad: El Puerto
Letra y música: Francisco Alcántara Pedemonte
Dirección: Santiago Martínez García
el tipo. Indígenas.
Las coplas. Repertorio verde, pero al medio ambiente. Ecologismo y piropo. "Si Cádiz fuera una selva, nos devolvería la vida". Más fondo que forma. Más intenciones que repertorio. Coplas de consumo interno que hacen que el pase de la comparsa de Paco Alcántara no cumpla con el nivel que requiere la segunda fase. Sí mejora algo la interpretación del grupo respecto al primer pase, aunque ésta cae varios escalones en el popurrí. En el primer pasodoble se vanagloria el autor de su regreso a las tablas del Falla. Un regreso cuando el Carnaval ya era de otra gente y con las ganas de demostrar que alguien se equivocado "al cuestionar mis letras". Al final, con su grupo portuense le canta a "La Puntilla y La Caleta", amarra "las penas a un noray" para "darle un beso a todo Cai" y declara que "El Puerto se muere en Cádiz". La segunda letra no le va a la zaga y se dirige al aficionado -con las luces encendidas del Falla, las cosas de los nuevos tiempos-, ese que "con tus aplausos me hacen tocar el cielo". Un pequeño palito para los artistas que quieren "arreglar el Concurso, pero no saben" y un homenaje a los que escuchan las coplas, que "hacen Carnavales". Acordes con la competición. Verdes hasta las trancas en el primer cuplé, en el que el negro del rabo del Whatsapp lleva el susodicho en una carretilla -con cameo incluido-. Doping carnavalero con Urbason para poder cantar en el segundo. El calentamiento global no tiene remedio.
EN PRELIMINARES
las coplas. Mensaje ecologista de principio a fin. Tan verde como la comparsa. Indígenas gaditanos que vienen a denunciar cómo está el medio ambiente, la contaminación de los mares y los bosques. Pero al final, siempre Cádiz. "Si Cádiz fuera una selva, nos devolvería la vida". Final costumbrista de Paco Alcántara, que ya no recuerda al autor que fue hace años. El grupo tampoco acompaña, ya que tiene muchos problemas de conjunción durante toda la actuación. En los pasodobles, con una música plana, monótona y eterna, Paco se acuerda de Enrique Villegas -algo que ninguno de los grandes ha hecho todavía-, que se ha marchado al cielo de gira con Los Beatles de Cádiz entre referencias a algunas de sus comparsas. Se salva. En el segundo, se pasa de rosca al personificarse como el padre de Marta del Castillo y explicar lo que haría si fuera juez. Tanguillos por cuplés -una rareza en la actualidad- sobre uno de los componentes que la tiene como una lagartija y la cercanía de la Navidad y la adoración al Niño Martínez Ares. Popurrí de palos y flores. No echan raíces.
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