De seres humanos a criaturas mitológicas por arte del Carnaval

Si caminito del Falla | 'Los renacidos'

Tras varias horas de trabajo, los comparsistas de ‘Los renacidos’ completan una metamorfosis complicada donde el maquillaje y el tipo juegan un papel fundamental

Waxi terminando de maquillarse horas antes de actuar en el Gran Teatro Falla.
Waxi terminando de maquillarse horas antes de actuar en el Gran Teatro Falla. / Miguel Gómez

La metamorfosis de humano a criatura mitológica de ‘Los renacidos’ ‘Los renacidos’pasa por varias etapas. Y todas curiosísimas. Incluso para Javi El Pájaro, quien, no sólo por su apodo, sino también por su trayectoria artística, debiera estar más que acostumbrado a las alturas. De hombre a gorrión que acaba de romper el cascarón, y de ahí a ave majestuosa. Todo ello gracias a la labor de un gran equipo de artesanos: la escenografía, el sombrero y algunos detalles del tipo son obra de Arte Vida Factory; el diseño y la confección del tipo de Rocío Tejada y el maquillaje corre a cargo de Vanessa Pereira. Precisamente Vanessa y su grupo se afanaban desde las cuatro de la tarde para dar vida a estos pájaros gaditanos en un local de la calle Hospital de Mujeres cercana a la plazuela de Jesús Nazareno. Allí, mientras se maquillaban, los había, como el Waxi, que incluso templaba la garganta con pasodobles de comparsas míticas como ‘Los braseros de pueblo’ o ‘Las huestes de Don Nuño’.

Caracterizar a cada componente de la comparsa lleva su tiempo. No hablamos sólo del maquillaje, ya que una de los componentes más característicos del tipo es la barba que lucen, y que están formadas por virutas que primero hay que pegar a la piel y posteriormente calentar con un secador para que se endurezcan.

Dentro del local sólo los componentes y algún familiar. Una botellita de moscatel Gloria y mucha concentración.

La llegada de Miguel Ángel García Argüez El Chapa es recibida con abundantes muestras de cariño. Abrazos y palmas que se entrechocan unidos por un fin común, el de sacar una comparsa juntos. ¿Hay algo que una más, al menos durante un tiempo? Porque hablamos de pasión, de éxito, los aplausos, y dinero. También dinero.

Pero, cuando lo que está en juego es cantar en el Falla, todo queda en un segundo plano, los nervios se meten en el estómago y no hay experiencia que los aplaquen. “Los momentos que vivo peor son los que estamos ahí en el corredor de la muerte ese de detrás del escenario esperando para entrar. Yo, una vez que ellos entran, me voy para el gallinero”, explicaba Chapa. Y es que el autor de la letra de ‘Los renacidos’ aseguraba que no le gusta ver a su grupo entre bambalinas. “Pierdo muchos detalles, prefiero subir arriba y palpar las sensaciones que la comparsa deja”, decía.

García Argüez también destacaba el gran recibimiento dispensado por el grupo. “Me he sentido como en mi casa desde que llegué”, antes de comentar que la actuación en semifinales es importante “porque estamos viendo que los grupos van cogiendo posiciones, hay mucho nivel y se están cantando cosas muy interesantes. Esperamos seguir nuestra buena línea del primer día, donde la comparsa gustó”.

En la calle, desde horas antes de salir para el teatro, se agolpan algunos aficionados que no quieren perderse el pasacalles de una agrupación con uno de los tipos más espectaculares. Y de Jesús Nazareno, volando al Falla.

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