'Los sumisos' de Martínez Ares o la complaciente esclavitud del Carnaval

Concurso 2022

"Bienvenida a las fiestas atípicas gaditanas", saluda Antonio Martínez Ares "tranquilo como todos los años" antes de pisar la escena del Falla

La intimidad de la ludoteca La Pecera acoge a los comparsistas durante las horas previas a su llegada al Teatro

'Los sumisos', de Antonio Martínez Ares, en pasacalles al Falla.
'Los sumisos', de Antonio Martínez Ares, en pasacalles al Falla. / Miguel Gómez

Cádiz/Antonio se sube a la silla y pide a su gente que baje el volumen de la conversación. Quizás es la única escena típica de este contexto atípico para la comparsa de Martínez Ares y para todos los participantes de este Concurso de Agrupaciones Carnavalescas 2022. "Bienvenida a las fiestas atípicas gaditanas", saluda el creador de 'Los sumisos' ya enfundado en el tipo de su agrupación que nos lleva a un pasado que parece que se vuelve presente. O ese parece el mensaje de estos carnavaleros que trazan un paralelismo entre la represión de las Fiestas Típicas Gaditanas y esa otra complaciente esclavitud actual que se refleja en el Carnaval gaditano.

"Pues el concepto creo que es fácil de entender, fíjate...", toma el autor el móvil para mostrarnos un cartel de las Fiestas 'Atípicas' Gaditanas que recrea las de aquellas fiestas de mayo que intentaban parecerse a un Carnaval de febrero prohibido. "Y aquí estamos otra vez... Para el Falla", ironiza Martínez Ares vestido a la manera de un carnavalero antiguo, una especie de payaso o bufón (¿han visto Balada triste de trompeta?, pues un estilito pero a lo chirigotero), que vuelve a materializar el diseñador Manuel Odriozola con los detalles, envejecimiento y escenografía de Achicarte y el maquillaje de Sara Romero y su gente de Camerino.

"Mi equipo de siempre, mi gente, que son unos profesionales enormes", agradece el eterno Niño de la comparsa señalando, así, otro de pocos denominadores comunes del proceso que ha rodeado al Carnaval este año. Porque hasta el espacio que acoge la preparación de estos comparsistas, la ludoteca La Pecera, es distinto al que los ha resguardado desde la edición de 'Los cobardes', la Asociación Provincial de Pensionistas y Jubilados. Eso sí, no han salido de la calle la Rosa.

Un ambiente mucho más íntimo, más acotado, se ha respirado en el centro infantil, con la baraja de entrada, incluso, a medio echar, para proporcionar un poco más de tranquilidad a los comparsistas. "Tranquilo" también se dice Antonio, "como todos los años" aunque siendo consciente de "la responsabilidad" que siempre conlleva poner sobre escena una propuesta con su nombre. Por eso, Martínez Ares no ha seguido el Concurso "ni este año, ni ninguno". "Ya sabes, yo prefiero ir a lo mío, seguir mi propio proceso, mi propio sistema de trabajo", incide.

Un proceso que este año "ha sido complicado", pero "no sólo para mí, entiendo que para todo el mundo". "Yo, en mi caso, me he tenido que buscar mi tiempo, cambiar un poco las formas y los tiempos en los que uno está acostumbrado a trabajar. Pero, bueno, ahí está, ahora lo verás", invita.

Integrante de 'Los sumisos' besando a su pareja antes de entrar en el Falla.
Integrante de 'Los sumisos' besando a su pareja antes de entrar en el Falla. / Miguel Gómez

Unos 'atípicos' ensayos

Para Jesús Mota Fuentes, uno de 'Los sumisos' de Martínez Ares, "las ganas" de soltar el repertorio ya está llamando a la puerta. "Hemos trabajado mucho y hemos pasado mucha calor, con lo que ya tenemos ganas de que llegara el día y poder cantar ya", confiesa el carnavalero que habla de unos, también, atípicos ensayos a los que llegaban "de día, con calor, que parecía que estábamos ensayando una antología en vez de un repertorio nuevo", ríe.

Con todo, unos ensayos a los que iba "con muchas ganas" desde que Antonio Martínez Ares les explicó el tipo. "Yo me quedé embobado con Antonio cuando nos contó la idea, me parece buenísima. La de carnavaleros antiguos, que estando prohibido el carnaval en febrero los metían en la Prevención pero que luego los sacaban cuando el poder le interesaba para cantar en sus fiestas o en las fiestas típicas... Como esclavos, al fin y al cabo", disecciona Mota que se queda a la espera, contando los minutos, que lo llevan de vuelta al Falla.

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