Una tanqueta de arte reina en la (bendita) anarquía de los de ‘Cascana’
Salir en ‘Los cuarentenas principales’ supone toda una aventura: la planificación de cualquier agrupación que compite no tiene cabida en esta locura
Frente al bar La Isleta de La Viña, en la calle Corralón de los Carros, hay aparcada una tanqueta. Carnavalesca, claro. Los de la chirigota de ‘Cascana’ le dan vueltas a la cabeza. ¿Cómo la metemos en el escenario del Falla? Otra divertida locura de esta chirigota que no deja de sorprender. Dentro de la tanqueta se va meter Willy como si fuera un antidisturbios. Su discapacidad no le impide apuntarse a las majaretadas de este grupo que lo mima y le ha dado la vida. Rizar el rizo se llama la película.
Dentro del bar hay tranquilidad absoluta. Han quedado a las siete, pero allí, a esa hora, apenas hay tres o cuatro componentes. Está Antonio Pedro Serrano ‘El Canijo’, que ríe con las anécdotas que cuenta Juan ‘Ardentía’ sobre los ensayos de ‘Los cuarentenas principales’. Porque la chirigota ha obrado una vez más el milagro de llegar al Concurso y gustar. Mucho. A pesar de la anarquía, marca de la casa, que reina desde que el grupo celebra su primera reunión hasta que canta en el coliseo. Ahí radica su encanto, aunque algunos de sus componentes vayan a cantar con demasiada incertidumbre. Pero siempre vencen las ganas de divertirse.
“¿Qué hace un tipo como usted en un lugar como este?”, preguntamos a Jesús Manuel Selma Martín-Murga ‘Melli’, el letrista, policía nacional de profesión, que responde que “eso digo yo”. Conoció a ‘Cascana’ “un día patrullando por el puente Canal mientras él limpiaba la playa”. De ahí salió la oportunidad de colaborar con la chirigota. “Esto no está pagado”, dice riendo. La planificación no es algo posible en este grupo y las sorpresas se suceden. Ya saben qué van a cantar, pero el repertorio puede cambiar si a ‘Cascana’ se le enciende la bombilla de camino al Falla o en los mismos camerinos. Con varios suplentes, ¿quién cantará en cada momento? Ya se verá. “Lo más grande es que al final más o menos sale bien. Por eso ya no estoy tan nervioso como al principio, cuando entré en la chirigota”, argumenta Melli.
Llega Joaquinito Alegría, que cerró el popurrí de ‘Los cuarentenas’ en preselección vestido como el protagonista del cartel del Carnaval. “La chirigota ha pasado, que era lo importante. ¿Que ha sido por mí? Pues algo habré hecho, ¿no?”, suelta. Tampoco sabe a esa hora si va a participar en la actuación.
Aparece Francisco Javier Quignon ‘Popo’. “¡Qué guapo vienes!”, suena en el bar, al fondo a la derecha. Afeitado y peinado para atrás, como aquel ‘PoJhon’ Travolta de 'Los de gris'. Su compañero en muchas chirigotas, Sergio ‘Kaka’, se muestra confiado. “Llevamos buenas letras hoy”, apunta.
Poco a poco se anima La Isleta y muchos amigos se preparan para seguir al grupo hasta para hacer estación de penitencia en la catedral del Carnaval. La fe en el disparate, el fervor hacia una chirigota que si no existiera habría que inventarla.
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