El vapor del sur

El tipo. Tripulación y viajeros del Vaporcito del Misisipi. Las coplas. Un viaje de ensueño en El Vaporcito del Sur. Una tercera travesía para intentar llegar a la Gran Final, para la que los viajeros han comprado todos los billetes y la tripulación trabaja para llegar a buen puerto. El coro de Paco Martínez Mora mantiene las buenas sensaciones con un repertorio alegre. Aprovechan su tipo para meter actualidad estadounidense en el primer tango, que lo dedican a los diferentes muros que existen en el mundo. Bien llevado en su desarrollo, cuentan a partir de un paseo por las murallas que hay muros que diferencian el racismo y la tolerancia o la mentira y la verdad, mientras que existen otros más visibles como el de Melilla, los bancos o las clases sociales. En el remate, califican el que va a separar a Estados Unidos de México como un nuevo muro de las lamentaciones para que llore la humanidad. El segundo baja un poco en su desarrollo -aunque no en su mensaje- al contar que han llegado dos personas con discapacidad a su trabajo que les enseñan el doble esfuerzo que tienen que hacer para encontrar un empleo. Resbalan en los cuplés, en los que la Infanta Cristina se quedará sin la "urdangarina" al entrar Iñaki en la cárcel y los esclavos espantan las moscas en el barco con el rabo.

En cuartos

Las coplas. Una nueva travesía por el río Misisipi para llegar hasta el Falla. Muy marcado por la música americana, el coro de Paco Martínez Mora refrenda sus aspiraciones para hacerse con un hueco en la final con un buen pase. Con un remate en el tango que sigue estremeciendo por la parada final y un grupo potente en voces, se mete de lleno en la competición con dos letras de nivel. En la primera, huyen de todas las excusas que puedan justificar la violencia machista, tanto de los maltratadores, que dicen que debían haber nacido sin manos, como de la propia sociedad con asuntos como el uso del lenguaje. Primer rapapolvo -y con razón- al nuevo Patronato del COAC en la segunda copla por la retirada del palco a los Antifaces de Oro. Recuerdan que hay que respetar a los viejos y que se les ha humillado mandándolos al Gallinero. Sin embargo, no brillan tanto los cuplés, en los que Ángel Cristo estaba doblado por los cuernos que tenía y un mariscador se lleva una patada en la boca al equivocarse al coger una holoturia. Reserven sus billetes para el Vaporcito.

En preliminares

Las coplas. Un largo viaje para surcar el río Misisipi. Cambio de rumbo del coro de Paco Martínez Mora, que apuesta por un tipo, el de trabajadores y viajeros de un barco norteamericano, condicionado por la musicalidad de aquellas tierras , como se ve desde la presentación, que salva el expediente contando su camino para llegar a Cádiz. A pesar del giro musical, este coro mantiene su soniquete habitual. La música del tango brilla mucho con los ingredientes que Paco suele ponerle: alegre, con un ritmo reposado y un grupo que le mete la potencia justa desde el trío hasta el final, en el que un corte le da el pellizco para rematarlo de manera clásica. En la primera de las letras, 'El Vapor del Sur' rescata del olvido a su homólogo gaditano, El Vaporcito de El Puerto. Critican que ya nadie se acuerda de él a pesar de todo lo que se le ha cantado y critican que siga abandonado y se haya perdido la esperanza de que vuelva a ver la vida. Cumple para abrir boca. En la segunda pieza, muy acertada, reparten a la derecha y a "la nueva izquierda" municipal por preocuparse de asuntos sin relevancia mientras que "se olvidan de lo importante". Como buenos paisanos, le dan el primer cosqui -flojito- a Donald Trump, del que esperan que haga el muro con México para que no "salgan los carajotes" de Estados Unidos. El segundo se queda en simpaticote con un cobazo velado al jurado. La música americana lo envuelve todo en el popurrí.