Volver

Opinión

Antonio Pedro Serrano, 'el Canijo'

31 de enero 2025 - 07:00

El otro día volví, volví al castillo de reyes, ogros, princesas, magos, brujos, brujas; encantado, y tan encantado, hecho un muchacho, como siempre. Volví a todo, como yo quería, sano, preparado, con mis amigos, los que salen conmigo, y los que no salieron, pero aparecieron en el local donde nos vestimos. Ay, volver. Al día siguiente escuché aquella hermosa canción, ahora tan almodovariana, que hizo Gardel, un grande, esa canción que nos habla de VOLVER, y conforme la iba escuchando, iba yo reflexionando caminito del Falla e improvisando cambios de letra, esos cambios automáticos de texto que hacemos los autores. Aplicando el viejo algoritmo de la nostalgia con inteligencia natural al texto de esa canción. Mi IA me iba silbando: “Yo adivino el parpadeo, de las luces que a lo lejos (puso Bruno y van marcando mi retorno” (por Benjumeda). Son las mismas que alumbraron, con sus pálidos reflejos, hondas horas de dolor (por no estar). Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor (con 14 añitos me volvió loca la vieja ¿viste?. La vieja calle el eco dijo tuya es su vida, tuyo es mi querer, bajo el burlón mirar de las estrellas, que con indiferencia hoy me ven volver. Volver con la frente marchita (de flequillo), las nieves del tiempo platearon mi sien, y mi barba afeitada. Sentir que es un soplo la vida, y tanto (mi lección aprendida) que cinco años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra, vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo, que lloro otra vez ( y tanto). Y yo también Carlos Gardel, tengo miedo del encuentro, con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida, tengo miedo de las noches, que pobladas de recuerdos, encadenan mi soñar. Pero el viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar. Y aunque el olvido, que todo destruye nunca haya matado mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde, que es toda la fortuna de mi corazón. Volver con la frente marchita (de flequillo). Las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que cinco años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra, Cádiz. Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez, como siempre, soy un llorón, no lo puedo evitar. Lo dije, cantar es ganar para un resucitado, por eso vivo en la calle Cobos, que es por donde pasan muchos resucitados. Gracias. VOLVER, he vuelto. Me doy por premiado, por resucitado, y por amado. Gracias, novia

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