Análisis
Gumersindo Ruiz
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Huelva
La invasión rusa de Ucrania tendrá efectos en el sector agroalimentario onubense. No tanto por el incremento o merma de ciertos productos como el girasol, que ocupa una escasa proporción del suelo cultivable onubense con algo más de 15.000 hectáreas en la última campaña y menos del 10% del total andaluz, sino por el impacto transversal para toda la cadena de distribución y producción. Los sobrecostes añadidos por el conflicto tienen una repercusión considerable en un sector castigado desde años atrás.
El sector de los frutos rojos, como motor económico de la agricultura onubense, sufre una incidencia indirecta. Ni Rusia ni Ucrania son mercados donde tengan presencia las fresas de Huelva. Sin embargo, son espacios que tradicionalmente dominan las producidas en Grecia o Turquía que ahora buscan clientes en Alemania y ahí sí compiten con las onubenses. En el marco de la DOP Garbanzo de Escacena la influencia es importante por su proporción aunque en término absolutos supone una mínima parte del suelo cultivable. Alrededor del 25-30% de la superficie cambia de cultivo para atender una mayor demanda de girasol. En total serán unas 200 las hectáreas de garbanzo que esta campaña agrícola se destinarán a pipas ya que la subida del precio del aceite además de la flexibilidad para utilizar el suelo de barbecho hacen que muchos agricultores se decanten por esta alternativa en 2022.
El campo arrastra una tendencia alcista previa a la guerra que la situación internacional agrava sobremanera. Según los datos facilitados por Asaja, los subsectores agroforestales de la provincia de Huelva se enfrentan con respecto a las campañas anteriores a subidas en los costes por la situación económica postpandémica y la crisis internacional que alcanzan el 40% en los piensos, el 20% en las semillas, 150% en abonos y productos fitosanitarios, 33% en el agua, 46 % en plásticos y derivados que demás tienen fecha de caducidad por la ley de envasado, más del 80% en los combustibles y un 270% de la energía eléctrica.
Estos aumentos en los costes de producción afectan más a las explotaciones más intensivas. Asaja denuncia además “el perjuicio causado por las reformas laborales impuestas por el Gobierno, como la subida del SMI (un 29,7% en los tres últimos años) o la conversión de temporales a fijos discontinuos, algo inaplicable a la realidad del campo, que se rige por la temporalidad de las campañas”.
La delicada situación incide en la problemática del precio en origen de los productos. Este incremento de costes de todo tipo, más las consecuencias de la sequía, no se ven reflejados en el precio que los productores perciben, aunque los consumidores sí estén padeciendo un fuerte aumento de los precios en los supermercados, en general, por todos los productos agroalimentarios. Los productores consideran “difícil saber hasta qué punto la invasión rusa a Ucrania es responsable de la situación. Obviamente, hay un incremento del coste que es achacable a la guerra, como las especificadas relativas a los costes de los piensos y los derivados del petróleo, afectados por las sanciones impuestas a Rusia”. No obstante, la mayor parte de las dificultades son anteriores al conflicto bélico.
En el caso de la ganadería, además de verse muy afectada por los aumentos de costes anteriormente especificados, también está padeciendo las consecuencias de un año hidrológico muy seco. Esto provoca que el ganado tenga que ser alimentado con piensos, al no haber suficiente materia natural en las explotaciones, y en muchos casos, incluso, hay que transportar agua a las fincas para que puedan beber. En este caso concreto, la crisis de Ucrania sí ha tenido un impacto más directo, puesto que, como es sabido, este país del Este es uno de principales proveedores de grano que alimentan la cabaña andaluza.
En caso de algunas producciones, como podrían ser los cítricos, hay que sumar “la competencia desleal por parte de países terceros que introducen su fruta en la UE sin que, sin embargo, cumplan con las mismas exigencias de producción a nivel de fitosanitarios o de condiciones laborales”. En el caso de los cítricos, en esta campaña se están viendo afectados por “una crisis de precios sin precedentes” mientras que paradójicamente el precio de la naranja “sí que ha aumentado en el punto de venta al público”.
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