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Encuesta de Condiciones de Vida
Sevilla/Tras varios años años liderando la más que dudosa clasificación de comunidades con mayor número de personas en riesgo de pobreza, Andalucía ha bajado de golpe 4,4 puntos porcentuales para situarse con un 31% de población en estas circunstancias. Unas cifras que siguen siendo realmente alarmantes, que no reflejan ni remotamente las tragedias personales y familiares que se ocultan tras ellas. Andalucía sigue casi 10 puntos por encima de la media nacional, que ha registrado su mejor dato desde 2013, y a más de 20 puntos de comunidades como Navarra o La Rioja. Sólo Extremadura, que ha visto como su población se ha ido empobreciendo en los últimos años, tiene que lamentar el contabilizar más personas en riesgo de exclusión social, con un 38,9%.
La Encuesta de Condiciones de Vida, que cada año publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), ubica en unos ingresos inferiores a 8.522 euros al año el límite para considerar que una persona está en riesgo de pobreza. Una cifra muy por debajo de los 11.074 euros que perciben de media el resto de habitantes, que se ha incrementado en un 3,4% en el último año. Son datos recopilados de cómo evolucionó la economía en 2016 y analizados en 2017.
Además, según este informe, los ingresos medios anuales de un hogar español en 2016 fueron de 27.558 euros, tras aumentar el 3,1% respecto al año anterior.
El "riesgo de pobreza" mide la desigualdad, no la pobreza absoluta, es decir, cuántas personas tienen significativamente menos ingresos que el conjunto de la población y los coloca en situación de exclusión social.
Si se utiliza otro indicador más específico para calibrar la pobreza absoluta, el conocido como Arope por sus siglas anglosajonas At Risk Of Poverty or social Exclusión, el porcentaje de españoles que vive por debajo de este umbral se eleva al 26,6%, lo que significa 1,3 puntos menos que en los datos analizados en 2016.
Este indicador, además del riesgo de pobreza, tiene en cuenta la baja intensidad de empleo y la carencia material severa. Esto significa, por ejemplo, no poder comer carne, pollo o pescado cada dos días, no tener posibilidad de acceder a la compra de una lavadora o usar la calefacción o no disponer de 700 euros para gastos imprevistos, entre otros factores.
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