Sarkozy anuncia nuevas medidas, pero no logra calmar a los mercados
El Gobierno galo ha rechazado "formalmente" las conjeturas que apuntan a una posible degradación de la nota de su deuda soberana por parte de una de las agencias de calificación.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien suspendió sus vacaciones para analizar la situación económica del país y anunciar nuevas medidas para contener el déficit público, no consiguió calmar a los mercados que se hundieron ante los rumores de una degradación de la nota de la deuda gala.
Sarkozy se reunió con un gabinete de crisis y prometió estudiar nuevas propuestas para poder cumplir los compromisos de Francia de reducción de su déficit público, medidas que serán adoptadas el próximo día 24, tras un primer análisis el próximo 17 de este mes. Fue la respuesta del Ejecutivo a la incertidumbre que pesaba sobre la deuda soberana francesa, tras la extensión de un rumor en los mercados de que una de las agencias de notación se plantea degradar su nota.
En la reunión participaron el jefe del Gobierno, Francois Fillon, los ministros de Exteriores, Alain Juppé, y Economía, Francois Baroin; además de los responsables de Presupuesto, Valérie Pécresse, y Asuntos Europeos, Jean Léonetti, y el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer. Baroin y Pécresse se comprometieron a entregar a Sarkozy la semana que viene un conjunto de propuestas para reducir el déficit público, que serán adoptadas en el primer consejo de ministros tras las vacaciones el día 24.
El ministro de Economía afirmó que se trata de tomar un conjunto de medidas de ajuste para garantizar la reducción del déficit "sea cual sea la evolución de la economía". La responsable de Presupuesto y portavoz del Gobierno, Valérie Pécresse, descartó que se vayan a subir los impuestos y apostó por una eliminación de exoneraciones fiscales, una receta que París ya ha aplicado, lo que le permitió recaudar 10.000 millones el año pasado.
"Estamos dispuestos a hacer esfuerzos suplementarios", afirmó Pécresse, que no reveló qué exoneraciones serán eliminadas, aunque señaló que el Gobierno lo hará con "justicia social" para que "el esfuerzo que se pide a los franceses sea repartido de forma equitativa entre las grandes y pequeñas empresas y particulares".
Todo ello con el objetivo de cumplir el compromiso de Francia de reducir el déficit público al 4,6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) el año próximo y al 3 % en 2013, frente al 5,7 % de este ejercicio. La reunión sirvió también para que Sarkozy mostrara su satisfacción por las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE), que está comprando deuda soberana de Italia y España, y por las propuestas de ajustes adoptadas por Roma y Madrid.
El presidente francés, que estos últimos días se había mostrado muy activo en conversaciones telefónicas con otros líderes mundiales desde su lugar de vacaciones, volvió a París para mostrar que está al frente de la situación, pero no consiguió calmar a los mercados, en caída libre arrastrados por las acciones bancarias.
El índice de la Bolsa de París, el CAC-40, cayó un 5,45 % y cerró a 3.002,99 puntos con los bancos liderando las pérdidas ante los rumores de que la agencia de calificación de riesgo Fitch estudia bajar la nota a la deuda soberana de Francia.
Unos rumores que fueron "formalmente" desmentidos por el Ministerio galo de Economía, lo que frenó algo la caída de los valores financieros antes del cierre del mercado.
Tras el cierre de la bolsa, Ficht y Moody's confirmaron que la nota francesa está en AAA estable, algo que el pasado sábado había indicado el economista jefe de Standard and Poor's para Europa, Jean-Michel Six. Pero el rumor había causado ya daños importantes. Société Générale, el banco francés más expuesto a la deuda griega, llegó a perder un quinto de su valor, para recuperar parte del terreno perdido y acabar cediendo un 14,74 %. Le siguieron BNP Paribas, que se dejó un 9,47 %, Crédit Agricole un 11,81 % y Natixis un 9,11 %, mientras que la aseguradora Axa bajó un 10,64 %.
La víspera se había roto una racha de once sesiones consecutivas de pérdidas, lo que amputó al CAC-40 de casi un quinto de su valor. Las medidas adoptadas por el BCE parecieron calmar al mercado francés, pero las nuevas incertidumbres sobre la deuda soberana en la zona euro, volvieron a penalizar a la Bolsa.
La caída del 5,45 % fue superior a la registrada el pasado lunes (4,68 %), cuando los inversores reaccionaron a la decisión de Standard and Poor's de degradar la nota de la deuda estadounidense.
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