Análisis
Gumersindo Ruiz
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Agricultura
Sevilla/Está ya claro que la guerra en Ucrania ha desestabilizado la agricultura mundial y también la española. No solo porque ha disparado los precios de las materias primas (Rusia y Ucrania son potencias en cereales, maíz y girasol) sino porque ha puesto sobre la mesa el debate del autoabastecimiento alimentario.
El 22% del maíz que España importaba y el 75% del girasol procedían de Ucrania, según datos aportados por Cooperativas Agro-Alimentarias. Nuestro país es también deficitario en cereales (se calcula que hacen falta cada año 14 millones de toneladas, en gran parte para la alimentación animal) y buena parte de las importaciones también procedía de esos países.
El agujero generado es evidente. Y surge la pregunta: ¿Tiene España, y especialmente Andalucía, capacidad para suplirlo? ¿Pueden los agricultores aprovechar las oportunidades que suponen los altos precios en origen de estos productos y, de paso, evitar riesgos de desabastecimiento? La respuesta es: solo en parte y depende del cultivo.
Por ejemplo, precisamente el más escaso, el maíz, es imposible que crezca en Andalucía. La razón la explica Pedro Gallardo, presidente de Asaja Cádiz y del Grupo de Trabajo de Oleaginosas y Proteaginosas del Copa-Cogeca, la organización que agrupa a agricultores y cooperativas europeos: .“Faltan precipitaciones. Las dotaciones de agua son más bajas (el maíz es un cultivo de regadío, no es apto para secano) y los agricultores no pueden sembrar ni la misma superficie del año pasado. Curiosamente, es el producto que más ha incrementado el precio y el que más hace falta". Pese a las lluvias de las últimas semanas, incluso si hubiera un aumento de dotación no será suficiente: "Necesita entre 5.000 y 6.000 metros cúbicos por hectárea y si se pasara de 1.000 (la previsión actual) a 1.500 0 2.000 no habría agua suficiente para poderlo cultivar", dice Eduardo López, secretario de Organización de COAG Andalucía.
Tampoco los cereales -trigo duro y blando, cebada, avena, etc.- van a aumentar su siembra, al menos a corto plazo, y la razón es muy simple. Se plantaron en octubre y noviembre y no hay posibilidad de ofrecer al mercado más de lo que hay. A medio plazo, sí, porque, como señala Pedro Gallardo, si terminara la guerra todavía el sistema del ferrocarril en Ucrania estaría muy dañado y ese es el medio que se usa para llevar el material a puerto. Llevaría meses, pues, recuperarlo. El problema, para el agricultor que cultiva cereales, es de costes, como señala Gallardo. Normalmente tienen gastos elevados de insumos, especialmente de fertilizantes (que están ahora por las nubes porque Ucrania y Rusia también son exportadores) y el agricultor se lo pueden pensar a la hora de elegir.
El girasol, que no requiere tanto gasto de este tipo, es pues la alternativa. La única alternativa. La posibilidad, permitida temporalmente por la UE, de sembrar en superficies de barbecho y de interés ecológico (se calcula que se podrá hacer en 300.000 hectáreas en toda España) disparará seguramente la superficie en Andalucía y la producción. Eduardo López, de COAG, calcula que se llenarán de girasol 75.000 hectáreas de barbecho y además habrá otras 270.000 hectáreas extra de hortícolas, maíz o arroz, hasta alcanzar las 350.000, un 80% más que en la anterior campaña. Eso supondría una producción -a 1.500 kilos la hectárea de rendimiento- de 525.000 toneladas. En España, la superficie se iría al millón de hectáreas, según los cálculos de Pedro Gallardo, de Asaja, con lo que iríamos a 1,5 millones de toneladas. En un año normal, España produce unas 700.000 e importa 570.000. Con esta previsión, tendría para abastecerse de sobra.
A largo plazo, es complicado saber hasta qué punto Andalucía puede ser actor importante para suplir el agujero ucraniano. Son cultivos, en general, que han ido a la baja por la sequía en los últimos años por la sequía y porque no eran rentables para el agricultor por las bajas cotizaciones internacionales. En el caso del girasol, "muchos optaban por dejar el terreno en barbecho, porque no tenía precio", señala Jorge Díaz, técnico de Cooperativas Agro-Alimentarias de Andalucía. "La gente se ha lanzado ahora, por el precio, pero no sabemos en qué grado va a aumentar". Efectivamente, las primeras producciones de girasol estarán listas en julio, más o menos, y habrá que ver entonces cuál es la cotización. Ahora mismo no está disponible en lonjas. La referencia es la colza (normalmente con precios similares) y ésta a 850 euros la tonelada, un valor históricamente muy alto.
Eduardo López señala que el avance de estos cultivos en el futuro va a depender de la UE. "Una PAC que se orienta las ayudas a la hectárea y no a los rendimientos desincentiva la producción, y más si competir con un grano producido en Brasil (donde hay terratenientes con 100.000 hectáreas). Venden muy barato y eso hunde nuestros precios. Se ha planificado políticamente para que sea así. Hace 20 o 30 años no éramos tan dependientes. Había una política de almacenamiento, de silos públicos...". Para López a Europa le va muy bien con los acuerdos comerciales con terceros países en los que intercambia agricultura por tecnología "y tendría que haber 40 guerras de Ucrania para que esto cambiara o un problema en el mismo corazón de Europa".
El consultor estratégico Juan Vilar cree que sí habrá cambios en la PAC del futuro para buscar un mayor equilibrio entre la sostenibilidad medioambiental (ahora mismo basta con mantener el terreno bien cuidado para recibir la ayuda) y la producción. Y también piensa que Andalucía es una referencia mundial ya -pese a los costes disparados de los insumos y los problemas con el agua-, especialmente en cultivos leñosos (olivar, almendro y tropicales, entre otros). "Andalucía es uno de los objetivos más claros de los fondos de inversión y las family officces. En zonas de cultivos leñosos y en Almería el valor de la tierra se ha multiplicado por más de tres. Esto se debe a que España es un país estable, está cerca de los mercados de demanda y hay agua, aunque no está bien optimizada. El 47% de la lluvia que cae va al mar. Y además también tenemos una agroindustria solvente y muy profesionalizada", afirma.
Se sabe que Andalucía es una potencia en aceite de oliva, cuyos precios, según Vilar, se mantendrán altos unos meses, pero ya hay otros cultivos (leñosos) en los que es el primer país de Europa. En almendro es el segundo productor mundial (tras California) y el primer importador, afirma Vilar, y en frutos tropicales (sobre todo aguacate) es también un centro importante de producción y distribución a toda Europa. La alta demanda en los últimos tiempos de este producto lo ha hecho, además, el más rentable, según afirma Pedro Gallardo.
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