“Las cuotas como concepto no me gustan, aunque las veo absolutamente necesarias para llegar al mismo punto de partida”
Vanessa Muñoz | Presidenta de Empresarias Sevillanas
La asociación cumplirá el próximo año su primera década de vida dedicada a aumentar la presencia femenina en los foros de decisión y a dar visibilidad a las desigualdades que aún persisten
Sevilla/Vanessa Muñoz está vinculada desde muy joven al asociacionismo empresarial, un mundo en el que se adentró por su propia condición de emprendedora y por su inquietud para abanderar determinadas causas. Además de estar al frente de la compañía Hispabaño, desde mediados de 2019 es presidenta de la asociación Empresarias Sevillanas, recogiendo el testigo de sus predecesoras en el cargo, Ana Llopis y María Sánchez. La entidad cumplirá el próximo año su primera década de vida dedicada a aumentar la presencia femenina en los foros de decisión y a dar visibilidad a las desigualdades que aún persisten.
Pregunta.–¿Cómo y por qué nació Empresarias Sevillanas?
Respuesta.–El germen fue un movimiento anterior de mujeres empresarias que desapareció. Para dar continuidad a este legado, en 2015 recibimos el apoyo de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias (FAME) para volver a montar una nueva entidad como Sevilla se merecía y poner sobre la mesa que nuestros problemas dentro del tejido empresarial no son los mismos que los de la empresa en general. Muchas cosas se van superando, pero la realidad de facto es que una mujer tiene que llevar un negocio y toda la carga familiar -ya sea de hijos, de mayores o de organización de la casa-, porque tenemos esa estructura social. Hay muchísimas desigualdades aún y, por ejemplo, no se te presupone la misma credibilidad cuando llevas un proyecto a financiarlo en un banco, como tampoco es lo mismo en una empresa familiar que el heredero sea un hombre o una mujer. Nos estamos ofuscando en actuar nada más que en la parte legal o laboral para conseguir la igualdad y eso es una falacia. Si actuáramos sobre nuestro modelo social, no haría falta que las leyes se metieran en cuestiones de género.
P.–¿Qué representatividad alcanza en la actualidad?
R.–Ahora mismo estamos en 200 asociadas y considero que somos pocas. Yo creo que podríamos alcanzar perfectamente las 600 o 700, entre la capital y la provincia de Sevilla, llegando a personas que buscan foros donde poder llevar sus necesidades y sus dificultades empresariales, en nuestro caso, teñidas de género. No tenemos ninguna tendencia política, sino que aglutinamos todas las corrientes y con todos los enfoques, con la vista puesta en trabajar por lo que tenemos en común.
P.–La asociación está a punto de cumplir diez años de existencia. ¿Qué balance hace de este periodo?
R.–El balance es positivo por todo lo que hemos avanzado en tan poco tiempo. En estos momentos, se ha incrementado un 150% el número de asociadas y seguimos creciendo. Tenemos un papel relevante y participamos en foros universitarios, de centros educativos o de distintas entidades. Hay mucho por hacer, sobre todo, en aspectos que no son visibles, pero notamos cómo vamos moviendo el foco y superando objetivos marcados. Por ejemplo, cuando yo entré una de las metas era estar en las cúpulas de las organizaciones. Hoy soy la primera mujer vicepresidenta de la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES). Algo está cambiando.
Nos estamos ofuscando en actuar nada más que en la parte legal para conseguir la igualdad y eso es una falacia”
P.–¿Qué tipo de actividades realizan?
R.–Nuestra pata principal es la visibilidad de la mujer en las mesas donde realmente se toman las decisiones empresariales transversales. Mi función en la CES es dar ese tinte de género y desde la Comisión de Igualdad informar y dar recursos a todas nuestras empresas en esta materia. También fomentamos el emprendimiento, hacemos networking, encuentros, eventos lúdicos y formación, al tiempo que facilitamos el acceso a financiación a través de distintos acuerdos. Lo más interesante de toda esta actividad es la red que se crea.
P.–En materia de asociacionismo empresarial femenino, en qué situación se encuentra Sevilla respecto a otras provincias andaluzas.
R.–Actualmente, hay asociaciones en todas las provincias, tras la reciente incorporación de Jaén. Estamos bajo el paraguas de la FAME, que está dentro de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Sevilla tiene un papel principal, en cierta manera por la capitalidad y por lo que se mueve aquí de tejido empresarial.
P.–¿Qué valor diferencial cree que aportan las mujeres en la gestión empresarial?
R.–Las mujeres tenemos una forma de dirigir en la que aportamos como valor diferencial la empatía y la humanización. Nos mimetizamos con las necesidades de todas las áreas de nuestra empresa, somos mejores administradoras, más prudentes, menos arriesgadas, más cuidadosas y solemos controlar mucho mejor el retorno, lo que, al final, influye directamente en los resultados económicos. Hay un estudio de una universidad de Cataluña que dice que donde hay una sola mujer en el consejo de administración la rentabilidad sube un 15%. No estamos hablando de casualidad.
P.–¿Cree que a veces son las propias mujeres las que se autoimponen techos de cristal en sus posibilidades de ascenso como consecuencias del deber, en ocasiones también autoimpuesto, de las cargas familiares?
R.–La consultora PwC hizo un análisis en una conocida empresa de telecomunicaciones de gran tamaño que reflejaba que las mujeres ascendían sin ningún problema y en paridad con sus compañeros hasta el punto donde los puestos directivos exigían desplazamientos y viajar. Hay que reflexionar sobre por qué esa mujer prefiere no aceptar un mayor cargo y se siente responsable de ciertas cargas, lo cual le limita. Si es por propia una elección, muy bien; pero hay muchos casos en los que no lo hacen voluntariamente. El trasfondo es que sigue habiendo muchísimas dificultades.
Las mujeres tenemos una forma de dirigir empresas en la que aportamos como valor diferencial la empatía y la humanización”
P.–Es partidaria de las cuotas para poder avanzar a mayor velocidad en materia de igualdad y en el ascenso de las mujeres a cargos de responsabilidad?
R.–Las cuotas como concepto no me gustan, porque no es la igualdad que yo defiendo ni entiendo que la mujer esté por encima del hombre, aunque las veo absolutamente necesarias para poder llegar al mismo punto de partida. Hay que empezar por ahí para imprimir mayor velocidad a la participación femenina en los órganos de decisión de distinto tipo o en la política.
P.–¿Detecta en las nuevas generaciones de mujeres mayor propensión hacia el emprendimiento y el mundo de la empresa?
R.–Por desgracia, estamos viviendo en la juventud más temprana un retroceso en ese sentido. No sé muy bien por qué, pero hay una desaceleración en ese empuje por la igualdad y por el empoderamiento. Las jóvenes tienen otras prioridades y creen que van a tener que elegir entre ser madres o ser empresarias o directivas. Ven opciones excluyentes, y eso me preocupa, no porque vea mal que cada una elija libremente, sino porque, al final, el escenario de la renuncia siempre se les plantea a las mujeres.
P.–Desde su faceta de empresaria, ¿qué consejo daría a una mujer que decide emprender?
R.–Las animo a que den el paso si tienen esa inquietud emprendedora y esa vocación. Ahora bien, siempre con mucho análisis, planteamiento y un buen plan de negocio. No hace falta montar una empresa de Silicon Valley, también puedes emprender en tu barrio, en tu ciudad o en un sector que conozcas. Que nadie piense que su proyecto es pequeño.
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