Por un desarrollo territorial sostenible en Andalucía
Los últimos datos conocidos nos dicen que España en el 2024 ha tenido un crecimiento del PIB de algo más del 3%, ocupando la posición de liderazgo entre los 38 países de la OCDE. Asimismo, las cifras de empleos y cotizantes han mejorado, al igual que la tasa de paro y la de pobreza, aunque estas dos últimas siguen siendo de las más altas. Por otra parte, la desigualdad territorial va en aumento y la emigración y la despoblación de la España rural continua, afectando ya al 80% del territorio con 12 provincias que tienen una densidad inferior a 25 habitantes por kilómetro cuadrado (hab./km2), entre las que destaca Soria con 8 y Teruel 9. En el otro extremo la Comunidad de Madrid tiene 855, frente a 96 hab./km2 de la media nacional.
No se trata, pues, de solo aumentar el PIB, sino que ya toca repartir las inversiones y reducir los desequilibrios, mediante una firme política de Estado para la ordenación del territorio y el desarrollo económico inclusivo que beneficie a todos los ciudadanos, con independencia del lugar de residencia o procedencia social.
Andalucía se queda al 2.8% de crecimiento del PIB y la tasa de paro del 16% y la de pobreza del 30% permanecen entre las peores, por lo que el índice de convergencia nacional del 75% es el último del ranking. Es cierto, que no tiene ninguna provincia entre las más despobladas, pero presenta graves problemas demográficos entre sus comarcas que pueden corregirse antes que la situación se agrave.
Nuestra región ocupa una superficie de 87.599 km2 con 785 municipios y una densidad media de 99 hab./km2. En ella podemos distinguir cuatro grandes espacios y tanto el Valle del Guadalquivir como el litoral andaluz disponen de un buen sistema de ciudades con una alta densidad de población, en especial toda la Costa del Sol. El más problemático es el norte de la región, es decir, Sierra Morena, Los Pedroches, Sierra de Cazorla y Segura, y los Vélez, que representa alrededor de un 35% del territorio con una densidad de 10-20 hab./km2. También, analizamos una vasta extensión entre el Valle y el litoral andaluz, que abarca algo más de las cordilleras béticas y penibéticas, con otro 35% de la superficie y una densidad de 30-40 hab./km2.
Ambos espacios tienen unas características parecidas. Se trata de enormes zonas de sierra y montaña de entre 400 y 1.000 metros de altitud, predominio del sector agrario, olivar y cereal, dehesas, ganadería y de grandes masas forestales. La mayor parte de los municipios tienen menos de 5.000 habitantes, muy dispersos y alejados de la capital, los cuales han sufrido una fuerte emigración, con poca juventud, población envejecida y empleos precarios, además de carecer de los servicios públicos adecuados y con malas comunicaciones viarias y digitales. A estas características se añaden las peores tasas de paro, pobreza y renta per cápita.
En este sentido, pensamos que podría establecerse un sistema de comarcas y elegir en función de los anteriores indicadores la localidad más importante como su cabecera, concentrando en ella las inversiones necesarias para disponer de toda clase de servicios públicos, teniendo en cuenta su población y la de toda su área de influencia en un radio de unos 30-50 kilómetros. En todas ellas hemos considerado dos datos básicos que son el censo de población de los años 1960 y 2024 y la lejanía de sus respectivas capitales.
El primer gran espacio comprende todo el norte de Andalucía, desde Huelva a Almería. En Huelva destaca como cabecera de comarca la localidad de Aracena, situada a 97 kilómetros de
la capital, con siete núcleos menores de población que ha mantenido el número de habitantes. Es una zona conocida por sus dehesas, gastronomía y turismo, ocupando un lugar intermedio entre Sevilla, Lisboa y el gran puerto de Sines, por lo que parece justificado una autovía para su desarrollo. Más al sur está Nerva, situada a 75 kilómetros de la capital y 5.073 habitantes, que en 1960 tenía 12.883. Pertenece a la cuenca minera de Rio Tinto y limita al oeste con una zona, también, deprimida.
En el norte de la provincia de Sevilla la localidad elegida es Constantina a 87 kilómetros de su capital que en 1960 contaba con una población de 13.215 y que en 2024 tiene 5.742 habitantes. Junto con Cazalla de la Sierra, sede del partido judicial, deben potenciarse con mejores servicios públicos, en especial, la mejora y electrificación del ferrocarril Mérida-Sevilla y buenos accesos entre las localidades próximas y con Extremadura.
En el norte de Córdoba se encuentra el municipio de Peñarroya-Pueblonuevo a 79 kilómetros de su capital, que en 1960 tuvo 24.698 habitantes y ahora 10.289. Es la cabecera del Valle del Guadiato, antigua zona minera. Está situada en la carretera N.432 Badajoz-Córdoba-Granada que tiene previsto constituirse en una autovía. Más al oeste, hay que señalar a Pozoblanco, que mantiene su población en unos 17.000 habitantes. Esta localidad, creemos, que puede jugar un importante papel como polo de desarrollo en el eje de la carretera N-502 desde Talavera de Reina-Córdoba, después de un largo recorrido por la España vaciada.
Siguiendo por todo el norte de Andalucía, en Jaén hemos elegido al municipio de Beas de Segura por su lejanía a 120 kilómetros de la capital y porque ha sufrido una fuerte emigración, pasando de 15.292 habitantes en 1960 a 4.968. Asimismo, la bella ciudad de Cazorla a 90 kilómetros que tuvo 12.483 habitantes y ahora 7.012 en 10 núcleos de población y a 823 metros de altitud.
En Granada, en su parte más al norte, destaca Huéscar situada a 952 metros de altitud y a 146 kilómetros de su capital, que desde 11.391 habitantes ha bajado a 7.234. También, hemos elegido a Guadix, cabecera de comarca formada por 26 municipios, ahora con unos 18.000 habitantes, pero que en 1950 tenía 30.532. Goza de una buena situación estratégica en la carretera Granada-Almería y hacia Baza-Murcia, y con la estación del ferrocarril Almería-Granada-Madrid. Por último, en el Valle del Almanzora se encuentra Albox a 120 kilómetros de su capital, con 12.408 habitantes, aunque repartidos en 12 aldeas y, como excepción, ha visto aumentado su censo en unos 2.000 habitantes respecto al año 1960.
En los sistemas béticos y penibéticos, entre el Valle del Guadalquivir y toda la costa, hemos elegido a Alcalá de los Gazules con 5.223 habitantes y antes 11.382, situada a 58 kilómetros de Cádiz por la autovía Jerez-Algeciras en la llamada Ruta del Toro. Al norte en la sierra tenemos la localidad de Olvera a 130 kilómetros de su capital, conocida por su aceite con denominación de origen y por su belleza histórica-artística y ambiental. El municipio comprende siete núcleos de población que en 1960 tenía 11.110 habitantes y ahora 7.864.
Ya en Córdoba, en el corazón de la Sierra Subbética se localiza Priego que es una importante población de 21.826 habitantes y antes 25.737, repartidos en 25 núcleos diseminados. Cuenta con más de 30 bienes catalogados como Patrimonio Histórico-Artístico andaluz. No muy lejos, en la provincia de Jaén se encuentra Alcalá la Real, cabecera de la Sierra Sur a 1.029 metros de altitud, que cuenta con 21.581 habitantes repartidos en 18 núcleos, pero que en 1950 eran 30.000. Está situada a 71 kilómetros de su capital y en la carretera N-432 entre Granada y Córdoba-Badajoz-Lisboa que, como hemos dicho, debe convertirse en una autovía. En la misma provincia en la comarca de Sierra Mágina destaca la localidad de Jódar, declarada conjunto
histórico-artístico con 11.366 habitantes y antes 14.533, con fuerte presencia del sector agrario, grandes fincas y empleos precarios.
Al sur en la provincia de Granada y a 57 kilómetros de ésta ciudad, como área deprimida tenemos a Alhama, conocida por sus baños termales árabes con 5.657 habitantes, mientras que en 1960 eran 10.177. Al norte con parecidas características está Montefrío, declarada conjunto histórico-artístico nacional con 14.061 habitantes en 1960 y ahora 5.305, distribuidos en once pedanías. Hacia el este se encuentra Iznalloz que tenía 8.045 habitantes y ha bajado a 5.154 repartidos en nueve núcleos y que cuenta con la estación del ferrocarril de Almería-Granada-Madrid.
En las Alpujarras granadinas hemos elegido a Orjiva, cabecera y partido judicial a 53 kilómetros de la capital y con 5.674 habitantes, mil menos que en 1960. También, con mucha población diseminada que hace costoso disponer de buenos servicios públicos. Por último, ya en Almería, como cabecera comarcal hemos elegido a Berja a 55 kilómetros de la capital y un censo estabilizado en unos 13.000 habitantes repartidos en once pedanías.
Con las otras diez localidades son veinte, las cuales reúnen los requisitos para constituirse en verdaderas cabeceras de comarca. Pertenecen, en su mayor parte, a las provincias de Granada, Jaén, Córdoba y Almería y representan cerca del 70% del territorio. Por supuesto, no se trata de un número cerrado y siempre se puede añadir alguna más.
Ante esta situación, nuestra propuesta sería que, por parte del Gobierno de la Junta de Andalucía y el Gobierno de la nación, se aprobara la creación de un Fondo de Solidaridad, de carácter estratégico, de ágil gestión y bien dotado hasta 2030, con el objetivo de que estas zonas deprimidas dejaran de serlo y alcanzaran, al menos, la media del nivel de vida del resto de la región.
Para ello, además, de disponer de todos los servicios públicos, ya mencionados, habría que constituir una Bolsa de Viviendas, de las muchas casi abandonadas que existen, en colaboración pública-privada para ofrecerlas en alquiler o en venta, en especial, a los residentes de la comarca y emigrantes, una vez rehabilitadas y a un precio asequible. Por otra parte, sería muy conveniente promover la agrupación o fusión de los municipios para una mayor eficiencia en la gestión y mejor prestación de dichos servicios.
Asimismo, ese Fondo serviría para incentivar la instalación de empresas de transformación y comercialización de todos los recursos endógenos, tanto agrarios como forestales y mineros, y la promoción del turismo de calidad de tipo cultural, gastronómico y de naturaleza. Y, en su caso, para facilitar la producción de las energías renovables, biometano y combustibles, dentro de una economía circular y sostenible, que atienda en primer lugar las necesidades de la comarca y provincia, entre ellas, el autoconsumo y eficiencia energética y una potente red de distribución eléctrica, hoy muy deficitaria en estas áreas geográficas.
En definitiva, con buenos servicios públicos, vivienda, empleos dignos y ventajas fiscales, como menor precio de la electricidad o reducción de impuestos para residentes y empresas, creemos que se evitaría la despoblación y mejoraría mucho la cohesión social y la vertebración del territorio andaluz y de España.
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