Inteligencia artificial y empleo

Análisis

Web de ChatGPT
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08 de febrero 2025 - 06:25

Las investigaciones llevadas a cabo recientemente señalan una relación directa entre Inteligencia Artificial (IA) y empleo, de manera que una mayor exposición de las actividades productivas a la IA está asociada a la creación de más empleo –aunque con matices– al contrario de lo que cabría esperar y los medios de comunicación han difundido. Esta relación gana en intensidad en empleos con trabajadores más jóvenes y con mejor formación.

Esta correlación varia entre diferentes territorios en función de distintas variables. En primer lugar, la velocidad de difusión del cambio tecnológico resulta relevante. En economías con estructuras productivas que utilizan intensamente nuevas tecnologías que son cruciales para el aumento de la productividad y mejoras en la capacidad competitiva, una rápida difusión resulta de la mayor importancia para ser más competitivas frente a las competidoras.

Un segundo elemento reside en el nivel de educación de los trabajadores. Si estos llevan a cabo tareas complejas que exigen una elevada formación, podrán aprovechar la ventaja competitiva que se les ofrece. Las tareas complejas llevadas a cabo por empleados con escasa formación no funcionarán.

En mercados muy competitivos, resulta imprescindible que las empresas utilicen las tecnologías más adecuadas para poder competir con empresas líderes del sector. En otro caso, se arriesgan a desaparecer.

Por último, una legislación laboral que impida flexibilidad en la contratación representará un obstáculo para aprovechar las ganancias de productividad. Hasta el momento, no se ha encontrado relación entre los niveles salariales y exposición a las nuevas tecnologías

Distintos canales de distribución de la IA impactan el empleo agregado en las economías y los salarios reales de los trabajadores. En primer lugar, nuevos desarrollos de software, incluyendo la IA, destruyen empleo debido a la automatización de tareas. Complementan, en segundo lugar, las actividades llevadas a cabo por los trabajadores, aumentando la productividad. En tercer lugar, una combinación de ambos efectos: algunos empleos desaparecen, pero otros nuevos se crean, ya sea por la innovación o porque las viejas tecnologías reducen tanto sus precios, que su demanda se incrementa.

A lo largo de la historia, se han producido en numerosas ocasiones reacciones contra nuevas tecnologías que, en el corto plazo, destruían empleo. Uno de los casos más famosos es el de los luditas, movimiento que operó en Inglaterra a principios del siglo XIX que se dedicó al asalto de instalaciones industriales y maquinaria, en señal de protesta por la reducción de salarios y la pérdida de empleo. La evidencia empírica, hasta ahora, no es clara.

Globalmente considerado, el volumen total de empleo se incrementa como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías, pero se reducen los empleos menos cualificados. Esta evidencia es positiva para EEUU, pero no está generalizada en todos los países de la OCDE.

La construcción y medición de indicadores del progreso de la IA en la economía está permitiendo estimaciones más precisas. Lo que aparece hasta ahora es que la IA va directamente dirigida a trabajos cualificados, al contrario que los robots y otros software de carácter industrial.

Los indicadores que se han construido para una amplia representación de países europeos, permiten una mayor precisión de la exposición a la IA de distintas actividades. Uno de los indicadores se refiere a las tareas que comprende un empleo determinado. Y un segundo indicador se refiere a las habilidades –la formación– requerida para desempeñar una actividad productiva.

Los trabajos recientes llevados a cabo para los países europeos, indican efectos positivos en el empleo para ambos indicadores. Esta relación de IA y empleo en Europa, contrasta, no obstante, con los resultados obtenidos para EEUU que son, de momento, contrarios.

En conjunto, los resultados apuntan a un impacto moderado positivo, aunque es todavía prematuro prever el alcance y la aplicabilidad de esta novedosa ola de tecnologías IA y los efectos a nivel agregado de la actividad económica. Además, la asociación positiva entre exposición a la IA y empleo entre los trabajadores jóvenes y bien formados sugiere que la acumulación de capital humano y los incrementos de oferta de mano de obra de los mejor formados, continua siendo la manera de acomodar las nuevas tecnologías sin pérdida de empleo.

Los resultados obtenidos para una amplia muestra de países europeos, muestran que la IA que facilita la automatización genera un incremento del empleo. Esta relación positiva se explica por una relativamente mayor proporción de trabajadores con elevada formación y se observa en la mayoría de los países con solo algunas excepciones. La magnitud de las estimaciones varia de manera significativa entre países, reflejando diferentes estructuras económicas, el ritmo de difusión de nuevas tecnologías, la formación de los trabajadores y las normas de protección laboral.

La relación entre exposición al software y cambios en el empleo, es también heterogéneo entre los países de la UE, pero nulo a nivel agregado. Adicionalmente, los salarios no parecen afectados por la exposición al software. En conjunto, no puede identificarse una influencia significativa del software con cambios en el empleo y muy marginalmente en el empleo de mediana cualificación.

En todo caso, la relación entre IA, salarios y empleo, debe ser tomada con cautela. Las tecnologías que hemos mencionado se encuentran en una fase inicial de desarrollo, por lo que una extrapolación hacia el futuro resulta muy arriesgada. Tejemos que esperar series temporales más largas que nos permitan extraer conclusiones más robustas.

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