"Esto era una muerte anunciada"

Los trabajadores recibieron ayer la noticia "como un jarro de agua fría", aunque todos reconocían que sabían que la fábrica cerraría tarde o temprano

Teresa, una de las últimas cigarreras de Cádiz, ayer en la puerta de la factoría.
Pilar Hernández Mateo Cádiz

05 de junio 2013 - 01:00

Ayer se paró la actividad en la fábrica de tabaco de Cádiz para una reunión urgente. El responsable de producción de la zona occidental de la empresa Imperial Tobacco, Ian King, anunció a sus empleados el cierre de las dos plantas que quedaban en la capital gaditana -la de tabaco expandido y los almacenes- y, con ellas, la clausura de la factoría.

Tras la reunión, los trabajadores estaban tristes, aunque todos reconocían que se imaginaban que esto, tarde o temprano, iba a ocurrir. "Esto era una muerte anunciada, pero cuando llega el momento, no te lo esperas. Ha sido un jarro de agua fría", es lo único que nos comentaron a través de la reja del recinto dos empleadas que llevan 35 y 36 años allí. "¡Toda una vida!", comentaba una de ellas antes de decir emocionada que no podía ni hablar.

Los empleados con los que pudimos conversar la mañana de ayer lamentaban, sobre todo, la situación de los eventuales que se van a la calle "sin más", de los trabajadores de las empresas auxiliares y de los fijos menores de 51 años "que no se sabe qué va a pasar con ellos", ya que las únicas factorías de España que quedan para pedir el traslado están en Logroño y Santander. Los que no quieran desplazarse, tendrán que solicitar una baja incentivada.

Francisco Angulo cumple 53 años en noviembre. Él se acogerá a la prejubilación y ayer aseguraba que se esperaba la noticia que le acababan de dar. Este hombre vino de Sevilla, cuando cerró allí la fábrica de tabaco en diciembre de 2007, y afirmaba que "la decisión que tienen que tomar mis compañeros es muy grave porque yo me vine a 100 kilómetros de mi casa pero ahora tendrán que irse a mil kilómetros".

Este trabajador explicaba que el 30 de junio acaban el contrato los eventuales y se eliminará el cuarto turno en la planta de tabaco expandido. "Seis chavales irán a la calle y a partir de ahí, disminuirá la producción y empezará a irse la gente que tenga los 51 años, a excepción de los que ellos consideren necesarios para el desmantelamiento de la fábrica". Añadía que "esto se veía venir pero es un palo muy gordo". En su opinión, "tendrían que intervenir los poderes públicos porque esto supone el cierre de una empresa más en la Bahía, la única que quedaba".

José Gregorio también se acogerá a la prejubilación. Él lleva trabajando en tabacalera 31 años y ayer estaba "desmoralizado. Por los compañeros y también porque tres de mis hijos están empleados en las contratas y van todos a la calle, porque trabajan en exclusiva para esta empresa".

Teresa lleva 34 años en la factoría y es miembro del comité. En la puerta de la fábrica, nos contaba al mediodía que no había dormido la noche anterior. "Al anunciarnos ayer una reunión urgente, ya me imaginaba lo que iba a pasar. Además, llevaba días que no entraba tabaco. En los últimos años se han ido cerrando plantas y hemos tenido menos trabajo". Decía que le daba "mucha pena que se pierda todo esto por lo que ha sido Tabacalera y lo que ha dado a Cádiz. De nosotros comía mucha gente".

Manuel Pérez Marcos, otro trabajador también miembro del comité de empresa, declaraba sentirse "confuso, intentando digerir lo que ya me esperaba". Aseguraba que "ha sido extraño porque hemos tenido una tensa espera pero cuando ha llegado la noticia, que no ha sido una sorpresa, cuesta digerirla. Sobre todo porque hay compañeros que no tienen la misma salida. La mayoría nos prejubilamos pero en principio hay diez personas que tienen que trasladarse o pedir una baja incentivada. Y los seis que terminan ahora su contrato, hemos pedido que se queden hasta final de año. Los de las contratas también tienen un problema grave. Todo esto te deja mal sabor de boca". Reconocía que el ERE era la salida menos traumática "pero vamos a llegar a un acuerdo sólo para la plantilla, y hay muchas familias que no están ligadas a la plantilla que llevan aquí los mismos años que algunos de nosotros", lamentaba.

Este trabajador admitía que "esto era una muerte anunciada desde el año 2009 que se negoció el último ERE. Se fue muchísima gente a la calle y se cerraron dos plantas de producción, la de tabaco reconstituido y la de preparación de ligas. Sólo quedaron la de tabaco expandido y los almacenes". Para él, "se veía que esto ya no tenía mucho futuro tras la eliminación de la planta de preparación de ligas, que era la más rentable", concluía.

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