Análisis
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Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil)
Sevilla/Luis Calabozo es director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) desde 2005. Agrupa a todas las industrias que recogen la leche cruda y la transforman en leche de consumo, quesos, yogures, leche fermentada, leche en polvo y productos industriales. En España hay 1.600 establecimientos repartidos por todo el territorio nacional, con grandes empresas, medianas y pymes en pequeñas localidades. En muchos casos, son el gran centro industrial del municipio o la comarca.
¿En qué lugar está España en el mundo en cuanto a producción de leche y derivados lácteos y dentro de España, Andalucía?
España produce 7,4 millones de toneladas de leche de vaca, 490.000 de oveja y 430.000 de cabra. Es el séptimo productor de Europa de leche de vaca, el segundo de oveja y el tercero de cabra. En Andalucía, se producen 515.000 toneladas de leche de vaca, 11.000 de oveja, solo un 2% del total, y 200.000 de cabra, casi la mitad del total nacional.
¿Qué particularidades tiene nuestra comunidad dentro del sector?
Si hablamos de leche de vaca, son ganaderías más grandes y de mayor tamaño que la media. Esto es así porque necesitan unas economías de escala suficientes como para sortear las dificultades que tiene el territorio, con menos agua y un clima menos húmedo que el del norte. En leche de cabra, Dcoop es punta de lanza en cuanto a eficiencia, en un sector que en general va por detrás en cuanto a proceso de mejora, de reestructuración. Pero ha sido capaz de concentrar una producción que a veces es muy minifundista. En cuanto a precios, en leche de vaca suele ser superior en Andalucía a la media española y en cabra está en la media porque la región, al ser la mayor productora, es la que forma el precio. En Andalucía hay 300 centros dedicados a la recogida, almacenamiento y transformación de leche. En muchos pueblos es el clúster industrial, el que genera puestos de trabajo tecnificados. Y hay todo tipo de industrias, no tienen por qué ser pequeñas.
¿Qué ha pasado en los últimos años en el sector de la leche? Parece que en España los precios están más altos, incluso, que la media europea.
A raíz de la pandemia y, sobre todo, a partir de 2022, con todos los problemas geopolíticos, la guerra de Ucrania y la crisis del transporte, los precios de producción crecieron mucho y eso coincidió con un aumento de la demanda ante el temor de desabastecimiento. Eso incrementó bastante los precios, y lo lógico es que en nuestro país se hubiera producido el círculo lógico: mayores cotizaciones estimulan la producción por encima del consumo. Eso genera stocks y los precios bajan. ¿Qué ha pasado esta vez? Por primera vez en la historia la producción no aumentó, a pesar de tener el estímulos del precio. Y empezamos a tener preocupaciones a largo plazo.
¿Cuál es el análisis?
Hay un cambio de paradigma, un problema de entorno más que de precios. Tiene que ver con el relevo generacional, con expectativas que no son atrayentes para un productor. Tiene que ver, también, con la dimensión de las explotaciones, una dimensión que permita la inversión y que haga que las ganaderías están más adaptadas a producir leche de calidad, rentable y competitiva.
¿Se han quedado desfasadas las explotaciones ganaderas en España?
No diría desfasadas, pero se han quedado por detrás en la adaptación. En leche de cabra Países Bajos ha superado a España porque es capaz de producir más leche a menor precio. Está claro que hay que modernizarse para garantizar el aprovisionamiento y para eso hace falta hacer que el sector sea atractivo. Y ser el más competitivo no tiene por qué significar ser el más barato, pero tampoco el más caro. La industria tiene capacidad y potencial para crecer en función de la disponibilidad de leche.
¿En qué está notando el consumidor esta situación del sector lechero español?
En los quesos. Los nuestros siempre han sido algo más caros porque contienen más leche por kilo de queso. Pero ese diferencial se ha exacerbado y la demanda se ha desplazado a quesos de importación. Esto afecta mucho a Andalucía porque es el destino de la producción de leche de cabra. Ahora el 45% del queso que se usa en España proviene de fuera. El consumidor se ha desplazado a estos productos porque con la inflación tiene menos renta disponible y nosotros estamos obligados a producir y transformar de manera cada vez más competitiva. Tenemos que construir un sector de gran consumo en el que puede caber el pequeño a nivel local, pero sabiendo que la rentabilidad la dan los grandes volúmenes. El potencial existe, porque hasta 2022 multiplicamos por 2,6 las exportaciones de quesos en una década.
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