Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
El peso del sector de la construcción en el producto interior bruto (PIB) alcanzó el 4,76% en 2022, una proporción seis puntos inferior a la de 2006, cuando, en su apogeo, el ladrillo representaba el 10,84% del PIB, impulsado por una burbuja inmobiliaria que desató la crisis financiera a partir de 2008.
Los datos de la Contabilidad Nacional del Instituto Nacional de Estadística (INE) atestiguan que España es un país de servicios, en tanto que en 2022 representaban más de dos tercios del PIB (el 67,74%), una realidad que no ha cambiado en la historia reciente, ya que hace dos décadas esa proporción ya se movía en el entorno de 60%.
Sin embargo, la Ley 6/1998 sobre régimen del suelo y valoraciones -conocida como 'ley del suelo'- aprobada por el Ejecutivo de José María Aznar promovió la declaración de suelo como urbanizable para facilitar la promoción de nuevas viviendas, lo que impulsó al sector de la construcción en todo el país.
En 1998 el ladrillo comenzó un avance constante y su peso en la economía española experimentó un alza del 29,5% entre ese año y 2006, de forma que entre 2003 y 2009 el valor de la construcción en el PIB fue siempre superior al 10%.
Un apogeo que terminaría a finales de la década de los 2000, en medio de una crisis financiera mundial, y desde 2006 hasta su mínimo en 2022 el peso de este sector en la economía española ha caído un 56,1%.
Con todo, los expertos consultados por EFE prevén una recuperación del sector de la construcción y de la edificación de vivienda nueva los próximos años, lo cual no tiene que significar necesariamente la vuelta a una situación similar a la del 'boom' inmobiliario.
La Encuesta de Población Activa (EPA) también certifica la pérdida de peso del sector de la construcción en la economía española, en tanto que en el primer trimestre de este año solo el 6,3% de los ocupados lo estaban en este sector, mientras que en el mismo periodo de 2007 el porcentaje ascendía hasta el 13,2%, máximo histórico.
En términos absolutos la pérdida también es sustancial: en 2007 había 2,68 millones de empleados en la construcción, mientras que en 2023 son 1,3 millones, menos de la mitad.
En 2014 también se alcanzaron los peores datos de empleo en el sector de la construcción, con menos de un millón de ocupados en el ladrillo (el 5,6% del total) en un momento con una tasa de paro del 25,93 %, y si bien desde entonces ha habido una recuperación junto al resto de actividades, el total de empleados se mantiene en el entorno de los 1,3 millones desde 2021.
De acuerdo con los datos de licencias de obra del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en 2022 se construyeron 30.868 edificios residenciales de nueva planta, un 85,18% menos que en 2006, cuando se edificaron 208.487 nuevos bloques de viviendas.
El mínimo se alcanzó en 2014, con 14.991 edificios residenciales de nueva planta, y aunque desde entonces su número se ha duplicado, el nivel actual queda muy lejos de los que se registraron durante el 'boom' del ladrillo.
Además, según el INE, en 2021 había en España 3,83 millones de viviendas vacías, el 14,4 % del total.
"La tendencia va a ser de recuperación", asegura el director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres, quien confía en que en los próximos años se observará una activación del sector, ya sea porque el propio mercado cree incentivos o "porque seguramente se pondrán en marcha políticas de concesión de espacios para construcción".
En esta línea, el economista jefe del BBVA Research para España, Miguel Cardoso, señala que hay que buscar fórmulas para flexibilizar los usos del suelo para poder construir más vivienda nueva, ya que, igual que Torres, puntualiza que ese parque de viviendas vacías se localiza "en lugares donde la gente no quiere vivir", mientras que en ciudades como Madrid y Barcelona -y sus zonas metropolitanas- hay problemas para encontrar vivienda.
Cardoso apunta a "restricciones bastante importantes" en el centro de las grandes ciudades para construir, algo que, unido a la demanda existente, "impulsa hacia arriba el precio".
"Hay que hacer frente a esa demanda latente, a la necesidad de construir más, pero sin que se vea acompañado por una burbuja de crédito", sostiene Torres, quien explica que el problema en la década de los 2000 fue esa "burbuja de crédito" por la cual "personas que no iban a poder pagar compraban".
"Se generó una burbuja de créditos a hogares y promotoras que posteriormente se vio que era insostenible", resume el director de Coyuntura de Funcas, quien confía en que esa situación no se dará en los próximos años por la mayor limitación en el acceso al crédito.
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