Fernando Faces
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Energías renovables
Sassnitz/Este lunes se ha puesto en valor en Alemania la potencia del sector energético español y, concretamente, la importancia que ha adquirido en él la industria de la Bahía de Cádiz. Iberdrola ha inaugurado oficialmente uno de sus proyectos más emblemáticos hasta la fecha y uno en los que demuestra su liderazgo en el segmento: el parque eólico marino Wikinger.
Situado en las aguas del Báltico a 40 kilómetros de la costa noreste alemana, Wikinger es la primera instalación de este tipo diseñada y operada en solitario por una compañía española. El grupo que preside Ignacio Sánchez Galán ha invertido en ella 1.400 millones de euros y ha generado 2.000 puestos de trabajo en toda Europa, entre ellos los 850 del astillero de Navantia en Puerto Real, responsable de la subestación Andalucía, un elemento clave en todo el conjunto.
"Este proyecto es un claro ejemplo de tecnología puntera en el sector energético y del potencial que tiene para revitalizar la industria en Alemania, en España y en toda Europa", destacó el director general de Negocios de Iberdrola, Francisco Martínez Córcoles, en el acto de inauguración celebrado en el puerto de Sassnitz, donde se ubica el centro de operación y mantenimiento del offshore. Al acto también asistieron el ministro de Energía del estado de Mecklenburgo-Pomerania Occidental, Christian Pegel, y el presidente de la compañía de distribución alemana 50Hertz, Boris Schucht, quienes agradecieron el trabajo realizado y esperaron sacar el máximo provecho de los 25 ó 30 años de explotación que tendrá esta instalación.
La central de Wikinger fue construida en 18 meses y desde finales de 2017 suministra 350 megavatios a la red germana, dando energía renovable a unos 350.000 hogares alemanes. En sintonía con su apuesta por las energías limpias, aspecto que Martínez Córcoles reiteró en varias ocasiones en su discurso, Iberdrola explica que su funcionamiento evitará la emisión de casi 600.000 toneladas de CO2 a la atmósfera al año.
El mayor hito de esta central eólica radica en haber sido desarrollada al 100% por una empresa española, sin duda algo meritorio dadas las dificultades meteorológicas que presenta el mar Báltico, la complejidad y extensión de la instalación o las exigencias en los plazos de las autoridades alemanas. Como muestra de la envergadura del proyecto, basta con mencionar algunas cifras: se clavaron en el fondo del mar 280 pilotes para sujetar la cimentación de los 70 aerogeneradores de 165 metros de altura y se colocaron más de 80 kilómetros de cable marino para conectarlos.
Con sólo ver lo imponente que es la infraestructura queda claro el avance que supone en la ingeniería de las renovables. En la construcción de los mencionados aerogeneradores, Iberdrola contó con la empresa asturiana Windar para fabricar los pilotes de 40 metros y 150 toneladas, mientras que el astillero gallego de Navantia en Fene se encargó de las cimentaciones junto a la compañía danesa Bladt. Siemens Gamesa montó las turbinas más avanzadas en el momento de la construcción, con 5 megavatios de potencia unitaria.
Uno de los elementos clave de este parque marino es la subestación Andalucía, que comparten Iberdrola y la distribuidora alemana 50Hertz. Con sus más de 8.500 toneladas, fue construida por Navantia en sus instalaciones gaditanas de Puerto Real, como bien deja claro el escudo del municipio colocado en uno de los laterales de la plataforma. Este centro energético es fundamental en la gestión de todo el sistema y se le considera el corazón del conjunto. Se encarga de recoger la energía generada para transformarla en alta tensión y enviarla a tierra.
En la inauguración estuvieron presentes dos responsables de la realización de este equipamiento en el astillero puertorrealeño, el director de Navantia en la Bahía de Cádiz, Pablo López, y el director de programas, José Luis Viguera. Ambos mostraron su orgullo y llamaron la atención sobre el filón que supone este tipo de trabajos para la industria naval gaditana.
Iberdrola quiere liderar la transición energética a un modelo sostenible apostando por la generación eólica marina. "Wikinger representa un paso más en nuestro compromiso con la electricidad limpia. Seguiremos impulsando con fuerza la tecnología offshore", aseguró el director general de negocios de la compañía
Muestra de todo esto es que ya tiene operando una instalación similar, aunque compartida con la empresa Orsted, en el mar de Irlanda y está construyendo en el mar del Norte la que será en 2020 la central de aerogeneradores offshore más grande del mundo, la East Anglia One. Hay también otro proyecto frente a la costa de la Bretaña francesa y el que será su desembarco con esta tecnología en EEUU: la Vineyard Wind, para la que ya ha recibido autorización.
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