San José del Valle, todos contra el alcalde gigante
Elecciones municipales 2019
En este pueblo hay un alcaldable por cada 600 habitantes tras la desbandada del PP a Vox y Ciudadanos
Como todos los enterradores, Chechu es un filósofo. “Dicen que hablo con los muertos, pero cómo no voy a hablar con los muertos. Son mis colegas. Mírale (señala una lápida con una Harley Davidson grabada en el mármol), con éste me las he corrido de mil colores. Y yo ya me he salvado. Ya cumplo 55, todos se han escapado antes de los 54. Ya sólo quedo yo y hablo con ellos. Los enterradores vemos la muerte de otra manera”.
Chechu es el guardián del cementerio de San José del Valle desde que San José del Valle era una parte de Jerez. “Todo esto que ves era barro. Venía la gente a ver a sus muertos y se hundía hasta el tobillo”. Luego El Valle se independizó y también su cementerio. Y, desde entonces él ha construido un lugar, al lado de un desangelado polígono industrial de la Zona Franca, básicamente dedicado a los vulcanizados, las lunas y los motores, que está lleno de rosales y parterres floridos solucionados con material de reciclaje. El cementerio es una monada y al tanatorio de al lado no le falta un detalle, aunque tiene la cerradura forzada porque la otra noche alguien quiso entrar para quedarse con el dinero de la máquina de refrescos.
Chechu, como un preciso guía turístico, enseña orgulloso el osario en el que se encuentran los restos de los enterrados en la ermita del Mimbral, sumergida bajo el agua del embalse gigante de Guadalcacín II. “Yo traje los sacos de huesos y los clasifiqué por si venía algún familiar y les decía éste es el tuyo, éste es el tuyo. Con esas cosas no te puedes confundir”.
Ahora está ocupado viendo cómo va a ser el próximo velatorio, que ya sabe que va a ser pronto “porque es una mujer que está mal y es muy conocida en el pueblo.Ya sabes, en los pueblos en estos velatorios viene todo el mundo y hay que tenerlo preparado. Da mucho trabajo. Por aquí pasa todo el mundo, unos cien al año.La muerte es algo natural, yo la miro a los ojos. Triste, pero natural”. Y enciende otro cigarrillo y se sale a la puerta. En eso es muy estricto. Ha puesto el cartel de no tirar colillas en el camposanto “porque no veas cómo es la gente. Hombre, que está usted en en un entierro, se va a poner a fumar... Otros enterradores no se preocupan de nada, pero yo soy de los que piensa que un cementerio es un sitio para estar cómodo, a gusto, y tiene que estar limpio”.
Quizá, tras escuchar el talante reflexivo y cívico de Chechu, a uno le cuesta entender que en esta legislatura en este pueblo sólo ha habido unos pocos acuerdos plenarios tomados por unanimidad. Uno de ellos es ta placa que se encuentra en el despacho del alcalde, Antonio González, que no llega a los dos metros por dos centímetros, el alcalde más alto de España. De profesión, psicólogo sexual. La placa lucirá en una plaza del pueblo y está dedicada a un arquitecto, Jesús Bueno Posada. Una persona verdaderamente importante. “Porque aquí se llegó y se urbanizó como tirando los dados en una encrucijada entre cañadas y como quedara quedó. Mientras dependíamos de Jerez nadie se preocupó de eso y esto creció de cualquier manera. En realidad, te pones a mirar y, de acuerdo con la más estricta legalidad, habría que tirar medio pueblo. La independencia nos dio orden”, explica González.
Son independientes desde 1995, el segundo pueblo más joven de la provincia. Independentistas por tanto hasta la médula, reconocen a Jesús Bueno como el artífice del orden, de convertir las calles en un damero romano reconocible para poder llamar pueblo a lo que antes era casi asentamiento. Y en eso, ya es raro en San José del Valle, donde se pasan el día a garrotazos jurídicos con una moción de censura de por medio incluida que cambió un alcalde por otro antes de que el juez repusiera al anterior, sí estaban todos de acuerdo. Qué menos que una calle al que puso tantas.
Por lo demás, ElValle es un desacuerdo constante, al punto que se presentan siete candidatos a alcalde en una localidad con 4.400 almas. Tocan a un alcaldable por cada 600 habitantes. Si Jerez siguiera la misma proporción que su hijo independizado tendría 333 candidatos.
Puede parecer la más encarnizada rivalidad la que hay con el PP y, sin duda, lo es, llegando casi a la inquina personal en el caso del anterior alcalde del PP, Antonio García, que ahora no se presenta. El provincial del PP ha designado a Francisco Moreno para medirse (es un decir, recuerden que el alcalde mide casi dos metros) a González y esto, como en tantos municipios ha provocado una desbandada. Quizá no por Moreno en sí, sino porque ahora los que se quedan fuera tienen otros sitios a donde irse.
Así, por ejemplo, se ha encontrado Vox, sin apenas estructura en pueblos pequeños, que tenía una candidatura a tiro. Vox ha puesto de alcaldable, a Salvador Pineda, un profesor de las Salesianas de Jerez, y el resto los ha buscado Paco el Presa, hasta hace poco el único miembro de Vox en El Valle. Pero en este pueblo gusta la caza y no ha sido difícil para Paco el Presa encontrar quien se sumara a la cruzada de esta formación a favor de esta afición. Sin saberlo, he estado hablando antes con Paco el Presa y le he preguntado que por qué tantas candidaturas. “Quizá la gente no está contenta”, me ha reflexionado. El alcalde me lo niega: la gente está contentísima. Una de las cosas de las que más orgulloso está es que ha traído muchas actividades al pueblo. Veo el cartel de los toros de las próximas fiestas. Tras la corrida se promete la suelta de dos vacas “para fomento y recreo de los aficionados”.
Otros integrantes del PP, donde este partido siempre ha sido muy fuerte al contrario que en otras localidades cercanas, se han ido a las listas de Ciudadanos, pero curiosamente la candidata no viene del PP, sino del PSOE. Es Carmen Román la que ha fichado por los naranjas, que, como se sabe, pillan de los dos lados.
De Mario Diego Carbayo, el candidato de Adelante Andalucía, la confluencia de Podemos e IU, nadie sabe darme referencias en el pueblo. Me dicen que se lo han traído de fuera. Es otra peculiaridad de El Valle. Mientras en muchos pueblos de su tamaño los de IU, los comunistas de toda la vida, no han querido saber nada de esos modernos de Podemos, aquí son pablistas. Los del pueblo o los que hayan montado la candidatura, que no consigo enterarme quién ha sido.
Y, por últimos, los independientes, con Unión Vallense al frente, un partido bisagra clásico que nació con el pueblo y que perdió su función en las anteriores elecciones al no sacar ningún concejal por 17 votos. Ahora se suma Joaquín Soto, que ha creado Inciativa Participativa y se ha traído algunos familiares de fuera para la lista, me comentan.
Todo un guirigay cuando uno no puede evitar pensar que a qué discutir, si, tarde o temprano, todos visitaremos a Chechu.
Un juicio al alcalde para arrancar la legislatura
Entre los socialistas de El Valle hay optimismo sobre los resultados de las próximas elecciones. Algunos de ellos con los que he hablado hacen sus apuestas y calculan que después del casi seguro éxito de Javier Pizarro en la vecina Alcalá de los Gazules, González será el candidato socialista que mejores resultados obtendrá en la provincia. “Ya verás, más de un 50%, la mitad del pueblo como poco”. Sin embargo, ni siquiera se habrá conformado aún la nueva Corporación y Antonio González se tendrá que sentar en el banquillo. Será el próximo 6 de junio y se enfrenta a una petición de doce años de inhabilitación por no haber derribado una vivienda ilegal del pueblo y no multar a ese vecino. Visito el lugar de la discordia y me encuentro con que la construcción ilegal es un cuarto de aperos y una piscina en una barriada apartada, junto a muebles Briole, donde, aparentemente, todo tiene una pinta de autoconstrucción bastante ilegal, aunque no lo es. El alcalde afirma que se trata de un expediente caducado y que la construcción ilegal por la que le denunció el anterior alcalde del PP se encuentra en un suelo urbano consolidado.
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