1987 en El Puerto: La jet set desembarca en la Joy Sherry

Historias de verano

La ciudad congregó ese verano a la flor y nata de la crónica social, con visitas del entonces príncipe Felipe, de la Duquesa de Alba o de Tita Cervera, entre otros nombres conocidos

1995, el verano en que resucitaron el Guadalete y Los Pecos

Una imagen de la discoteca Joy Sherry, en la Carretera de Sanlúcar.
Una imagen de la discoteca Joy Sherry, en la Carretera de Sanlúcar. / D.C.
Pepe Mendoza

28 de julio 2024 - 07:00

Nunca sabré cómo tu alma ha encendido mi noche, nunca sabré como vino esta luna de miel, la luna brilla en tus ojos y con mi desvelo, besa tu suelo, reza en mi cielo, late en tu sien… Paloma San Basilio se ha enamorado hasta las trancas. Y cuenta y canta su romance allá donde va. El afortunado es un atractivo y culto rompecorazones de toda la vida, un veterano conquistador de amantes de la belleza y de la hospitalidad. En el programa La Tarde de TVE, Paloma habla maravillas de él, mientras se proyectan imágenes del Vaporcito, del Castillo de San Marcos, de la Iglesia Mayor Prioral, de la Ribera del Marisco…

Iñaki Gabilondo queda también fascinado por el carisma del galán. En su programa matinal en la cadena SER entrevista al portavoz del Patronato Municipal de Turismo, al torero José Luis Galloso y a los pintores Enrique Naya y Juan José Carrero, los Costus. Los cuatro alaban el exquisito gusto de la madrileña. El periodista afirma que “El Puerto va a desbancar a Marbella y a Ibiza del panorama turístico hispano”.

 Aunque todo el mundo se alegra del flechazo, hay vecinos leídos que piensan, como Machado, que aunque a las palabras de amor les sienta bien su poquito de exageración, también la prudencia es la madre de la ciencia. Juntos, amor para dos, amor en buena compañía, claro que sí, Paloma, pero no tanta. En la tertulia El Ermitaño, el escritor Fernando Quiñones se despachaba a gusto contra otros posibles moscones mucho menos recomendables que también le ponen ojitos al seductor de moda: “La jet set me parece una fauna no registrada por el desaparecido Rodríguez de la Fuente, perfectamente vacua, risible y dinamitable. No quisiera que El Puerto fuera víctima de la jet set y de su mundo”.

 Pero no atribuyamos a la novia toda la responsabilidad en la pérdida de la intimidad de su prometido. Ese derecho fundamental empezó a hacer agua un año antes. El 25 de julio de 1986 se inauguró en nuestra ciudad una nueva discoteca: la Joy Sherry. Fueron muchos los medios de comunicación que cubrieron el evento. La Joy imitaba a un viejo palacio del París del siglo XVIII, con un Rolls-Royce blanco aparcado delante como detalle ornamental. Los diarios recogían en sus crónicas que la principal decoración era la naturaleza, “magistralmente ordenada al más genuino estilo francés y versallés”. A la fiesta de apertura, en la que cantaron Bertín Osborne y José Manuel Soto, asistieron más de 5.000 personas. Un avión privado vino desde Madrid con más de 200 famosos: la princesa Beatriz de Orleans, Cayetano Martínez de Irujo, Paloma Segrelles, Mila Santana, Lolita Flores, Lita Trujillo, Norma Duval, Alfonso de Hohenlohe...

Tita Cervera entregando la banda de Lady España a la Duquesa de Alba.
Tita Cervera entregando la banda de Lady España a la Duquesa de Alba.

A mediados de agosto de 1987 se celebró en nuestra discoteca de moda la elección de Lady España. Era la primera vez que el certamen salía de Marbella. La agraciada fue una señora a la que la suerte le sonrió desde la cuna, Cayetana de Alba. Recibió la banda de la anterior Lady, Carmen Cervera, Tita para sus sobrinos y para la prensa del corazón. Otra mujer con una chamba increíble. El acto fue presentado por José Luis Uribarri. Actuó Rocío Jurado y asistió el presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, un filón durante años para las rimas de las agrupaciones carnavalescas que no pasaban de las preliminares. A pesar de los precios, la entrada costaba 2.800 pesetas y la entrada con cena 8.500, acudieron más de un millar de personas. La zona VIP estaba llena de más gente con potra: María Vidaurreta, Marta Chavarri, Sandra Domecq… También asistieron cuatro de los hijos de la proclamada dama: Cayetano, Jacobo, Eugenia y Fernando.

 El Príncipe de Asturias, que gracias a una promoción interna hoy es el rey Felipe VI, vino a regatear a El Puerto por primera vez. No al mercadillo de los martes, sino a las aguas de Cádiz. Se alojó en el Hotel Melia Caballo Blanco. Cenó en el Club Náutico y se tomó las copas, a cuerpo de futuro rey, en el pub El Convento, el garito de moda.

 Desde mediados de julio funcionaba a pleno rendimiento Aquasherry Park, el parque acuático que se acababa de inaugurar en la cuesta del Toro. Algunos medios de comunicación lo situaban en Jerez de la Frontera, como a la playa de Valdelagrana. Carmen Flores, en una actuación conjunta con su hermana Lola en la Joy Sherry, se pasó media noche dándole gracias a la vida. No por haberle dado tanto, sino por darle dos luceros que cuando los abría no distinguían El Puerto de Jerez. Un funcionario del ayuntamiento subió al escenario para sacarla de ese grave trastorno de la orientación. Fue la Faraona la que rectificó: “Buenas noches, querido Puerto de Santa María, que le estáis quitando el mérito a Marbella”.

 Pero nosotros no queríamos restarle méritos a nadie. Y mucho menos de esa naturaleza. Nos conformábamos con que dejaran de restarnos empresas. Nuestros barcos, por ejemplo: de 1973 a 1986 perdimos la mitad de la flota. 1987 fue un año horrible. Cerró la fábrica de botellas de vidrio VIPA. Desapareció la firma bodeguera Cuvillo. La industria conservera se quedó sin Conservas del Sur. Nos quedamos también huérfanos de cines: cerró el último que nos quedaba, el Central Cinema. Estábamos de moda, sí, pero asistíamos indolentes y resignados a la demolición inmisericorde de nuestro patrimonio histórico, de nuestras industrias, de nuestra cultura.

 Por suerte, se cumplió el deseo del añorado Quiñones y de una parte importante de los nativos del lugar. La jet set dejó de mariposear por estos lares. Volvió a su exhibicionismo indoloro, a su frivolidad insultante en Marbella e Ibiza. A veces el destino, también el turístico, hace bien su trabajo. Treinta siete años después, el romance de Paloma San Basilio con su pareja continúa viento (de levante y de poniente) en popa. Su novio, pese a los achaques de la edad y a la falta de cuidados, sigue en buena forma, exhibiendo el innegable encanto de la decadencia, la elegancia de esos amantes heridos por la nostalgia del tiempos mejores.

 Al final de aquel verano de 1987 sonaba en los 40 Principales, como una profecía tenebrosa, “Corazón de neón”, de la Orquesta Mondragón. La ciudad donde vivo ha crecido de espaldas al cielo, la ciudad donde vivo es el mapa de la soledad.

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