El Alambique
Libertad Paloma
Como en casa
Los propios habitantes del Barrio Alto no se ponen de acuerdo a la hora de hablar de los orígenes de la degradación social que sufre la zona, y que se va extendiendo hacia barriadas limítrofes como Los Milagros y la Inmaculada. Algunos hablan del abandono al que está sometido el barrio por parte de las autoridades locales desde hace años, sin interés en mejorar la calidad de vida de sus vecinos. Otros mencionan el tristemente famoso mercado de la heroína, ubicado en los pisos de José Antonio (junto al cementerio), como causa principal de la inseguridad y el deterioro del barrio, que hace que el único negocio rentable y legal sea la venta de papel de plata para los toxicómanos. Incluso, hay quien dice que el Barrio Alto ni está deprimido ni es conflictivo, salvo en puntos muy concretos, sino que son los medios de comunicación los que han creado una mala imagen difícil de borrar, por muchas actuaciones de mejora que se lleven a cabo.
Sea como sea, lo cierto es que apenas se ve gente paseando por las calles Zarza o Cruces, ni turistas acercándose a los tradicionales patios de vecinos para guardarse una imagen típica de El Puerto. Y eso que se trata de una parte más del centro de la ciudad.
Luis, regente del bar Los Patios en el popular callejón Espelete, dice que "esto no es el Barrio Alto, sino un barrio de lo más bajo". Para él, la culpa de la situación de abandono que sufre la zona la tienen los gobernantes, sin distinguir las siglas a las que pertenecen, por haber invertido durante décadas en arreglar toda la ciudad, olvidándose del "saco donde todo cabe". Ante la pérdida de los millones de euros que se iban a destinar a mejorar el barrio, Luis es claro y tajante: "no hace falta tanto dinero, sino motivación, no sólo de los vecinos, sino de las autoridades, para arreglar las calles", aunque reconoce que ha habido muchos vecinos luchadores que han acabado cansándose de reclamar, tras ver que los políticos se centraban en las calles más rentables, política y económicamente hablando.
Sin embargo, para Abdelhadi Raddad, a cargo de un ultramarinos, la solución de los problemas del barrio está en la creación de una comisaría junto a la ermita de Santa Clara. "Con una policía permanente en la zona, se evitaría en gran medida la venta de droga en José Antonio". Como Abdelhadi piensan otros comerciantes de la zona, que ven que el único problema de fondo es la situación que provoca el consumo de heroína. Sin esta desgraciada droga, el barrio mejoraría su imagen y su calidad de vida, pues se eliminaría de forma radical la delincuencia e inseguridad que genera la violenta necesidad de muchos drogadictos. Es lo que opina una sudamericana que atiende en un bar de la zona. "Lo que no es justo es que metan en prisión a inmigrantes que trabajan sin papeles y dejen libre a un toxicómano que le parte la cara a su compañera en plena calle", añade. "La gente no viene a esta zona porque le da miedo", apunta por otro lado Beatriz, que lleva 25 años al frente de una mercería en la calle Zarza.
También es lamentable la situación de abandono que sufren muchas viviendas en ruinas, o los solares que se convierten en 'chutaderos oficiales' y en un riesgo para los vecinos más pequeños, que juegan en su interior a falta de parques infantiles y otras zonas de recreo.
Pero hay otros vecinos que ni siquiera quieren opinar sobre la situación del barrio. "Es una cuestión que deben estudiar y resolver los políticos, que para eso se les paga", apuntan en una papelería de la calle Ganado.
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