El Barrio mantiene vivo su idilio con El Puerto

Pues el Barrio lo volvió a hacer. El artista gaditano José Luis Figuereo, Selu para sus seguidores incondicionales, se puso el mundo por sombrero y cosechó un gran éxito en el concierto que ofreció en la noche del martes en la Plaza de Toros de El Puerto, dentro del Cabaret Festival que organiza la empresa Concertour.

El Barrio es quizás el artista que más veces ha actuado en la Plaza de Toros de El Puerto, ya que lo hizo en 2010, 2012 y 2016 y ahora nos ofrece una doble cita, ya que este miércoles repite sobre el escenario instalado en el coso portuense.

Desde bastante antes de las diez de la noche ya se podía ver a muchos grupos ataviados con el característico sombrero negro que es desde 1996, cuando emprendió su carrera musical, santo y seña del cantante.

A las diez de la noche, puntual, comenzaba un concierto que se prolongaría durante más de dos horas y media, en una cita en la que Selu no parecía tener prisa por irse.

Las entradas para el concierto llevaban meses agotadas y entre el público había no solo seguidores oriundos de la Bahía, sino también de toda la geografía española, aprovechando las vacaciones de verano y el puente festivo.

Con camisa blanca, chaleco negro y corbata rosa, además de su sombrero, El Barrio abrió el concierto con la canción Amores maníos, de su nuevo trabajo, y Ven a mi Pozo, saludando al respetable y dedicando unas letrillas al Puerto. "Gaditano soy porque lo siento y lo canto", enfatizó como declaración de intenciones, ante un público entregado desde primera hora.

Tras interpretar El último adiós, también del nuevo disco, se arrancó por bulerías en un ambiente de fiesta, para seguir con otras dos canciones de Atemporal, Vamos niña un poquito y Niña del Viento.

Aunque su nuevo trabajo salió al mercado en diciembre, sus más fieles barrieros cantaban todas las letras, mientras en la pantalla situada tras el escenario se iban sucediendo distintas imágenes.

Durante todo el concierto se fueron sucediendo las interactuaciones con el público, mientras sonaban temas nuevos y antiguos, como Mi amor o Poeta de versos torcidos.

Entre palmas y jaleos se fueron sucediendo otros temas de distintas épocas, como Me voy al mundo o la peculiar Qué arte no, entre ritmos reggaes.

Su tema Curandero, con el batería ataviado con la camiseta de Cádiz tocando el cajón, fue muy aplaudido, y poco después El Barrio dejaba el escenario durante unos minutos para cambiarse de ropa, para salir de nuevo con una camiseta negra.

La fiesta continuó entrelazando temas de ahora y de antes, y aprovechando la indumentaria de su batería Selu improvisó el himno oficioso del Cádiz que hiciera famoso la chirigota La familia Pepperoni, de Manolito Santander, para delirio del público.

El Barrio le dio a todos los palos y se lanzó con la guitarra acústica primero, después con la eléctrica, y estuvo acompañado en uno de los temas por Reyes, que le hace los coros en algunos de sus temas. Se le notaba a gusto. Tras interpretar A veces, del nuevo disco, alguien le lanzó una gran bandera de Andalucía y se envolvió en ella, cantando así El danzar de las mariposas.

Tras este tema el artista se puso la bandera sobre los hombros y aseguró que "esta indumentaria me representa, porque ante todo soy gaditano y andaluz". Y para demostrarlo cantó, con gran sentimiento y a capela, Andalucía, el origen, para hacer tras ella un amago de marcharse. Pero no, quedaba el fin de fiesta y entre palmas y peticiones del público fue enlazando trocitos de algunos de sus temas más conocidos, como Pa´Madrid, para delirio del respetable.

También interpretó una canción de sus comienzos, Canta el barrio, que no suele cantar en los conciertos, dedicada al Nazareno de Santa María, dedicándosela a una de sus hijas que estaba presente en el concierto.

Y como todo llega a su fin, tras interpretar El licenciao y presentar a su equipo se marchó entonando "la canción que nos define, la que nos une", ese Somos los barrieros, que el público le había pedido a voz en cuello momentos antes, y que es ya todo un himno para su legión de seguidores.