Cien años desde la calle Cielo

San Joaquín celebró ayer el centenario de su creación como parroquia con una eucaristía pontifical presidida por el obispo de Jerez, José Mazuelos · Fue la segunda en constituirse en la ciudad

El obispo junto al resto de sacerdotes que participaron en la pontifical.
El obispo junto al resto de sacerdotes que participaron en la pontifical.
E. M. Cañas / El Puerto

02 de noviembre 2011 - 01:00

Un 1 de noviembre de 1911 echaba a andar la segunda parroquia en constituirse en la ciudad, la de San Joaquín. Meses antes, el por entonces arzobispo de Sevilla (del que dependía la ciudad), Luis Salcedo y Azcona, había decretado su constitución y nombraba a su primer sacerdote, Don Salvador. Desde entonces, seis personas han estado al frente de esta feligresía que ayer cumplió 100 años y que celebró esta festividad con una eucaristía pontifical presidida por el obispo de Jerez, José Mazuelos.

Fue el acto central de una conmemoración que la parroquia ha decidido que fuera modesta pero llena de contenido, tal y como son los rasgos de este céntrico templo. Meses atrás se organizó un 'Corpus chico', con carácter extraordinario, que recorrió varias calles de la feligresía visitando las órdenes religiosas que en ella radican como son las Comendadoras del Espíritu Santo y los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle). Asimismo, se ha elaborado un libro sobre la historia de este templo que ha sido escrito por Luis Alba Medinilla. Y ayer se celebró esta eucaristía presidida por el prelado jerezano.

En su homilía, Mazuelos entrelazó la festividad de Todos los Santos, que se conmemoraba ayer, con todos aquellos "santos anónimos" que han contribuido a que San Joaquín haya cumplido 100 años. "Hoy en día hay una carencia de sentirse pueblo, fruto del individualismo que impera. Pero ante esto hay una parroquia donde hay hombres y mujeres que se sienten hermanos", agregó.

En el momento de las ofrendas, hubo varios guiños para la historia de este templo. Además del pan y el vino, se llevó al altar una cesta con unos ladrillos que pretendían simbolizar que una parroquia es una edificación que nunca acaba. Mientras, Manuel Girón, antiguo sacristán de la Prioral y encargado de su archivo, además de estar muy vinculado a San Joaquín, ofreció al primer libro de bautismo que se elaboró en la parroquia.

Se tiene constancia de que San Joaquín, como templo abierto al culto, comenzó a funcionar en el siglo dependiendo de la Compañía de Jesús. Pero, tras la expulsión de esta congregación, pasó a depender de la única parroquia que había por entonces en la ciudad, la de la Virgen de los Milagros (la conocida como Prioral). Poco a poco su importancia fue creciendo pasando de una ermita (que, al parecer estaba situada en lo que hoy es la casa del sacerdote) a un centro parroquial donde ya se veneraba al Santísimo Sacramento. Ya en 1911 se constituyó como parroquia estableciendo su delimitación para toda la zona norte de la ciudad. El templo, tal y como hoy se conoce, fue fruto de diversas ampliaciones que se fueron haciendo a lo largo del pasado siglo. En 1970, con la creación de la parroquia de San José Obrero, se redujo su feligresía. A día de hoy su perímetro comprende una parte del centro histórico.

Desde hace 16 años San Joaquín está dirigida por Guillermo Camacho Negreira, quien, en su agradecimiento final en la pontifical de ayer quiso recordar no sólo a sus predecesores (destacó especialmente a Manuel Salido, quien fue sacerdote de San Joaquín en la Posguerra) sino también de los llamados anteriormente coadjutores (ahora denominados vicarios) como Manolo Santos o Rafael Zambrano, entre otros.

La parroquia, en la actualidad, cuenta con diversos movimientos como catequesis para niños y adultos, el camino neocatecumenal y hermandades (es sede canónica de las penitenciales de Flagelación y Veracruz así como de la filial del Rocío).

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