El pleno de Diputación abordará el naufragio del pesquero portuense Domenech de Varo

Aniversario de una Tragedia

Los familiares de las víctimas del trágico suceso ocurrido en la costa de Lanzarote proponen a la institución provincial exhumar los cuerpos de cinco marineros enterrados en Arrecife para identificarlos

Cinco lápidas sin nombre y 50 años de olvido

El presidente de la asociación, José Manuel Pose (Izq), junto a Luis Moreno, en Lanzarote, donde han recabado la documentación.

En el Cementerio de San Román, en la isla canaria de Lanzarote, hay cinco lápidas sin nombre. Corresponden a cinco marineros de la provincia de Cádiz que iban a bordo del pesquero Domenech de Varo cuando este naufragó en un lugar de la abrupta costa de la isla, en la Hondura de Mala, no muy lejos de Arrecife, la capital, hacia la que se dirigía el barco averiado a merced de la tormenta cuando sobrevino la tragedia, que lo lanzó contra las rocas, destrozando el pesquero y dejando tan sólo dos supervivientes de una tripulación de doce marineros.

La tragedia ocurrió el 6 de febrero de 1973, en enero pasado se cumplieron 50 años de este triste aniversario, que dejó desoladas a diez familias de El Puerto, Sanlúcar, Cádiz y Barbate. El pesquero había salido de El Puerto de Santa María y tras hacer escala en Ceuta para repostar se dirigió hacia los caladeros de la costa Atlántica Norteafricana. De los doce marineros que iban en el pesquero, sólo dos de ellos se salvaron ganando la costa tras hundirse el barco, dos cuerpos fueron identificados y ocho hombres se dieron por perdidos en el mar, según las noticias que llegaron en aquel entonces a la provincia de Cádiz.

Sin embargo, una investigación realizada por uno de los hijos de los desaparecidos, el portuense Francis Roselló, en colaboración con la Asociación por la Memoria Histórica y Pesquera de Lanzarote, dirigida por Luis Moreno, desveló recientemente que la información que se trasladó a la Península era inexacta, ya que en realidad de los diez tripulantes fallecidos se recuperaron ocho cuerpos, tres de los cuales fueron identificados y otros cinco no se pudieron identificar, siendo enterrados en el cementerio de Arrecife, en cinco nichos encalados.

El suceso se cubrió con un manto de silencio, ya que aunque la prensa Canaria era informada y publicaba cada vez que aparecía algún cuerpo, en la Península nunca se dio a conocer el número real de desaparecidos, que en verdad fueron sólo dos marineros.

Siete familias no pudieron hacer el duelo entonces ni llevar flores a sus seres queridos, al creer durante años que sus familiares yacían en el mar, pero al conocer la existencia de estos nichos sin nombre a principios de febrero de 2023, a raíz de un reportaje publicado en Diario de Cádiz, constituyeron la Asociación de Familiares y Amigos de las Victimas del naufragio del Domenech de Varo, presidida por José Manuel Pose.

Son ellos quienes tras una investigación probatoria realizada en Lanzarote, en la que el presidente de la entidad ha recabado las pruebas, han planteado a la Diputación Provincial de Cádiz una moción, que ha sido recogida por la diputada Carmen Álvarez, de Izquierda Unida de Sanlúcar (la ciudad con la mayor Cofradía de Pescadores), que se abordará el próximo miércoles, día 26, en el último Pleno de la institución en la actual legislatura.

La moción recoge los antecedentes y cómo éstos surgen a raíz de un intento de los familiares de rendir homenaje a los fallecidos en el 50 aniversario del naufragio. Fue entonces cuando conocieron que las autoridades de la época "jamás avisaron a las familias afectadas" de que existían esos cinco cuerpos enterrados y sin identificar en Arrecife, dándose el caso incluso de que sus esposas "han fallecido con el dolor de pensar durante toda la vida que los cuerpos estaban sumergidos en el mar".

La zona de la costa de Hondura de Mala, en la isla canaria de Lanzarote, donde embarrancó el pesquero portuense Domenech de Varo.

La Asociación ha cuantificado en unos 15.000 euros la cantidad necesaria para realizar la identificación y trasladar los restos a sus localidades de origen, de manera que la finalidad es llevar a cabo todos los trámites necesarios con organismos y autoridades competentes "para lograr la identificación de los restos pertenecientes a los cinco cuerpos recuperados, mediante análisis de ADN, requiriendo para ello el apoyo y colaboración de las distintas administraciones públicas e Instituciones, incluso, de la Autoridad Judicial, en el desarrollo de dicho proceso de identificación".

La Asociación de familiares ya ha presentado en el Área de Sanidad y Cementerio del Ayuntamiento de Arrecife, la solicitud de autorización para la exhumación de los nichos 70, 72, 73, 75 y 76 del cementerio de San Román para la obtención de las muestras para las pruebas genéticas.

Entre los miembros de la Asociación "hay gente muy humilde que tendría que esperar otros cinco años" para poder ahorrar los gastos que ello implica. Por este motivo han iniciado una campaña para recabar ayuda, ya que, señala la moción, "hay una responsabilidad moral por parte de las administraciones".

"Lo lógico es que desde los Ayuntamientos de El Puerto, Sanlúcar, Cádiz y Barbate, localidades de origen de los marineros; así como desde la Diputación de Cádiz e Instituto de la Marina, se lleven a cabo las aportaciones económicas necesarias para poder sufragar estos gastos y que los familiares puedan cerrar esta honda herida", añade.

La partida económica de Diputación se destinará, en caso de aprobarse, "a sufragar parte de los gastos de las pruebas de exhumación, pruebas de ADN, así como traslado de los restos mortales a cada uno de los municipios de origen de los marineros".

El barco Cristo de la Expiración, muy similar al Domech de Varó.

El presidente de la entidad, José Manuel Pose, ha querido aclarar que "no reclamamos nada. En caso de que lo hiciéramos estaría prescrito", aunque sí quieren "destapar la cruda realidad" y que se haga "lo que no se hizo en su día, identificar a los marineros muertos para que sus familias puedan saber donde están sus restos".

María del Mar Rodríguez, vecina de Sanlúcar, perteneciente a la asociación, no conoció a su padre. Él la vio nacer, se despidió en el hospital y a los once días murió en el naufragio, con 23 años de edad, doce meses después de casarse. "Nunca pensé que tendría más vínculo con él". Ahora, 50 años después, "podrá sanar una parte de su pena".

"Cada uno de los afectados tenemos un 70 por ciento de posibilidades de que nuestro padre esté en alguno de esos cinco nichos y un 30 por ciento de que sean los dos que realmente desaparecieron en el mar. Pero queremos correr el riesgo. Hasta ahora teníamos un cero por ciento de posibilidades", ha confesado el presidente de la asociación a la agencia Efe.

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