Si Pepe levantara la cabeza...
Opinión
Tras el susto de su robo hace unos meses el busto de Pepe el del Vapor vuelve a presidir la avenida de la Bajamar, como homenaje a toda una vida dedicada a mimar al Vapor, esa pinturera embarcación que se convirtió en emblema turístico de El Puerto y que quedó inmortalizada para siempre en el célebre pasodoble de Paco Alba.
Ante el busto de Pepe discurre la vida de la ciudad y se acometen las obras de construcción del nuevo paseo fluvial, con el que la ciudad busca abrirse al río y recuperar esa conexión con sus raíces marineras.
Pero qué pensaría Pepe si levantara la cabeza y viera en qué estado se encuentra su Adriano III, después de doce años de aquel fatídico accidente ocurrido el 30 de agosto de 2011, cuando la embarcación se hundía en el muelle de Cádiz.
Ríos de tinta se han escrito sobre el barco, sobre sus planes de recuperación, sobre su adquisición por un particular primero y sus intentos de darle una segunda vida, que chocaron contra la estéril burocracia y quedaron en nada.
La nave, declarada Bien de Interés Cultural (BIC), es hoy propiedad de una asociación sin ánimo de lucro que no sabe ya qué hacer para involucrar a las autoridades en algún proyecto de recuperación de la dignidad del barco, si no para que vuelva a navegar, que es imposible, al menos para que sirva de testimonio de lo que fue en algún momento para El Puerto y para la Bahía.
Doce años lleva el Vapor pudriéndose al sol en la avenida de la Bajamar, en el antiguo varadero Guadalete, sometido a un escarnio que no se merece. Encima ahora las obras del paseo fluvial han construido una pasarela a su alrededor para poder verlo mejor. ¿De verdad alguien quiere ver cómo se sigue cayendo a pedazos este emblema portuense? ¿No sería mejor haberlo retirado hace años a un lugar fuera de las miradas hasta ver si era posible su réplica? El Vapor no se merecía esto.
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