El Alambique
Belén Domínguez
El río que nos lleva
Obras del paseo fluvial en El Puerto
Las obras de futuro paseo fluvial siguen avanzando y aunque el primer tramo de los trabajos discurrirá a lo largo del Parque Calderón, hasta la Plaza de las Galeras, ya se están realizando también los preparativos de otros tramos como el que afecta al antiguo varadero Guadalete, en la avenida de la Bajamar, donde se encuentra el vapor Adriano III.
Las máquinas han derribado el muro que separaba el viejo varadero del aparcamiento de Bajamar II, un muro realizado en 2019 por el colectivo El Hervidero y con el que se rendía homenaje a las mujeres obreras portuenses. Las máquinas ya han derribado ese muro y también el que daba a la avenida de la Bajamar, retirando también la antigua reja existente. Tan solo ha quedado en pie un pequeño trozo del muro que sirve de caseta para guardar herramientas y sostener algunos cables.
De este modo el Vapor queda ahora totalmente a la vista, protegido tan solo con una fina malla metálica desde la Bajamar y de momento al descubierto en la parte que linda con el aparcamiento en superficie.
La asociación portuense El Vaporcito, propietaria de la nave, no tiene conocimiento de qué ocurrirá con el barco en adelante, si va a permanecer en ese mismo lugar mientras duren las obras o si se va a retirar a algún otro lugar. Sí se sabe que el proyecto de las obras contempla la construcción de una pasarela que en el futuro rodeará a la embarcación, para que quienes paseen por la zona puedan contemplar el barco, aunque ahora mismo su estado no invita precisamente a la contemplación ya que hay incluso quien se ha dedicado a realizar pintadas en la madera de la emblemática nave.
Hace algunas semanas, a preguntas de este periódico, desde el Ayuntamiento se indicó que la actual ubicación del Vapor “no interfiere” con los trabajos del paseo, ya que se planteaba su permanencia en el espacio que ocupa actualmente, a la espera de la construcción de la futura pasarela prevista.
Quizás este vapor “al desnudo” sirva para acelerar los trámites necesarios para que se ponga en marcha la restauración de la motonave, ya que exhibir su lamentable estado no ayuda a elevar el orgullo ni la autoestima de los portuenses, que verán a diario los restos de la nave en su cruda realidad.
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