Vecinos de la zona de Jardín de Cano piden que no se relaje el control de la prostitución
Los afectados recuerdan que las familias sufren sus efectos y que en la zona hay un centro de enseñanza
Vecinos de Jardín de Cano, calle de la Rosa, barriada de la Vid y zonas adyacentes han defendido la Ordenanza de Convivencia, cuya derogación reclama la asociación Pro Derechos Humanos.
Los vecinos han recordado que dicha Ordenanza recoge que son infracciones graves "la solicitud o aceptación por el demandante de servicios sexuales retribuidos en zonas de tránsito público en lugares destinados a su uso por menores, como centros educativos, parques infantiles o espacios de ocio accesible a menores de edad, o cuando estas conductas puedan generar un riesgo para la seguridad vial". Ambas circunstancias se producen en la zona de Jardín de Cano y La Rosa, que está junto al colegio de La Salle, y donde los vehículos circulan a cualquier hora en demanda de servicios sexuales.
Los vecinos piden a las autoridades municipales que no bajen la guardia en el control de la prostitución en dicha zona del Barrio Alto. Además, rechazan la posición de la asociación Pro Derechos Humanos, que ha criticado el "acoso y derribo" que a su juicio se ejerce sobre las prostitutas: "El hipotético derecho de las trabajadoras sexuales no es ponerse en la esquina que les venga en gana, sino no ser explotadas por parte de otros", afirman.
Los vecinos defienden además los derechos de los menores, y señalan que "nuestros hijos deben crecer en un entorno donde se respete su derecho al descanso nocturno y durante el día no tienen que ser espectadores de este tipo de mercadeo", en alusión a los servicios sexuales que se ofrecen en la calle. "La calle tiene que ser un espacio libre y no estar a merced de este tipo de elementos que distorsionan la vida normal y obligan al vecino a encerrarse en su casa para no tener que presenciar con su familia situaciones sumamente desagradables", denuncian. Los vecinos afectados, que soportan los efectos de la prostitución, invitan a la asociación "a que lleven este mercado a la puerta de sus casas para que sus hijos y familiares puedan experimentar de primera mano la presencia de esas señoritas en la esquina mientras los niños o chicos jóvenes acuden al colegio, los ruidos producidos por los coches que dan vueltas durante la noche, o las voces a altas horas de la madrugada y las peleas y discusiones".
Finalmente, los vecinos instan a Pro Derechos Humanos a que trabaje con asuntos sociales para poder erradicar este problema, "pero tengan en cuenta que nosotros también somos víctimas de la situación. Detrás de la prostitución se esconden otros problemas como el tráfico de drogas, el maltrato y el abuso. Hagan respetar sus derechos, pero no olviden que sus derechos terminan donde empiezan los nuestros", concluyen.
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