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El Puerto es una ciudad estrechamente ligada al mundo del vino y desde hace años se viene trabajando, por parte de algunas entidades locales, en el impulso a unas instalaciones museísticas que alberguen un espacio en el que ofrecer a los visitantes todos los elementos relacionados con la historia, el proceso productivo y la cultura vinícola.
Dos entidades portuenses, el Ateneo del Vino y la asociación Betilo han unido sus fuerzas para sacar adelante un proyecto que en los últimos días han presentando al Ayuntamiento portuense y a las bodegas del Marco, contando con un amplio apoyo.
Firmas como Osborne, Caballero, Gutiérrez Colosía y González Obregón han firmado ya cartas de apoyo personalizadas al proyecto, mientras que una representación mayoritaria de viñistas con tierras en el término municipal de El Puerto de Santa María también mostraron su apoyo en una reunión mantenida con ellos por parte de las entidades promotoras.
Como se explica en la memoria del proyecto, la propuesta de crear un Centro de Difusión de la Cultura del Vino Fino en El Puerto se fundamenta en la conveniencia de difundir los diferentes aspectos de uno de los vinos más singulares producidos en el mundo. El vino es una bebida que tiene una componente cultural como ninguna otra y ha acompañado desde sus inicios al ser humano en sus ritos religiosos, sociales y comunicativos y está asociado indisolublemente a nuestra cultura. La peculiaridad del vino Fino reside en su crianza bajo un velo de levaduras de flor que interactúan con el vino y le confieren un estilo y unas propiedades organolépticas únicas. Esto constituye una rareza enológica por lo que es considerado por los expertos como una joya de la vitivinicultura mundial. Pero la naturaleza tan peculiar de este tipo de vinos ocasiona que no sea lo suficientemente conocido ni apreciado por los no iniciados en el mundo del vino.
Las dos entidades promotoras consideran que “de entre los cascos bodegueros que serán cedidos al Ayuntamiento como Servicios de Interés Público y Social durante el desarrollo del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico y su Entorno (Peprichye), el que presenta las mejores condiciones para la instalación del Centro es la conocida como Bodega Cuesta, en la esquina de las calles Palacio y San Bartolomé”.
Su elección se basa en argumentos como el que cuenta con una estructura y materiales de construcción de bodega tradicional acordes al uso que se le pretende dar, con una superficie de unos 700 metros cuadrados muy adecuada para albergar los contenidos previstos.
“Su ubicación en pleno centro histórico contiguo a otro conjunto de bodegas que serán destinadas a servicios turísticos terciarios evita su aislamiento, y por último, se encuentra muy próxima al núcleo bodeguero histórico del Campo de Guía”, se explica.
El Ayuntamiento de El Puerto ya conoce esta iniciativa y ha pedido que se redacte un proyecto detallado que permita su instalación futura, cuando se ejecute el Peprichye y se pueda contar con el citado casco de bodega.
El futuro museo se plantea como un centro cultural abierto a la sociedad, especialmente a niños y jóvenes, que ofrecerá a los ciudadanos una exposición permanente de sus contenidos y actividades diversas relacionas con la cultura del vino Fino.
Como producto turístico-cultural, el proyecto se plantea como oferta complementaria a la de las empresas vinateras de El Puerto y Jerez, principales ciudades criadoras de vino Fino, y fomentará las visitas a las bodegas, “por tratarse de los auténticos espacios de crianza del vino Fino y constituir una de las principales manifestaciones de la cultura de este singular vino”, se indica en el proyecto.
Este enfoque cultural enriquecería también la oferta de turismo cultural de El Puerto, ampliándola a todo el año y reduciendo su dependencia tan marcada del turismo veraniego.
Por otra parte, la dimensión del museo como recurso didáctico se considera fundamental para dar a conocer de manera científica y atractiva a adolescentes y jóvenes (a quienes los productores no pueden llegar fácilmente) esta importante manifestación del patrimonio cultural, historia y economía actual. Las visitas didácticas para estudiantes de los diversos niveles educativos serán una de sus principales actividades, según las intenciones del proyecto.
En cuanto al modelo expositivo previsto, el Centro de difusión de la cultura del vino Fino se plantea como en centro interactivo y dinámico que ofrezca a los visitantes, de todas las edades, una experiencia instructiva y agradable.
Por lo que respecta a los posibles modelos de organización y financiación, se barajan varias posibilidades para su gestión, como una concesión a una empresa, la creación de una fundación con participación de todos los agentes interesados, o la gestión directa por el Ayuntamiento o una empresa municipal.
Acerca del calendario de implantación, se plantea en el primer quinquenio de desarrollo del Peprichye, después de la cesión de la bodega Cuesta al Ayuntamiento y dependiendo de la consecución de los fondos necesarios para su instalación.
En principio el plan de negocio estima necesaria una inversión de entre 750.000 y un millón de euros para la puesta en marcha de este nuevo recurso cultural.
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